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“La resiliencia de los productores hace posible que el mundo se alimente”

Entrevista a Antonio Carrere, Presidente de John Deere Brasil y Vice Presidente de Ventas y Marketing para Latinoamérica

Antonio Carrere
Antonio Carrere, Presidente de John Deere Brasil.
Francisco Flores/Archivo El Pais

Nació en Uruguay, pero se formó como Ingeniero Agrónomo y luego MBA en Estados Unidos, allí ingresó a John Deere para hacer una pasantía. De eso hace 22 años, durante los cuales fue subiendo escalones en la compañía, a lo largo de 11 años en EE.UU. y 11 en Brasil, desde donde hoy ejerce el cargo de presidente de JD Brasil y vicepresidente de Ventas y Marketing para América Latina, de esta compañía que tiene 186 años de historia global. ¿Cómo llega un uruguayo a este cargo? “Con mucha pasión”, reconoció Antonio Carrere. Y agregó que pese de toda la tecnología del mundo, “los líderes con pasión son los que se diferencian. Y la pasión que tengo por el agro es natural”. Una pasión que le acompaña desde siempre, su familia son productores en el departamento de Durazno, desde donde salió muy joven para formarse en el exterior. Tiene miles de kilómetros recorridos y considera que esa cercanía es clave. “Un cliente percibe si la persona que le está hablando conoce o no conoce el negocio”, aseguró. Según Carrere, John Deere se jacta de ser una empresa muy próxima a los productores. “Es una ruta de doble vía. Para nosotros es importante poder interactuar con el cliente para entender cuáles son sus dolores, sus necesidades, para poder traerle una solución. Y el poder hablar ese mismo lenguaje con el productor es crítico”. Lo que sigue es un resumen de una distendida charla mantenida en oficinas de Interagrovial.

-¿Hacia dónde mira John Deere hoy?

-John Deere ve 8 billones de personas que necesitan alimentarse, que quieren, además, hacerlo de mejor calidad. Muchos nacimos en una geografía privilegiada, en América Latina, pero Asia, que es la mayor cantidad de población global, si no importa alimento, no comen. Tenemos, además de una gran oportunidad, una gran responsabilidad. Debemos producir más, pero al mismo tiempo cuidar cada vez más el medio ambiente. Producir más con menos, es uno de los lemas de John Deere en cuanto a mucha población global mudándose cada vez más a centros urbanos. Va a haber una dificultad de mano de obra y sobre las exigencias del consumidor por trazabilidad. Entendiendo esas tendencias, estamos invirtiendo pensando en más tecnología.

-¿Cómo lo hacen?

-Uno, productividad. Lo importante es potencializar la capacidad humana. Por ejemplo, nosotros tenemos dos ojos y nuestro pulverizador, cuando le hacemos la tecnología de see & spray, va a tener mínimo 38 cámaras, con visión computacional que pueden registrar más rápido de lo que un ojo humano puede hacerlo. Después, el cerebro, inteligencia artificial, que puede también procesar imágenes a una velocidad muy superior a nuestro cerebro en tiempo real. Y después tiene el “machine learning”, o el aprendizaje de esta inteligencia artificial, que eventualmente te lleva a una solución completamente autónoma. Tenemos el cerebro, después los ojos, o visión computacional, ahora el machine learning, la máquina auto aprende, para después la autonomía. Y hacia allá vamos.

-¿Cómo funciona esa autonomía?

-En enero del 2022 lanzamos lo que fue la primera operación autónoma en el mundo, la preparación de suelo para una siembra. Trabajamos con un productor en Estados Unidos durante todo el año. Este año ya son diez tractores con los implementos trabajando de forma autónoma. Lo interesante es que, entendiendo que el mundo se mueve a una velocidad cada vez mayor, nosotros estamos trabajando a la par que anunciamos. Históricamente, John Deere era una empresa que hacía testing, investigación y desarrollo durante tres, cuatro o cinco años. Nuestro ciclo de lanzamientos era cada cinco años. Hoy es cada seis meses la actualización de tecnología. Es fascinante la época en la cual nos toca vivir.

-¿A esa tecnología, acceden hoy los agricultores en Uruguay, al tiempo que, en Brasil, o en Estados Unidos?

-Estamos trabajando para que cada vez sea menos el tiempo. Acá es importantísimo el factor público, los gobiernos, en apoyar al sector privado. Nos queda claro que en los países donde el sector público y privado trabajan juntos, las cosas se aceleran. Hoy en Estados Unidos y en Uruguay hay una conectividad envidiable, que no existe en Brasil, por ejemplo, por un tema de tamaño. Tiene que prestarse, el vehículo a lo que es la capacidad del país para absorber la tecnología y la capacidad del concesionario, que en este caso Interagrovial se destaca, y la capacidad del productor. O sea, el productor querer abrazar la tecnología. Entonces, por todo eso, los tiempos de lanzamiento de producto americano y latinoamericano son cada vez menores.

