Publicidad

La peculiar historia de la escuela rural N° 43

Al centro educativo de Chileno Grande, en Sarandí del Yí, dpto de Durazno, asisten cuatro alumnos, pero solamente uno habla español...

Escuela RN° 43 Chileno Grande, Sarandí del Yí
Maximiliano Sosa es el maestro de la escuela rural N° 43 de Durazno, centro educativo al cual asisten cuatro alumnos, de los cuales tres son de procedencia rusa y prácticamente no hablan español. La escuela tiene un predio muy amplio y cuenta con una auxiliar que viaja todos los días desde Blanquillo.

Cada 15 de mayo, en nuestro país, se celebra el Día de la Educación Rural. Las escuelas rurales son sedes de reuniones de vecinos, de productores, de charlas. La escuela rural es un centro de referencia y aglutina cualquier movida social. La escuelita rural fue, es y seguirá siendo el polo social de la campaña de integración de los niños, la familia y los vecinos. Desde su raíz, la escuela rural es un fuerte espacio comunitario y esto continúa en vigencia hasta hoy. La Escuela Rural -así, con mayúsculas- es una escuela que sigue teniendo mucho para aportar a toda la educación y a la sociedad. Es por ello que los invito a conocer esta historia maravillosa que sucede de lunes a viernes en el centro del país.

Maximiliano Sosa es el maestro de la escuela rural N° 43 de Durazno, centro educativo al cual asisten cuatro alumnos, de los cuales tres son de procedencia rusa y -prácticamente- no hablan español.

Sosa tiene 25 años, es oriundo de La Paloma de Durazno, aunque hace muchos años vive en Sarandí del Yí. Este es su primer año al frente de la Escuela Rural N°43 Chileno Grande, en la zona de Blanquillo, departamento de Durazno.

En diálogo con Rurales El País, Sosa -quien días atrás brindó una entrevista con Todo Un País, de radio Carve- contó que si bien el idioma es una limitante, los tres alumnos que hablan ruso han podido llevar sus actividades con normalidad. Los niños van aprendiendo algo de español, y él algo del idioma ruso.

El joven comenzó a estudiar magisterio en 2017 en el Instituto de Formación Docente de Durazno en busca de una salida laboral, pero gracias a las prácticas se enamoró de la profesión.

“El primer año es todo teórico, pero en las prácticas realmente ves si te gusta o no. A mí me gustó”, contó.

En 2020, antes de recibirse, realizan una práctica durante un mes en una escuela rural rural, y él la hizo en la N° 69.

“Me llamó mucho la atención el ámbito, es totalmente diferente al urbano. No conocía nada de la escuela rural”, señaló el joven maestro.

Cuando se recibió, en 2021, realizó una suplencia de más de seis meses en la escuela N°19 de Sarandí del Yí que, a pesar de que asisten muchos niños, se maneja en el mismo ambiente de lo rural.

Su primer trabajo oficial como maestro rural fue, hace dos años, en Escuela de la Alegría, la N° 64.

“Me adapté, me gustó mucho el ambiente y este año tuve la oportunidad de volver de nuevo a la escuela rural. En realidad tuve la oportunidad de estar en una escuela urbana, como en la escuela N°3 de Sarandí del Yí, pero preferí quedarme con la escuela rural. Me gusta el ambiente, el trato, me gusta cómo son los niños, se maneja otro clima de trabajo también; es un clima tranquilo, la mayor parte del tiempo. Como son pocos niños, uno puede enfocarse más en las necesidades que tiene cada uno que, si capaz tenes 30 alumnos no podes hacer eso. Es un ambiente tranquilo, uno conoce más al niño, a la familia, ves las necesidades que tiene, vas viendo qué herramientas les puedes brindar, o qué oportunidades”, contó Maximiliano.

A modo de ejemplo, narró que el año pasado tuvo de alumnos a niños que no conocían la playa y, conociendo esta situación, pudo gestionar un viaje a Montevideo.

“La escuela rural tiene eso; genera una cercanía difícil de encontrar en la ciudad”, explicó.

Chileno Grande. La escuela de Chileno Grande tiene un predio muy amplio, cuenta con una auxiliar de Blanquillo y asisten cuatro alumnos: Gleb, Kiril, Konstantin y Federico. Los cuatro niños son uruguayos, pero tres son hijos de un matrimonio ruso y ese es su idioma principal.

Maximiliano vive en la escuela de lunes a viernes. Los hermanos viven a ocho kilómetros de la escuela y tienen 5 años los mellizos y 7 el mayor. El cuarto alumno es el más grande de la escuela: tiene 11, es el único que habla español y vive a pocos metros del centro educativo.

