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Fernando Mattos: “Ya estamos trabajando en la estrategia para el día después”

Asumió la presidencia del Instituto Nacional de Carnes (INAC) el pasado 23 de abril y sostiene que el sector cárnico será el que ayudará a Uruguay a salir de la crisis. La pandemia del Covid-19 provocó alteraciones en el mercado mundial, pero hay luces en el horizonte. Se reactivan lentamente las compras de carne desde China, pero “no en los niveles de precios de 2019. Ahora los valores están más ajustados”. Mattos sostiene que uno de los desafíos que hay por delante “es vencer ese exacerbado proteccionismo” y dijo que “esas barreras significarían un retroceso en las políticas de libre comercio donde el mundo avanzó mucho en los últimos tiempos”.

 

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Foto: Ana Rospide

Pablo Antúnez

-¿Cómo ve la situación del mercado mundial de carnes?

-Está todo muy alterado. Con la expansión global del COVID-19 y al no existir una vacuna que contenga el grado de infección, la medida precautoria es la disminución del contacto social y variando según el país, la cuarentena. Eso significa que, en los países que toman las medidas más extremas, se provoque una caída importante a nivel de la actividad y del consumo. Se resiente toda la cadena comercial y el consumo de alimentos. La actividad turística y de negocios está muy complicada y si miramos a la Unión Europea, se vive una situación de mayor apremio y de mayor gravedad respecto al COVID-19.

-¿Y del mercado en Estados Unidos específicamente cuál es su visión?

-El problema es generalmente en la Costa Este y especialmente en ciudades como Nueva York. Ahí también la enfermedad causó una alteración global del comercio de carnes, que comenzó a mediados de enero en China y que hoy se traslada a casi todos los continentes, pero con un impacto muy grande en los países europeos. Hay efectos importantes también en el continente americano.

-Todo hace indiicar que Uruguay no podrá cumplir con las 6.300 toneladas de la Cuota Hilton con la Unión Europea ¿Qué datos se manejan en INAC?

-Hay dificultades para entrar en la Unión Europea. Hay un problema de ingresos por el tipo de productos. Se pensaba que esta dificultad podía ocurrir, porque el ingreso de la carne se divide en trimestres.

Claramente lo que pasa es que confluyeron varios países oferentes al mercado y seguramente tendremos un nivel de saturación. Esa saturación provoca que se agote el cupo trimestral y por lo tanto, puede haber y hay problemas de ingreso de la carne uruguaya en la Unión Europea.

-¿Qué estima en cuanto a la reactivación del mercado de la Unión Europea?

-Los europeos proyectan que esto durará algunos meses y seguramente será un mercado importante siempre como destino. Vamos a estar atentos a la evolución de la enfermedad. Es difícil hacer proyecciones porque nadie sabe cuánto durará el efecto de la enfermedad y luego el retorno a la normalidad. Algunos estudios europeos hablan de que en el mejor de los casos, recién sobre fin de año podrá haber una recuperación absoluta de los efectos, entendiendo que comenzó en febrero. Es difícil proyectar un esquema comercial, en la medida que no se sabe exactamente qué es lo que va a ocurrir. Claramente nuestra apuesta es la ampliación de los mercados.

-Más allá de los problemas hay luces en el horizonte. Los importadores de China están reactivando las importaciones de carne vacuna.

-Hay una corriente de negocios que se viene reactivando, pero no en los niveles de precios con los que supimos operar durante buena parte del segundo semestre de 2019. Ahora los valores están más ajustados. Tampoco se reactivó ni con el volumen, ni con la gama de productos que los importadores chinos estaban demandando el año pasado.

-¿Pero esto es parte de una etapa?

--Sí. Lo valioso es que se está retomando la exportación. La distorsión de China fue muy importante por la parálisis económica, pero previamente había intervenido el mercado porque los precios se habían escapado y habían generado un pico inflacionario no deseado por el gobierno de ese país. Lo que tenemos hoy es un restablecimiento gradual de la actividad en varias zonas, algunas que están con actividad plena y otras que van rumbo hacia eso, inclusive áreas de fuerte infección como la provincia de Hubei que está lentamente abriendo sus fronteras y permitiendo que la actividad se normalice. Aún falta mucho para una reactivación mayor del mercado porque China aún tiene sus fronteras cerradas para visitantes extranjeros.

-¿Cómo ve que se cumpla con el desafío del sector cárnico uruguayo de recuperar el terreno perdido en los mercados internacionales?

-Ese es el desafío, pero en mercados que estén normalizados. A su vez, Rusia también volvió a comprar. Si bien con un volumen menos significativo, pero está comprando bastante más que en 2019. Rusia no ha tenido todavía el impacto de otros países europeos respecto al coronavirus y es claramente una relación directa, en la medida que la infección no ingresa en la actividad social de un país, la normalización del consumo o del comercio, determina que pueda haber una oportunidad de negocios.

-¿Ya se está pensando en el día después del coronavirus?

-Vamos a poner todas las baterías en el día después. Ya estamos trabajando en eso y estamos con la estrategia para poder colocar las carnes uruguayas nuevamente en la medida en que la normalización de los mercados así lo vayan estableciendo.

-¿Cómo será esa estrategia para las carnes uruguayas superada la pandemia?

-Creo que se precisa una acción muy decidida, en coordinación con el Ministerio de Ganadería y el de Relaciones Exteriores, en lo que se refiere a la promoción de las carnes uruguayas y de todos los productos exportables que se producen en Uruguay.

-¿Coincide en que la pandemia despertó un mayor proteccionismo en ciertos mercados?