-¿Cómo ve al negocio agrícola?

-Me gusta resaltar la resiliencia que tiene el productor sudamericano y compartirlo con el mundo. Los productores norteamericanos, gracias a un buen sector, una buena relación público-privada, tenían redes de seguridad, por ejemplo, vía precios mínimos, vía seguros, Europa lo mismo. El productor sudamericano siempre tuvo que enfrentárselas solo, o sola. Y en ese sentido, hoy están mucho más preparados a enfrentar a este mundo volátil, e incierto. Nuestros productores están preparados y encima ahora viene una herramienta extraordinaria como la tecnología para ayudarlos a intentar minimizar esas variables. Además, han sido resilientes por abrazar tecnología, la que fuese, genética o biológica y ahora mecánica, la tecnología de las máquinas, de forma muy temprana. Y eso a una empresa que invierte casi 14 millones de dólares por día, incluyendo sábado y domingo.

-¿Dijo 14 millones de dólares por día?

-Correcto, 14 millones de dólares por día en investigación y desarrollo. Es la empresa de máquinas que más invierte en investigación y desarrollo a nivel mundial; para ser exactos son US$ 13, 7 millones. Ya invertimos, no es que voy a una promesa. Los últimos 12 meses invertimos 5 billones de dólares, solo en investigación y desarrollo.

-¿Cómo ve al sector en general?

-Brasil continúa apostando a invertir y crecer mucho en hectáreas, también en productividad. Ahí destaco el trabajo de Embrapa, (INIA de Uruguay, o el INTA en Argentina). Y nuevamente menciono la importancia del sector público-privado trabajando juntos. Esas instituciones de investigación y desarrollo son muy importantes para el productor. El peso del agro es muy importante en las economías latinoamericanas y va a ser cada vez más fuerte. Hemos conocido el agro como una fuente de alimentos de la historia. Hoy en día, cada vez más, se empieza a entender el impacto energético, en la matriz energética global. Esa es la próxima gran contribución del agro. El mundo necesita vehículos cada vez más sustentables y si uno mira la cadena de producción de energía, el vehículo y el impacto de CO2, entiende que el agro es la gran solución.

-¿Qué importancia tiene para John Deere esta región?

-América Latina fue el primer mercado en el cual John Deere invirtió después de Estados Unidos, desde un punto de vista histórico y hoy es el mercado que más invierte después de Estados Unidos.

-¿Por qué se da eso?

-Primero, jugamos a largo plazo. Uno invierte porque es apolítico, entiende que los políticos van y vienen y el productor, si hay una garantía segura, es que todos los productores este año van a sembrar. Puede ser que siembren un poco más, un poco menos, puede ser que siembren un poco diferente, pero si tú sos productor rural, vas a sembrar de nuevo. Y por esa razón, nosotros queremos estar al lado tuyo.

Antonio Carrere
Antonio Carrere.
Foto: Francisco Flores/Archivo El Pais

-¿Cuánto influyen las políticas públicas de los países?

-Mucho. Como un factor que ayuda a acelerar o a disminuir la velocidad de inversión, la capacidad de inversión de empresas privadas como Interagrovial, o los productores. En Brasil, por ejemplo, además de Embrapa, el gobierno apoyando e incentivando a la mecanización a través de programas extraordinarios en cuanto a su impacto, que ayudan a que el productor quiera acelerar. Principalmente vía financiamiento. Eso ha acelerado la transformación de Brasil, sin lugar a dudas. Transcienden los gobiernos. En Argentina tenés lo opuesto. Y no estoy hablando de políticas, sino de resultados. Ves un Brasil que era, en cuanto a productividad, mucho menor que Argentina, que llegó a ser el principal exportador de aceite de soja del mundo. Y hoy la flota mecánica agrícola de Argentina es una de las más antiguas de América Latina. O sea, Brasil pasó de menos, a producir mucho más que Argentina y Argentina, que era el gran productor, hoy por falta de políticas y de apoyo, es una de las más impactadas. Podría estar produciendo el doble de lo que produce hoy. De ahí la relevancia de la incidencia que tiene en la política.

-¿Cómo pasó la compañía la pandemia?

