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El trabajo para preservar la sanidad del citrus uruguayo

El sector citrícola está en pleno crecimiento, con nuevos mercados e inversiones. Preservar la sanidad es clave y la prioridad es controlar el HLB

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La producción de citrus del Uruguay está en pleno proceso de crecimiento y desarrollo, con nuevas variedades, nuevos mercados y nuevas inversiones. Para asegurar ese proceso, es clave la sanidad de los montes. En este plano, Uruguay enfrenta el desafío de combatir y controlar la enfermedad que es hoy la principal amenaza para la citricultura mundial: el Huanglongbing (HLB)

El HLB devastó la citricultura de Florida (Estados Unidos), y redujo la producción y aumentó los costos en San Pablo (Brasil). No tiene ningún efecto sobre la salud humana, pero el HLB -una bacteria- provoca la muerte de las plantas infectadas (mandarinos, naranjos, limoneros, pomeleros) y no se ha encontrado ninguna cura hasta el momento.

El HLB se reportó por primera vez en Uruguay en enero de 2023 en Bella Unión (Artigas). La bacteria se transmite a través de un insecto vector (Diaphorina citri), que adquiere la bacteria al alimentarse de una planta enferma y luego puede transmitirla a plantas sanas. La enfermedad también se propaga por el traslado de plantas enfermas. Para evitar su propagación, es clave su detección temprana e inmediata.

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Para enfrentar este desafío, todo el sector citrícola está trabajando coordinadamente, desde el compromiso de las empresas hasta el rol del MGAP como autoridad oficial, incluyendo el trabajo del INIA en la investigación y las soluciones tecnológicas.

El aporte de la investigación.

Según la Directora de INIA Salto Grande, Ing. Agr. Mariana Espino, “dado que una de las formas de transmisión es a través de plantas enfermas, es clave que el sector disponga de plantas sanas garantizadas. Y es en INIA donde se hacen todos los controles y microinjertación para tener plantas libres de enfermedades, incluyendo HLB”.

Uruguay tiene desde 2010 un programa nacional de saneamiento y certificación de plantas cítricas, que regula su producción y comercialización. Permite la trazabilidad de todas las plantaciones, desde el origen del material vegetal, el vivero y la ubicación en el país, mediante georeferenciamiento.

“Por otro lado, INIA se ha enfocado en el estudio de la biología del insecto vector (Diaphorina citri) y en el desarrollo de estrategias de control de su población, compatibles con los requisitos de los mercados externos, que exigen mínima presencia de residuos de agroquímicos en fruta”, remarcó Espino.

Esto incluye el ajuste de métodos eficientes de monitoreo a campo, evaluación de productos selectivos de muy bajo impacto sobre insectos benéficos y el medio ambiente, control biológico del vector mediante insectos y hongos entomopatógenos, y la producción de cítricos bajo cobertura de mallas, que no permiten el ingreso del insecto vector.

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En este marco, en INIA Salto Grande funciona el centro de cría de Tamarixia radiata, una avispita que es el controlador biológico del vector, al alimentarse de sus estados juveniles. Se creó a partir de un proyecto-alianza financiado por ANII y UPEFRUY, con apoyo del MGAP.

“Ya se han hecho liberaciones desde 2022 y últimamente nos enfocamos en la zona de riesgo, en Artigas. Estamos produciendo unas 500.000 avispitas por año y aspiramos a unas 5 millones”, apuntó Espino. En este sentido, un nuevo proyecto coordinado por dichas instituciones busca mejorar la eficiencia del proceso de producción y el registro de Tamarixia radiata, para habilitar su uso comercial.

El rol del MGAP.

El Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca (MGAP) es responsable del plan de prevención y vigilancia del HLB, que actualmente solo está presente en el departamento de Artigas, declarado bajo cuarentena. El plan implica la vigilancia de las plantas para la detección temprana de la enfermedad y la erradicación inmediata de las plantas enfermas, evitando focos de contagio.