Los niños llegan a las 10 de la mañana y se van sobre las 15 horas. Se comunican como pueden; con más gestos que palabras. “Hay palabras básicas que entienden, por ejemplo, pizarra. Están más avanzados porque comenzaron el año pasado a escolarizarse y han aprendido mucho. Intercambiamos mucho a la hora del almuerzo, con el tema de los platos, los cubiertos, todas esas cosas”, contó el maestro rural.

La realidad es que aún son muy pequeños y el aprendizaje inicial es básico, por ello trabajan con lo clave de la lengua, algo de matemáticas y mucho arte. Actualmente están trabajando con los números y ya saben contar hasta 20.

“Un niño de primer grado ya conoce hasta el 50 o más, pero obviamente a ellos les cuesta un poco más. Lo más complicado es que aprendan el idioma español, porque hay caracteres que son totalmente diferentes a su idioma: desde el fonema hasta los sonidos. Trabajamos con las vocales, los sonidos de las vocales, cosas básicas. “Por ejemplo, el saludo, los útiles de escolar, el cuaderno, lápiz, goma, todo eso. Ellos van entendiendo. También usamos el traductor para entendernos”, contó.

Maximiliano confesó que nunca se imaginó tener este desafío en su tercer año como maestro, aunque aseguró que le encanta la idea.

El maestro rural explicó que una escuela rural abarca mucho más que el aprendizaje escolar. Señaló que tienen, por ejemplo, jornadas de salud bucal, porque es muy común que a un niño de campaña se le complica ir al dentista una vez al mes. Entonces la escuela rural abarca ese tipo de las problemáticas del medio rural.

“Por eso tenemos esas jornadas. También brindamos esos viajes que a veces se hacen a la capital. Creo que se ha tenido un buen accionar desde ese punto de vista”, afirmó.

Educación Rural. En nuestro país, la Educación Rural conforma una poderosa e inmensa red educativa distribuida en todo el territorio nacional, que a través de una identidad pedagógica propia trabaja por un futuro mejor para todos los niños y niñas que viven en el medio rural.

La escuela rural recibe a diario a 17.300 alumnos que son atendidos por alrededor de 1.600 maestros en 1.440 escuelas (datos de 2022) categorizadas por el Consejo de Educación Inicial y Primaria como rurales, dado que existen muchas otras escuelas que se sitúan en zonas con estas características pero trabajan bajo otras modalidades como, por ejemplo, de “tiempo completo”.

Esto, según la Administración Nacional de Educación Pública (ANEP), “se trata de una cantidad considerable de escuelas rurales que representan casi la mitad de la totalidad de las escuelas públicas del país”.

Escuela Rural.
La escuela rural involucra a toda la comunidad zonal, ya que muchas veces la escuela constituye un centro de reunión. Las escuelas rurales del país representan la mitad de los centros educativos, pero solo contribuyen con el 5% de la matrícula, que registra una disminución en los últimos años (2018).
ANEP.

Asimismo, mientras que casi 800 de los maestros rurales son de carácter unidocente, el 100% de las escuelas rurales funciona con una estructura áulica multigrado, característica que favorece los aprendizajes desde el punto de vista pedagógico.

La escuela rural involucra a toda la comunidad zonal, ya que muchas veces la escuela constituye un centro de reunión.

Según datos de 2018, las escuelas rurales del país representan la mitad de los centros educativos pero solo contribuyen con el 5% de la matrícula (que registra una disminución en los últimos años). De hecho, más de la mitad de las escuelas rurales tienen una matrícula menor a nueve alumnos.

Existe una gran heterogeneidad del peso relativo de las escuelas rurales según el departamento. Casi la totalidad de las escuelas pequeñas (menos de cinco alumnos) no cuentan con otro centro educativo en un radio de hasta tres kilómetros. Hasta cinco kilómetros se registran 51 escuelas próximas; entre cinco y 10 km se encuentran 224 escuelas. Para 90 escuelas no se registra ninguna próxima a menos de 10 km (datos de ANEP del año 2018).

Es Licenciada en Comunicación, egresada de la Universidad ORT en 2017. Trabaja en Rurales El País, sección a la que ingresó en agosto de 2020. Antes fue periodista agropecuaria en El Observador y productora en el programa radial Valor Agregado, de radio Carve. Escribe artículos para la revista de la Asociación Rural y se desempeña como productora del programada #HablemosdeAgro, que se emite los domingos en Canal 10.

Publicidad

Publicidad