-Primero, esa palabra que muchos utilizan, ese mundo VUCA (volatilidad, incertidumbre, complejidad y ambigüedad), se volvió el normal, inclusive en países como Estados Unidos, que eran mercados estables. El mundo es incierto y volátil. Segundo, el hecho de que la mayoría de las empresas occidentales habían apostado mucho a Asia y de repente de un día a otro se tranca la logística global. El mundo se despierta a los eslabones flacos de su cadena logística. Hoy aparece nearshoring, las políticas de inversiones de Estados Unidos en asegurar semiconductores. Más del 50% de los chips salían de Taiwán pre pandemia, hoy ya no es el caso. La política de proveedores en América Latina, en vez de tener todo en Asia. Entonces, por parte de John Deere hay inversiones fuertes en fabricación en México, en Brasil y en Argentina. Eso generó diversificación en cuanto a su base de proveedores. Y tercero, el mundo se despertó en cuanto a lo que es la importancia del agro. El mundo precisa comer.

-¿Cómo es la compañía en números?

-Hoy es una empresa de casi 60 billones de dólares a nivel global. Está diversificada en dos grandes sectores: agrícola y construcción vial. Diversificada también en su interés de poder impactar a la producción de alimentos y la infraestructura a nivel global. Una empresa que continúa invirtiendo en tecnología, una conversión de empresa de manufactura, una empresa industrial inteligente, que está transformando su modelo de negocio para poder, por ejemplo, en vez de venderte una transacción, la intención de cambiar a una relación a largo plazo y continua. Entregar soluciones como un servicio. Son cambios que se dan en base a las exigencias del mercado.

-¿Qué proyecta?

-Primero, la relación empresa-concesionario-cliente. Queremos tener una relación mucho más profunda, donde uno quiere el bienestar, quiere impactar de forma total, y para eso, hoy podemos hablar de una inversión de las máquinas y un acompañamiento para llegar, por ejemplo, a predecir antes de que la máquina se rompa. Porque la máquina se rompe en la siembra, en la cosecha, en el peor momento para el productor. Si John Deere anticipa la jugada, permite que el productor sea cada vez más eficiente en esos momentos críticos.

-¿Qué significan para la compañía los representantes John Deere?

-El productor necesita apoyo 24 horas al día. Y eso es el distribuidor o el concesionario, el que presta el apoyo 24 horas al día, 365 días al año. En máquinas, en repuestos, en servicio y hoy en tecnología. Se trata de solidez. Nosotros estamos en Indaiatuba (SP) y el productor está en Canelones, en Florida, en San José, o en Mercedes, y ahí está el concesionario. La relación de John Deere con el concesionario es centenaria, globalmente hablando, entendemos, a pesar de toda la tecnología, de la inteligencia artificial, del chat GPT, que el productor continúa siendo un ser humano, el concesionario es un ser humano, la fábrica o John Deere son seres humanos. Entonces la relación personal continúa siendo un factor crítico en la producción del agro. Por eso el concesionario está acá, porque esa relación va más allá de la tecnología.

-¿Hacia dónde va John Deere?

-Para aquellos que elijan tener máquinas autónomas, que podamos tener máquinas que trabajen completamente... Más máquinas por ser humano. Donde hoy tenés un operador por máquina, mañana vas a poder tener dos, tres, cuatro, cinco máquinas por operador. Eso es el futuro. Un productor en su camioneta y cinco pulverizadores trabajando de forma autónoma y él controlándolas con una computadora.

-¿Es optimista?

-Claro. Hay inversiones no solo en tecnología, hay inversiones en motorización, entendemos que el aspecto de la trazabilidad es crítico, el aspecto que los motores tengan cada vez menos impacto ambiental, estamos invirtiendo mucho en combustibles alternativos que también van a promover la demanda del agro, intentando crear círculos virtuosos. Es extraordinario. Por eso, a pesar de momentos de gran impacto, como lo es una sequía, invitamos a los productores a continuar invirtiendo en tecnología, porque a largo plazo, el agro tiene una oportunidad extraordinaria, especialmente el agro latinoamericano.

Pablo D. Mestre es editor de Rurales. Ingresó a EL PAÍS en el año 1981. Primero desempeñó tareas en el Departamento de Corrección y luego, desde el año 1992, pasó a integrar la Sección Rurales donde fue periodista, productor comercial y hoy se desempeña como Editor. Además, fue fundador y Director de La Vanguardia Melense, trisemanario que se publicó en el departamento de Cerro Largo durante una década. Es también socio director de Mesol Comunicaciones, empresa que lleva adelante, en sociedad con el diario, el Portal Rurales El País y diversas actividades en el sector agropecuario. Es también codirector del programa #HablemosdeAgro que se emite los domingos en Canal 10.
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