El Director de Servicios Agrícolas del MGAP, Ing. Agr. Agustín Giudice, destacó el trabajo con el sector citrícola. “En el caso del HLB, después de su detección en Artigas en 2023, se hizo un plan de contingencia, en un trabajo conjunto del MGAP, INIA y las empresas, con normas estrictas de vigilancia, cuarentena y certificación. Pero además de las regulaciones, es imprescindible la convicción del sector para encarar esto”, afirmó.

“La sintomatología de la enfermedad no es sencilla y exige mucho trabajo de laboratorio -destacó el jerarca-. Hay protocolos y en las zonas en que el virus se detectó los monitoreadores están visitando las quintas (cuadros) para tener el HLB bajo vigilancia”, agregó. Giudice remarcó la relevancia del trabajo con el sector y la necesidad de fortalecer las capacidades del MGAP y de su Dirección.

Comunicación y conciencia.

Para completar todo este trabajo técnico y científico, es clave comunicar y concientizar, especialmente a las personas que están fuera del sector. Con ese objetivo se firmó un convenio con la Comisión Técnico Mixta de Salto Grande (CTM), para financiar una campaña de difusión, un primer apoyo de CTM a la citricultura”, señaló Mariana Espino, Directora de INIA Salto Grande.

“Se necesita el apoyo general de las personas para no traer plantas de otros países y tener una conciencia sanitaria. Además, en muchas casas de familia, patios, jardines, hay árboles de citrus, lo que también requiere estar alerta”, remarcó.

“Con ese objetivo estamos armando un plan de comunicación para 2026, con el aporte de U$S 50.000 de CTM, apuntando a turistas, escolares y liceales, y un despliegue en redes sociales, así como cartelería en lugares de concentración”, informó.

El futuro en juego.

Los investigadores de INIA están analizando a fondo la dinámica biológica del vector y de su controlador biológico. Por razones que hay que profundizar, la enfermedad en Uruguay y Argentina aparentemente no tiene tanta agresividad como en San Pablo o en Florida (EEUU). “Además, el portainjerto que se usa en Uruguay (la base del árbol), el Poncirus trifoliata, es tolerante a la enfermedad. Allí podemos tener una ventaja comparativa, pero no nos podemos confiar”, remarcó Espino.

En la misma línea, el directivo de UPEFRUY, Alejandro Buratovich, remarcó que el HLB es una enorme amenaza para la producción. “Ya vimos los casos de Florida (EEUU) y San Pablo (Brasil). Y observamos especialmente cómo están trabajando en California, de manera minuciosa y continua, para contener la enfermedad”, señaló.

El empresario destacó el trabajo conjunto entre los productores, el MGAP, INIA e INASE. “Hace 10 años que nos veníamos preparando, porque el HLB siempre avanza, nunca retrocede”, aseveró. Se previó un plan de contingencia para cuando apareciera el virus, lo que se concretó en 2023, y ahora se está aplicando. “Desde esa fecha hubo varios positivos, y lo más preocupante es que recientemente se dio uno en una chacra comercial”, remarcó Buratovich.

“El trabajo de monitoreo y control se ha intensificado, con una georreferenciación de zonas amarillas y rojas que definen dónde hacer más intensos los muestreos “, agregó el empresario. “A su vez, cada integrante de UPEFRUY hace un monitoreo propio, en sus chacras, enviando las muestras al ministerio para su análisis”, añadió.

“Es clave trabajar en conjunto y de manera coordinada. Nuestra postura nunca fue ‘que se encargue el gobierno’, sino trabajar juntos contra la enfermedad. Por eso aportamos para el criadero de Tamarixia y sumamos recursos, tanto humanos como financieros, para el monitoreo”, describió.

En la visión de Buratovich “la manera con la cual Uruguay maneje el desafío del HLB será determinante respecto a la llegada de nuevas inversiones al sector, como han llegado en los últimos años “, concluyó el directivo de UPEFRUY.

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