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Capim annoni y la sombra que deja sobre el campo natural

Una maleza muy agresiva está colonizando rápidamente al país, afectando la productividad y la biodiversidad del campo natural

Capim Annoni
Es una gramínea poco apetecida por los animales debido a que sus hojas son duras y su valor nutritivo es muy bajo. El Capim annoni puede tener múltiples efectos perjudiciales como el desgaste dentario, que acorta la vida productiva del animal y reduce su capacidad para aprovechar otros forrajes.

El Capim annoni es una maleza muy agresiva que, si no se controla adecuadamente, puede colonizar rápidamente un predio, afectando la productividad y la biodiversidad del campo natural. La lucha contra esta planta invasora es de largo aliento y requiere de un esfuerzo constante y coordinado. La prevención y el control temprano son cruciales para minimizar su impacto, y para ello es clave que los productores agropecuarios conozcan las características de esta planta, los métodos de identificación y las estrategias de control para poder enfrentar esta amenaza de manera efectiva.

El Capim annoni (Eragrostis plana), una maleza originaria de Brasil, ha representado un gran desafío para el campo en las últimas décadas, sobre todo, para las pasturas naturales. Según el Ingeniero Agrónomo Marcelo Pereira Machín, Coordinador del Programa de Pasturas Naturales del Instituto Plan Agropecuario, esta planta invasora ha generado un impacto negativo significativo en la productividad de los campos uruguayos.

“El Capim annoni, originalmente llamado Capim annoni dos, se identificó en Brasil por José Ernesto Annoni, quien lo comenzó a multiplicar creyendo que era una buena forrajera”, explicó Pereira en diálogo con Rurales El País. Sin embargo, resultó ser una maleza con una calidad forrajera muy baja, alto contenido de fibra y un bajo contenido proteico.

El Capim annoni puede tener múltiples efectos perjudiciales en la producción agropecuaria, como el desgaste dentario, que acorta la vida productiva de los animales y reduce su capacidad para aprovechar otros forrajes.

La historia del Capim se remonta a la década de 1950, cuando se introdujo en Brasil en una importación de semillas del Eragrostis curvula. A lo largo del tiempo, esta planta se propagó de manera alarmante, llegando a ocupar más de dos millones de hectáreas en Brasil. En 1978, tras numerosas pruebas en estaciones experimentales, Brasil la declaró maleza prohibida debido a su capacidad competitiva y sus efectos adversos en la vegetación nativa.

“El Capim annoni es una planta invasora formidable”, indicó. Hizo referencia a que tiene un gran poder de competencia por luz, agua y nutrientes debido a su sistema radicular extenso. Además, comentó que puede reproducirse tanto por semillas como por rizomas. Mencionó que, aunque la alelopatía no siempre es negativa, en el caso del Capim annoni sí lo es. “Las sustancias alelopáticas que segrega esta planta afectan negativamente a la vegetación nativa, desplazándola y creando monocultivos de Capim annoni que reducen la biodiversidad y la salud del ecosistema”.

En Uruguay, las primeras identificaciones de Capim annoni se hicieron en 1985. Desde entonces, su expansión ha sido exponencial, especialmente en departamentos como Artigas, Rivera, Cerro Largo y Rocha. “Hay campos que son 100% Capim annoni”, advirtió Pereira, destacando la gravedad del problema.

La planta produce alrededor de 40.000 semillas por estación de crecimiento y se dispersa por diversas vías, como animales, viento, agua y vehículos.

“Una planta en la puerta del establecimiento puede convertirse rápidamente en un problema grave si no se controla adecuadamente”, expresó el experto.

A propósito, comentó que hay ventanas de oportunidad que generan que el Capim annoni entre más rápido a los campos: el sobrepastoreo, el fuego, la aplicación de herbicida o las inundaciones. “Todo lo que debilite la vegetación de campo natural hace que el Capim annoni pueda entrar más rápido”, dijo.

Pereira también subrayó la dinámica de las invasiones, que inicialmente son muy lentas, pero luego adquieren una velocidad exponencial. “En vez de crecer 1, 2, 3, 4, crece 2, 4, 8, 16, 32 y en esa fase es inatajable, incontrolable y solamente se limita el crecimiento cuando se limitan los recursos por donde puede crecer”, subrayó.

