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Guasqueros: un oficio que se hace con pasión

En el marco de la próxima Expo Prado, se podrá asistir al concurso “País de Guasqueros”, declarado de interés nacional por Presidencia de la República.

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Milagros Herrera.

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A un bozal lo dejé tirado en un rincón del galpón. Era muy chica cuando me lo regalaron, ya no me acuerdo ni quién. Solo un vago recuerdo de él me queda. Era de cuero crudo, de trenza redonda y tenía algún adorno. Supongo que por la edad y la falta de instrucción no supe valorarlo.

Quedó en un rincón del galpón mucho tiempo. Un buen día Luis, un peón con años en la estancia me lo pidió. Me contó que lo iba a arreglar y engrasar, que valía la pena. Por supuesto se lo di, en el mismo instante sentí vergüenza por despreciar algo que claramente valía.

Los años fueron poniendo las cosas en su lugar. Y no solo el valor material de las cosas, sino del valor de quien las hace y sabe hacer. Por eso, hoy les propongo imaginarse un mundo sin plástico, nylon, vidrio, cartón, alambre, chapa, polietileno, caucho, y muchas cosas más: ¡Bienvenidos a la edad del cuero!

Pase, no sea tímido… entre nomás por la puerta de cuero de mi rancho, y tome asiento en aquel banco de huesos y cuero de vaca.

Los recipientes de bebida, la mayor parte de la vestimenta, utensilios, recados y garras de los caballos, calzado, sombreros, toldos, sogas, capas para lluvia, llantas de sus ruedas, techos y elásticos de carruajes, alfombras para los pisos de tierra, elásticos de cama, y muchas cosas más son del mismo material.

El cuero es incluso la moneda corriente, tanto en negocios locales como de contrabando. Y si no sirve para algún uso, se vende a alguien que lo revenderá al exterior, casi como único producto exportable, con el que se conseguirá divisas para comprar lo que se necesita. El cuero es todo en esta época.

Eterno aprendiz.

Como si la historia fuera una larga trenza de miles de tientos podríamos viajar en el tiempo siguiendo uno de sus tientos hasta llegar al presente y sentarnos casi en el mismo banco a tomar unos mates y conversar con Guzmán Puchalvert, guasquero de Mariscala, Lavalleja.

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En su taller sentados en bancos bajos la vista recorre las paredes tapadas de distintas piezas de guasquería. Una y otra vez, parece que en cada mirada se agrega una pieza nueva, mientras, el sonido de su voz cuenta que empezó su oficio yendo a la casa de un vecino cuando tenía 9 años, allí aprendió sus primeras costuras. Ya siendo más muchacho fue a trabajar a una estancia llamada “La Rinconada” que queda entre el arroyo Aiguá y el Río Cebollatí, donde cuando había creciente se sacaba el ganado para otra estancia y ellos quedaban trabajando en cuero porque por 10 o 15 días no bajaba. En aquella estancia fue donde aprendió realmente el oficio, para luego seguir perfeccionándolo a través de libros.

Puchalvert cuenta que nunca se deja de aprender, que andar preguntando a uno y otro guasquero es clave y dar con quien le guste enseñar es lo mejor. Por eso él mismo paso 20 años enseñando en distintos lugares y como buen profesor dice “enseñando aprende uno”. La charla sigue entre anécdotas, trabajos y secretos para sobar cueros, pero son secretos… así que lo dejamos por ahí y seguimos recorriendo.

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Homenaje.

El taller “Negro Viejo” nos espera, es de nochecita y la luz amarilla resplandece dentro de él.

Marcelo Gallone nos recibe, siempre dispuesto a conversar. Allí la escena se repite, bancos bajos, olor a cuero y charla tranquila, de fondo, Santiago Chalar nos acompaña interpretando Martin Sierra, canción preferida del anfitrión.

Miles de piezas y herramientas cuelgan de las paredes.

Con el humor y alegría que lo caracteriza cuenta que empezó su oficio gracias a una penitencia. Por arterías lo mandaron donde su abuelo quien conocía el oficio. Más adelante un amigo le regaló el libro “Trenzas Gauchas” y ya no hubo marcha atrás. “Voy a morir siendo guasquero”, dice lleno de orgullo.

Lo que más le gusta es la trenza fina porque “hay tantas trenzas como tientos. Es tan infinito que en esta soledad del taller uno disfruta y no para de crear”.

Entre vocablos e historias el taller “Negro Viejo” nos cobija de tal manera que parece que se detuvo el tiempo, le pregunto el porqué del nombre, su cara cambia, con sus ojos llenos de emoción cuenta lo importante que es el lugar para él y el sacrificio que significó tenerlo. El nombre rinde homenaje a aquellos esclavos que se compraban por 600 cueros, por todo lo que hicieron aquellos negros por este país, donde están muchos de sus ascendientes. Me doy cuenta que será una historia para otra visita al “Negro Viejo”, hay mucho más.

Me voy pensando en aquel bozal… en lo que vale, en la suerte de que esté en manos de quien lo supo valorar.

A un bozal que dejé tirado en el galpón.

A los guasqueros y al oficio, gracias y perdón.

Glosario de los tientos. 

Nones: cuando las trenzas son de números impares.

Cama o Hurdiembre: cuando se extiende los tientos sobre un cuchillo, rebenque etc. antes de tejer.

Armadura: es el comienzo del mismo tiento haciendo girar sobre una superficie y se ata o tranca sobre sí mismo.

Corredor: es el tejido sin armadura y se teje de inicio.

Pasador: es el tejido con armadura base.

Bombas: son tejidos cortos previo hecha la armadura.

Borde o tranco: es el tiento que forman los bordes de los corredores, pasadores o bombas.

Blanquiado: son los cueros (vacunos) que en su proceso de lonjiado se utiliza jabón o químicos.

Lonjiado: es el acto de sacar el pelo a los cueros.

 

 

Martín Sierra

En las manos, el favor,

Cosas distintas reparte

En algunas pone el arte

Y en otras crispa al rigor;

Pero a veces con amor

Vuelca en ellas su caudal,

Y la que enrienda un bagual

Puede a la vez, primorosa,

Trenzar en el tiento cosas

Que solo Dios haría igual.

Enrienda en mano derecha

Pero de arriba el tirar,

Sin más padrino que el mismo

Lejos la vista al domar.

La mano de Martin Sierra

Le abrió la boca al lugar

Cortó tientos Martin Sierra

Musiqueros del sabiá.

Martín Celedonio Sierra

Prudente oficio de andar

Sin ver ni escuchar a nadie

Lo que no sirve escuchar.

Riendas, pretal y maneas

Que preparo el del bagual;

Trenza Sierra tientos nones

Cuando lo trenza al bozal.

Cuando Martin pega

Sierra no cae;

Polanquéo la vida

De gurí nomas.

Con las manos juntas

Prendido al bocao,

“dejalo que juya

Nomas el dorao”.

Cuando Martín pega

Sierra no cae,

Rodaja, pigüelo,

Maneador, bozal.

Serrucha en cruzao

Bien echao pa atrás ;

Cuando Martín pega

Sierra no cae.

De Soriano al Soldado

Y se quedó nomas ;

“dejalo que juya

Nomas se dorao”

Polanqueo la vida

De gurí nomas

Cuando Martín pega

Sierra no cae.

 

La letra de Santos Inzaurralde y la música de Santiago Chalar.

Pablo Mestre
Pablo Mestre

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