La XV Jornada de Selección de Angus Uruguay —realizada el 15 de agosto en cabaña El Refugio de la familia Barboza— convocó a productores, estudiantes y técnicos para mirar la raza desde tres ángulos que se tocan: historia y estándares, evaluación genética y aplicación a campo. Hubo charlas técnicas, recorrida de lotes, una “master class” de inspectores sobre selección y descarte, y un hilo conductor claro: la inversión en reproductores evaluados tiene retorno medible y rápido.
El presidente de Angus Uruguay, Juan Pablo Pérez Frontini, sintetizó el espíritu de la jornada: “Buscamos animales correctos y adaptados a nuestras condiciones pastoriles, pero con información genética; animales evaluados de los que podamos predecir lo que transmitirán en rasgos de relevancia económica. En la ganadería de hoy, la inversión en genética devuelve en el cortísimo plazo”.
De Escocia al Uruguay productivo
El directivo y expresidente Luis Carrau repasó la trayectoria de la Aberdeen Angus —reconocida como raza en 1835 en Escocia— y su expansión global y en Uruguay: primer registro en ARU en 1888, participación en Expo Prado desde 1917 y fundación de la Sociedad de Criadores en 1938. Recordó hitos como la certificación SA (1955), las pruebas de comportamiento de los 70 y el crecimiento sostenido de los remates de cabaña auspiciados por la sociedad. También subrayó la aceptación histórica de las dos variedades de pelaje (negra y colorada) y la importancia de una evaluación nacional que refleje cómo se expresa la genética en sistemas pastoriles.

El directivo Andrés Peñagaricano desglosó el estándar racial y su vínculo con la performance económica. Enumeró virtudes clave de la Angus —precocidad, fertilidad, facilidad de parto, habilidad lechera, temperamento y aptitud carnicera— y aterrizó en la funcionalidad: estructuras correctas (mano, pata, pezuña y cuartilla), caderas llenas, lomo marcado y ubres bien implantadas.
Recalcó que no hay progreso sin reproducción: “Podemos tener los dos mejores animales, pero si no son capaces de preñarse y criar, no hay evolución”.
Peñagaricano repasó el programa de certificación de la Sociedad (categorías SA, A, PC y exportación) y el servicio de jornadas de inspectores a campo. Entre 2017 y 2024, los animales certificados crecieron 64%, con un piso anual de 22.000–26.000 cabezas, y se consolidó la salida de vientres certificados para exportación (en el entorno de 18.000 en los últimos años), como señal de valor y dinamismo del mercado.

SER: medir el motor para compararlo
En la segunda parte, Carrau presentó el SER (Servicio de Evaluación de Reproductores), activo desde 1992. Explicó el uso de genealogías, pesadas, datos de carcasa y genómica para estimar DEP/EPD, “la mejor predicción del mérito genético de un reproductor”, comparables entre años, sexos y establecimientos dentro de la población evaluada (más de 180.000 animales). La consigna: genética para producir, siempre integrada a sanidad, manejo y nutrición.
El veterinario Santiago Dutra mostró la bajada a campo en El Refugio: objetivos por categoría, inseminación a tiempo fijo del 100% del rodeo y repaso con toros seleccionados; metas de 55% de preñez a la inseminación en vaquillonas y 65% en vacas con cría, buscando 75–80% de preñez temprana en vaquillonas y 80–85% en vacas dentro del primer mes de servicios.
“La reproducción ordena todo: adelanta partos, arma grupos contemporáneos parejos y nos da materia prima para seleccionar”, dijo. El tipo buscado: toros funcionales, sin sobrepreparación, aptos para trabajar a pasto, y vacas longevas, con ubres correctas y capacidad de depositar y movilizar grasa en invierno.
La mirada del anfitrión: cinco patas para que el negocio camine
El productor Jorge Barboza contó la evolución de El Refugio: de recriadores comerciales en suelos exigentes a cabaña que combina fenotipo, EPD, PC y pedigree, con trasplante embrionario desde 2020 y producción creciente de toros y hembras. Su esquema se apoya en cinco pilares: genética, nutrición (con manejo de suelos y pasturas), sanidad, equipo humano y negocio. “Lo que no se mide no se puede mejorar”, remarcó, aludiendo a registros, pesadas y decisiones con datos.

Manga y decisión: elegir y descartar
Por la tarde, los asistentes recorrieron vacas donantes, vaquillonas preñadas, terneras, toros (incluidos red) y terneros, y participaron de una clase práctica de inspectores sobre selección y descarte, con foco en correcciones de estructura, pigmentación, ubres y prepucio, y en sellar criterios de aptitud reproductiva.
