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El piamontés se puso a sacar cuentas y se calentó...

Para lograr ganar lo mismo que un empleado de Conaprole en un año, un tambero debe tener 269 has., mitad propias, mitad arrendadas, más un millón de dólares de activos entre ganado, maquinaria, equipos y capital de giro"

Gonzalo Ducos

No conozco a casi ningún productor lechero que pueda entender los reclamos y los problemas que vienen hace más de dos meses en el sector, puntualmente entre la empresa Conaprole y su sindicato.

Este año el conflicto se dio antes, porque si uno mira la prensa de años anteriores siempre que llega la primavera, se arma lío en Conaprole, es como el súper gas, primera ola de frío y hay lío con las garrafas.

Lógicamente el que escribe logra comprender la situación de los demás, pero no logra entender que siempre es lo mismo. Hay primavera de clima o de precios y hay lío en Conaprole, no erra.

Allá por el año 1935, durante el gobierno de Gabriel Terra, por medio de una ley, fueron expropiadas todas las usinas de homogenización y pasteurización láctea como Lechería Central Uruguaya Kasdorf y la Cooperativas de Lecherías S.A. Esta ley, además, crearía una nueva Cooperativa Nacional de Productores, en la cual tendrían una importante participación los productores lecheros del país. Desde aquel momento con idas y vueltas todos sabemos en qué se convirtió Conaprole, siendo un orgullo para el país y su gente.

Pero esa idea que le presentaba más arriba: “hay primavera de clima o de precios y hay lío en Conaprole”, nos ha estado dando vueltas en la cabeza las últimas semanas.

Durante mucho tiempo, durante mi adolescencia, luego como estudiante y en mis primeros años de profesional, me dediqué a la lechería, con gran amor y pasión a la misma. Ver y escuchar a gente que aprecio mucho, todo lo que pasa hoy me hizo poner a sacar algunas cuentas.

Nos hicimos la siguiente pregunta: ¿Cuántas hectáreas debe tener un tambo para lograr ganar lo mismo que el salario mínimo que tiene un empleado Conaprole por año?

Según una nota de prensa de “El Telégrafo” y una comunicación personal, el salario mínimo de ingreso para un trabajador de Conaprole es de 64 mil pesos nominales por una jornada de seis horas y 50 minutos efectivos de trabajo. A eso, hay que agregarle un montón de beneficios, que no vamos a detallar.

Si eso lo anualizamos y lo pasamos a dólares de hoy, nos da el número de 22.333 dólares, más beneficios. Los otros días en la jornada de lechería de INIA FUCREA se mostraba un cuadro que resumía los resultados de las empresas CREA LECHERAS en los últimos años. Si tomamos los datos desde el año 2015 a la fecha, mirando el ingreso de capital (ingresos globales del tambo, menos todos sus costos antes de renta e intereses) nos da que necesitamos 89 has. de lechería, que debieran ser propias, para poder igualar el sueldo de un empleado que recién ingresa a trabajar a Conaprole.

Pero la cosa no termina ahí. De acuerdo con la última encuesta de DIEA-INALE del 2020, en Uruguay el área destinada a la lechería abarcaba una superficie de unas 757 mil hectáreas (ha). De este total, 352 mil has estaban bajo algún tipo de arrendamiento, lo que significa el 46,6% del área. Según DIEA-MGAP la renta que se pagó por una hectárea destinada a la lechería fue de 148 US$/ha.

Por lo que, si al Ingreso de Capital le restamos la renta y el pago de intereses sobre una deuda promedio de 500 US$ por hectárea explotada, necesitamos un tambo de 269 hectáreas.

Según el cuadro, vemos que entre el 2015 al 2020 se perdieron 110 tambos por año y con evoluciones diferentes según su escala de superficie. En los tambos pequeños de menos de 50 has, se perdió un 30 % de los mismos y para el siguiente escalón se perdieron, en 5 años, el 15% de los predios lecheros.

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Y este cuadro parece coincidir nuestro cálculo, en los últimos dos estratos se logra mantener el número total de establecimientos.

Entonces, hay que tener un tambo de 269 has, mitad propio y mitad arrendado y agregarle a eso 1 millón de dólares de activos entre ganado lechero, más maquinaria y equipos y el capital de giro necesario, para la operación diaria del tambo. En un trabajo en donde, si el dueño titular o un colaborador se muere, igual alguien va a tener que ordeñar las vacas porque si no se enferman. Y que nadie se haga el loco de ordeñar una sola ves ese día, de noche y de día, con barro frío o calor intenso.

Es por eso que hay mucha gente muy enojada. De ese enojo entendible, surge “que vendan la Cooperativa” o “cierro el tambo me dedico a otra cosa y que esta situación no me afecte más”. Esperemos que algún día los productores lecheros de este país puedan sentir que, llegó la primavera y no hay lío en Conaprole.

Hasta la próxima.

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