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Documento muestra que emisiones de gases de efecto invernadero adjudicadas a la ganadería bovina son menores a las alegadas

Fue presentado en el pabellón del IICA en el marco de la COP28

Conferencia en COP 28.

La ganadería bovina tiene un impacto mucho menor sobre el calentamiento global al que se alega si se miden las emisiones de gases de efecto invernadero que efectivamente le corresponden, las del período de cría de animales, y se excluyen las que le adjudican, que provienen de otros sectores de la economía, reveló un estudio presentado en el pabellón del Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA) en la COP28.

El estudio, plasmado en el documento “Ganadería bovina y cambio climático en las Américas: hacia modelos de desarrollo bajos en carbono” de autoría del científico argentino Ernesto Viglizzo, advierte que las publicaciones que atribuyen a la ganadería bovina una parte significativa de la responsabilidad sobre el cambio climático son equivocadas porque le adjudican emisiones que no le corresponden, provenientes de otros sectores de la economía, como el industrial, el transporte, el residencial, la distribución o el consumo doméstico.
El investigador puntualiza en el estudio que solo las emisiones de la actividad ganadera son las que deberían imputarse a las cadenas de la carne bovina. “Un productor ganadero –indica- no puede cargar sobre sus espaldas emisiones que no dependen estrictamente de sus actividades sino de otros sectores”.
Algunos países importadores de alimentos utilizan un sistema llamado de Huella de Carbono, a través del que estiman las emisiones de un producto, levantando frecuentemente barreras comerciales a productos que ingresan desde terceros países, que en el caso de la carne bovina incluyen no solo las emisiones generadas por la producción ganadera sino las que ocurren en otros sectores, como los frigoríficos, el transporte y la distribución mayorista o minorista.
Esta metodología, que arroja un resultado muy elevado, difiere de la recomendada por el Panel Intergubernamental de Expertos sobre Cambio Climático (IPCC), máxima autoridad científica mundial en la materia, que imputa las emisiones a los sectores que la generan.
Sectores como el frigorífico, el transporte y la distribución, posteriores a la actividad ganadera, generan gran cantidad de emisiones, ya que consumen combustibles fósiles, responsables principales del cambio climático.
Viglizzo es un referente internacional en temas de ganadería, suelos y cambio climático e Investigador Principal del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) de Argentina y de la principal organización científica estatal de su país, el CONICET. Ingeniero Agrónomo, doctorado en la Universidad Católica de Lovaina (Bélgica), es también miembro de la Academia Nacional de Agronomía y Veterinaria de Argentina. Por su contribución científica al IPCC, fue distinguido con una réplica del Premio Nobel de la Paz 2007, que el IPCC compartió con Al Gore, vicepresidente de los Estados Unidos.
Elogios. En el pabellón del IICA participaron de la presentación del documento el ministro de Ganadería, Agricultura y Pesca de Uruguay, Fernando Mattos; y la secretaria de Innovación, Desarrollo Sustentable, Irrigación y Cooperativismo del Ministerio de Agricultura y Ganadería de Brasil, Renata Miranda; el Director General del IICA, Manuel Otero, el Subdirector General del Instituto, Lloyd Day –quien actuó como moderador- y Ruaraidh Petre, Director Ejecutivo del Global Roundtable for Sustainable Beef (GRSB, por sus siglas en inglés).
Mattos elogió el documento elaborado por Viglizzo y aseguró que “hemos sido víctimas en las últimas décadas de embates muy dañinos para la imagen del sector agropecuario, intentando responsabilizarnos como uno de los mayores causantes de las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI). Pero es el único sector productivo de la economía que es imprescindible para la seguridad alimentaria y debe interpretarse como lo que es: un sector que captura carbono”.
El ministro uruguayo agregó que “somos esenciales para la seguridad alimentaria del mundo y debemos continuar insistiendo en que deben estar disponibles los fondos para ayudar a la adaptación a los países que están sufriendo los mayores efectos de la variabilidad climática”. (Fuente: IICA).

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