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"Pa' arriba como leche hervida"

"Todos los años enfrentamos desafíos. Más bien todos los días: el desafío de pensar qué sacamos en el diario de mañana; el desafío de tener noticias interesantes en el portal, para la toma de decisiones y para mantenerlos informados...”

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Manuela García Pintos.

Hasta los cuatro o cinco años vivíamos en el campo; en el medio del campo. En ese entonces todavía éramos dos hermanos y, a la noche, no abundaban las actividades recreativas. Tele había, pero en blanco y negro y sin dibujos animados para entretener a los críos. Fue así como papá nos empezó a dibujar. Pero siempre era lo mismo: un caballo.

Aquello era un espectáculo ante los ojos de un niño. El hombre tenía la mano de Dios. Era el mismísimo Picasso de la cuarta de Lavalleja. Antes de cenar, lo rodeábamos en la mesa del comedor de la estancia vieja y empezaba a dar las primeras puntadas del boceto fenomenal.

Dibujaba el lomo, la crin larga y peinada, el hocico, los vasos… seguía por el recado, las riendas bien trenzadas, los estribos… pero llegaba el momento en el que, fugazmente, aparecía un pato. Era un pato con sombrero. ¡Un pato con sombrero arriba de un caballo reluciente!

¡Qué rabia que nos daba! Era una atrocidad de la naturaleza ver un pato con sombrero arriba del caballo. Era una obra de arte destruida, sin valor ninguno. Inmediatamente empezaban las peleas, los llantos... Cuanto más furia más fuerte era la carcajada de aquel hombre que pasaba a ser nuestro principal enemigo. Mamá llegaba a mediar la situación ya con la comida pronta y al poco rato ya estábamos acostados, furiosos.

Cada pocas noches era la misma historia. Siempre teníamos la esperanza de que una, solamente una vez el dibujo no tuviera al pato postrado en el lomo del soberbio cuadrúpedo.

Más de 20 años después, en una tarde de este abril, tras la inseminación de ovejas en los corrales, se revivió la historia. El hijo más chico del capataz, de unos tres años de edad, le pidió a papá que le dibujara el famoso caballo. Según me contó, dos por tres le pedía al artista el gran favor.

Sin embargo, ya con varios abriles encima, noté que el caballo tenía varias imperfecciones y que las manos de papá eran más bien toscas y bastante torpes.

Por experiencia propia, sabía que esa tarde no iba a terminar bien si el viejo seguía con la misma maña. Pero para mi sorpresa el niño quedó fascinado (FASCINADO) con el pato arriba del caballo que, obviamente, también tenía un sombrero. Aquello le pareció una maravilla. Se reía y preguntaba estupefacto cómo podía ser que un pato estuviera montando un caballo y, nada menor, ¡con un sombrero!. Tan encantado quedó que salió corriendo a la casa a mostrar el dibujo.

Ese día entendí que las generaciones van pasando y los puntos de vista cambian de acuerdo a los momentos y las circunstancias que uno va viviendo. Hay diferentes visiones sobre un mismo tema, y está bien que así sea.

Dibujo

“Si no puedes correr, entonces camina. Y si no puedes caminar, entonces gatea. Haz lo que tengas que hacer. Sigue avanzando y nunca, nunca te rindas”. Hace algún tiempo leí esta frase -de la cual desconozco la autoría- y si bien está hecha para maratonistas, pienso que es aplicable en todos los sentidos de la vida.

Todos los años enfrentamos desafíos. Más bien todos los días: el desafío de pensar qué sacamos en el diario de mañana; el desafío de tener noticias interesantes en el portal, ya sea para la toma de decisiones de nuestros lectores así como también para mantenerlos informados sobre lo que sucede en el mundo. El desafío de ajustarnos a las necesidades y los requerimientos de todas las generaciones que nos siguen, sin dejar a nadie al margen.

Así, poco a poco, fuimos implementando secciones, canales y contenidos que se amoldan a todos los seguidores de este enorme medio.

¿Les gustan los vídeos? Rurales TV. ¿Nos siguen por stremming? Potenciamos el Instagram y las redes sociales en general. ¿Novedades “al toque”? Las noticias por Whatsapp. Tenemos el papel, tenemos la versión web.

Surgió el “Agro para principiantes”, una idea conjunta que nació del propio desconocimiento de las “reglas” o los principios básicos del rubro que más importa en la economía nacional, porque es el que más divisas mueve y más valores genera. Por eso, estamos convencidos de que es clave que todos lo conozcan y, sobre todo, reconozcan el valor que tiene el campo para los del campo y para los de la ciudad porque, a fin de cuentas, todos somos “de acá”.

Recientemente surgió una nueva sección: “De añoranzas y andares”, porque siempre es bueno recordar lo vivido. “A la gente le gusta leer a la gente”. Es lo que siempre nos decimos y es el motor que nos mueve en el día a día. Todos tenemos algo para contar y este es el espacio apropiado para hacerlo. Acá, en Rurales, hay lugar para todos y para todas. Del más grande al más chico. Del más fuerte al más débil.

Eso es lo que buscamos en Rurales. Estar siempre aggiornados al momento. No tenerle miedo al cambio y saber dar marcha atrás cuando es necesario. Valoramos y celebramos al equipo, al trabajo de equipo que no deja a nadie por el camino. ¿Cómo seguimos? Nosotros al firme, pero ustedes dirán de qué forma... si prefieren al pato con o sin sombrero.

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