Capim Annoni
En la Mesa de Ganadería, se está discutiendo la situación del campo natural, y se propondrá al Ministro Fernando Mattos implementar un monitoreo periódico para evaluar el avance y la gravedad del problema del Capim annoni. Marcelo Pereira entiende que es crucial reiniciar estos monitoreos.

Prevención. La clave para enfrentar esta invasión radica en la prevención y el control temprano. “Hay que conocer la planta y controlarla en estadios tempranos”, enfatizó el agrónomo.

El control selectivo con glifosato y el uso de escobas químicas son métodos efectivos, “pero requieren constancia y esfuerzo”. Resaltó también que arrancar las plantas no es recomendable ya que de esa forma enterrar las semillas prolonga su vida útil hasta por 10 años.

Pereira también destacó la importancia de la responsabilidad compartida en el manejo de esta maleza, así como la educación y la concientización en el control de esta maleza. “Muchas personas no conocen el Capim Annoni y no saben cómo identificarlo. Es fundamental educar a los productores y agrónomos sobre las características de esta planta y las mejores prácticas para su control”, aseguró.

A pesar de los desafíos, Pereira mencionó algunas experiencias positivas. “Hay grupos de productores que se avisan entre sí y controlan la planta en estadios tempranos, evitando su propagación en ciertas zonas del país”, informó.

Este problema no es exclusivo de Uruguay, sino que tiene carácter regional. El cambio climático ha exacerbado el problema del Capim annoni. “Las condiciones climáticas cambiantes han permitido que esta planta se propague más allá de sus áreas originales, invadiendo nuevas regiones y creando desafíos adicionales para su control.

Debido al cambio climático, las fronteras se han corrido, y el Capim Annoni ha avanzado más al sur de lo esperado, llegando incluso a Buenos Aires y más allá”, explicó.

El ingeniero también mencionó que el Capim Annoni no es solo un problema de los productores rurales, sino que afecta a todo el país. “El Estado tiene una superficie de caminos y rutas que es mayor al tamaño de las tierras de Colonización, aproximadamente 600.000 hectáreas. La maleza se dispersa fácilmente a través de los vehículos, y los primeros lugares donde aparece son los caminos de entrada a los establecimientos”, señaló.

No obstante, aclaró que “no podemos esperar que el Estado se haga cargo de todo”. “Cada productor debe tomar medidas en su campo. La prevención es crucial porque la erradicación total es casi imposible. Aunque hemos dado cerca de 1000 charlas sobre Capim annoni, muchos agrónomos y productores aún no lo conocen”, afirmó.

Es por ello que Pereira reiteró que la prevención es la mejor estrategia para enfrentar el Capim annoni. “La prevención es crucial porque una vez que la planta se establece, es extremadamente difícil y costoso erradicarla”, dijo.

En ese sentido, expresó que durante muchos años trabajaron para sacar adelante un decreto. “El decreto dice que la persona que tiene Capim annoni se debe encargar. Hicimos el decreto y no cambió absolutamente nada. Es un tema de responsabilidad compartida y que cada uno tiene que asumir la responsabilidad y controlarlo”, aseveró.

El control de Capim annoni también tiene implicaciones económicas. “La investigación brasileña ha cuantificado que cuando los campos tienen un 36% de Capim Annoni, su productividad baja a la mitad”, advirtió. Esto, agregó, “representa una pérdida significativa para los productores y afecta la economía agropecuaria del país”.

Pereira concluyó con un llamado a la acción. “Es esencial que todos, desde los productores hasta el Estado, trabajemos juntos para enfrentar esta amenaza. Debemos tomar medidas preventivas, educar a nuestra comunidad y actuar con responsabilidad compartida para proteger nuestras pasturas naturales y garantizar un futuro sostenible para la agropecuaria uruguaya”.

El compromiso y la colaboración son fundamentales en esta lucha. “Si queremos preservar nuestras pasturas naturales y mantener la competitividad de nuestra agropecuaria, debemos actuar ahora. La cura es carísima, y la erradicación, casi imposible”, afirmó Pereira. Es un problema que nos afecta a todos, y todos debemos comprometernos a tomar medidas para controlarlo”, cerró.

Es Licenciada en Comunicación, egresada de la Universidad ORT en 2017. Trabaja en Rurales El País, sección a la que ingresó en agosto de 2020. Antes fue periodista agropecuaria en El Observador y productora en el programa radial Valor Agregado, de radio Carve. Escribe artículos para la revista de la Asociación Rural y se desempeña como productora del programada #HablemosdeAgro, que se emite los domingos en Canal 10.

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