Lo único permanente es el cambio”, sentenció Heráclito más de 2.500 años atrás, y el aforismo cumple con la condición de no perder vigencia. Vaya si los cambios han sido drásticos en los mercados ganaderos en el último año y, quedan pocas dudas al respecto, lo seguirán siendo en los venideros. Otros aforismos vienen a cuento, como el que reza “siempre que llovió paró” o que “no hay mal que dure 100 años”.
Esta zafra de reproductores comienza con precios del complejo ganadero sensiblemente inferiores a los del año pasado. Esto no puede extrañar a nadie, dado que en 2022 se alcanzaron las mayores cotizaciones de la historia, superando por primera vez -y con holgura- los US$ 5 el kilo carcasa de novillo gordo y los US$ 3 el kilo de los terneros. Lo lógico cuando se da una disparada como la de 2022 es que luego el agua vuelva a su cauce. El problema es que no solo volvió a su cauce, sino que las referencias siguieron cayendo y el novillo gordo quedó por debajo de los US$ 3 el kilo sobre fines de esta semana. Hay que irse hasta fines de 2020 para encontrar cotizaciones similares.
Para hacer más compleja la situación, el tipo de cambio no ayuda en nada. Los $ 38 en que oscila el dólar en estos últimos días es alrededor de $ 4 inferior al promedio del primer semestre de 2022.
La ganadería es un negocio de largo plazo. Decisiones que se toman hoy en la cría tienen su cristalización en no menos de cuatro años, el tiempo que lleva entre que se entora una vaca y que el resultado de esa preñez llegue a peso de faena.
¿Cómo estará el mercado dentro de cuatro años? Difícil saberlo, pero dados, justamente, los ciclos largos de la ganadería, hay algunas tendencias que ya se puede comenzar a tener una idea de cómo van a estar en esos momentos.
Desde el punto de vista de la oferta, ya hay algunas evoluciones que empiezan a dejarse ver, tanto en el plano interno como en el internacional. Por ejemplo, los dos principales exportadores mundiales de carne vacuna, Brasil y Australia, seguramente hayan dejado atrás la elevada oferta que está pesando actualmente sobre el mercado y estén en una situación mucho más ajustada.
La consultora brasileña Agrifatto proyecta que el pico de liquidación del rodeo vacuno en Brasil, que elevó 9% la faena en el primer semestre de este año (1,3 millones de vacunos más) se alcanzará el año próximo y que, a partir de entonces, la oferta de vientres a faena comenzará a descender. En consecuencia, también lo hará la producción de carne. Esta prestigiosa consultora paulista proyecta un pico de producción de carne vacuna en Brasil de 8,71 millones de toneladas en 2024, cayendo a 8,3 millones en 2025 y a menos de 8 millones en 2026. La razón de la caída es la expectativa de una menor faena de vacas.
Como siempre, el ciclo ganadero está determinado por el precio del ternero. Cuando los animales de esta categoría escasean, su precio es alto, lo que incentiva a los criadores a mantener más vacas en el rodeo de cría. Ese crecimiento lleva a que suba la producción de terneros, por lo que baja su precio. Con ello, los criadores pierden el incentivo de quedarse con más vacas y las empiezan a enviar a faena. Hasta que la producción de terneros es baja, su precio sube, y comienza el ciclo de nuevo. Siempre es así, incluso en las ganaderías desarrolladas, aunque en Uruguay los cambios y desarrollo del sector en los últimos años la enmascararon.
En Australia sucede lo propio, con un piso de menos de 6 millones de vacunos faenados en 2022 y con una proyección de aumento a 8,4 millones en 2025, de acuerdo con Meat & Livestock Australia. A partir de entonces, la oferta debería comenzar a caer.
Por lo tanto, en un par de años la situación desde el punto de vista de la oferta de los dos principales exportadores va a ser bien distinta a la actualidad.
En el plano local también se puede mirar hacia adelante en lo que a oferta refiere. Es un hecho que la parición de esta primavera será escasa; seguramente se destetarán unos 400 mil terneros menos que los 2,9 millones que promediaron los anteriores cuatro años. Cuando esa generación llegue a peso de faena -a partir de fines de 2025- no le será fácil a la industria hacerse de materia prima de calidad. Parece probable que, en esas circunstancias, el mercado sufra presiones alcistas.
En lo que a demanda refiere, es más difícil hacer proyecciones a plazos relativamente largos pero, en general, los analistas internacionales son cautos en cuanto a la evolución de la economía mundial y particularmente la de China, principalísimo importador mundial de carne vacuna.
Casi tan importante como la economía china es la de Brasil. Si las condiciones económicas del principal exportador mundial mejoran, quedará un saldo exportable menor en momentos de reducción de la oferta. Pero, por el momento, no hay señales en cuanto a que se pueda dar una reacción muy favorable de la economía brasileña.
Lo que parece claro es que en estos próximos años seguirán incrementándose las exigencias en cuanto a regulaciones ambientales. Allí Uruguay, sin dudas, tiene para ganar, ya que fácilmente puede demostrar que no se ha deforestado. Es más, la forestación ha crecido en el país.
En definitiva, así como se dio este fuerte ajuste a la baja en los precios del complejo ganadero, especialmente en el caso del ganado gordo, la expectativa es que las cosas tiendan a mejorar, posiblemente a partir del segundo semestre del año que viene.
Las inversiones que se realicen en esta zafra de reproductores cristalizarán en un momento del mercado que, todo indica, deberá ser bastante mejor que el actual.