-Tenemos una experiencia en carne, pero también tenemos por delante el desafío de tener que vencer una tendencia que nos parece que viene creciendo de la mano del COVID-19, que es una exacerbación de un espíritu nacionalista conservador y de alguna manera, proteccionista. Hemos visto con preocupación manifestaciones en la Unión Europea de países productores, prácticamente Irlanda, Francia y otros, que solicitan frenar la oferta de productos exportables de países productores como los nuestros. Evidentemente, hay una tendencia al proteccionismo que genera toda esta pandemia, que provoca la caída de la actividad económica, la caída de los precios y la primera relación es un tiro al libre comercio.

-¿Cuál es el camino para luchar contra eso?

-Me parece que con diálogo, con cooperación internacional y alineándonos a las reglas que establece la Organización Mundial de Comercio (OMC), debemos trabajar por el lado del derecho y tratar de mover esas barreras que se pretenden imponer. Esas barreras significarían un retroceso en las políticas de libre comercio donde el mundo avanzó mucho en los últimos tiempos.

-¿Cuál sería el mayor desafío que tiene el Instituto Nacional de Carnes?

-Es modernizar su marco normativo. Tenemos una ley que cumple 36 años, que ha sido una buena ley en la medida que duró tanto tiempo, pero obedece y tiene postulados de otra época y entendemos que llegó el momento de una revisión a fondo. Existen bases, existen informes y consultoras que trabajaron todos estos años en INAC y algunos postulados que estableció el Poder Ejecutivo, a los efectos no solo de modernizar el funcionamiento del INAC, sino también incorporarlo conjuntamente con la modernización de otras instituciones que hacen a la institucionalidad agropecuaria, para que trabajemos en forma más coordinada de lo que lo hicimos hasta ahora.

-El COVID-19 también alteró todos los planes de marketing.

-Es un cambio importante porque hasta ahora en el poco tiempo que estamos en INAC, hemos tenido que enfrentar la contingencia y tratar de adaptarnos a una realidad y vamos a poner todo el foco en la inteligencia de mercado y en la estrategia de marketing para el día después. Avizoramos que China será el primer mercado potente que estará activo y que estará demandante, pero no exclusivamente. Tendremos que ver y evolucionar. Hoy no podemos pensar en una promoción de la carne en la Unión Europea con la actual situación de bloqueo y de preocupación extrema, con tanta gravedad y con tantas vidas humanas que cobró el COVID-19.

-Uruguay también tiene otros países asiáticos como mercados importantes.

-Japón es un mercado activo, también lo es Corea del Sur. A su vez, Rusia retoma las compras de carne y está llevando más que en 2019. Tenemos que ir viendo el día a día, pero seguro en los próximos meses tengamos una perspectiva mucho más clara, cuando tengamos más certezas que ahora respecto a la evolución de la enfermedad y de los efectos que tiene sobre el consumo.

-Y mirando hacia adentro ¿Uruguay profundizará el camino de importar más carne y valorizar la propia en la exportación?

-En la medida que Uruguay tenga accesos diferenciales a los países de la región y tengamos la posibilidad de remunerar mejor la materia prima a los productores, la carne importada será un regulador. Esa condición determinará que esa carne de calidad que se puede importar sirve como regulador de precios. En la medida que queremos generarle valor a la cadena y eso significa que tengamos mejores mercados que paguen mejor la tonelada de carne en la exportación, también hay un efecto de arrastre sobre todos los eslabones y un encarecimiento de la carne en el mercado interno. Por un lado queremos agregarle valor y al mismo tiempo, preocuparnos para que el consumidor uruguayo tenga acceso a una carne de calidad y a un precio razonable.

En el interior hay un gran trabajo para modernizar el abasto

Respecto a la visión sobre el mercado interno y cómo evitar el doble estándar de calidad, el presidente del INAC, Fernando Mattos dijo a El País que habrá que ver “lo que sale en la ley de urgente consideración, pero ya venimos trabajando con el Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca, que es nuestro nexo con el Poder Ejecutivo, coordinando políticas para reducir el doble estándar de calidad en cuanto al producto y a la oferta que tenemos con relación al mercado interno. Creo que en el interior del país hay un gran trabajo para realizar respecto a modernizar el abasto, llevar lo que es la experiencia de INAC de muchos años en Montevideo, distribuir más esa experiencia en coordinación con las Intendencias y habrá una serie de cometidos establecidos por la ley de urgente consideración y por la ley de Inocuidad, que ya está aprobada por el Parlamento”.

Además, expresó que “hay una serie de decretos reglamentarios que serán promulgados, que tiene relación con el registro de las carnicerías, la distribución y toda la modernización del esquema de guías de transporte y controles de entrega, que serán muy útil para todos los usuarios del sistema”. Según Mattos, “también será útil para poner un patrón de calidad estándar en Uruguay en cuanto a los propios expendios que comercializan carne, estableciendo una especie de sistema único nacional de las condiciones para que el interior tenga acceso a carne, mirando siempre los aspectos de inocuidad, que es muy importante y una preocupación constante del gobierno. Esa es una gran preocupación del gobierno y la vamos a llevar adelante”.

La importación de carne bovina fresca, desosada y madurada sigue firme y los volúmenes en el abasto crecieron en marzo, luego del piso que mostraron en febrero. Según datos de la Dirección Nacional de Aduanas, ingresaron 3.013 toneladas de carne refrigerada, unas 1.200 toneladas por encima de los volúmenes entrados en febrero. Del volumen importado, 2.684 toneladas correspondieron a cortes enfriados y 329 toneladas a carne vacuna congelada. Brasil (especialmente los frigoríficos de Rio Grande do Sul) continúa siendo el principal proveedor.

Sobre esto, Mattos afirmó que por un lado, “se busca darle valor a la carne uruguaya, pero al mismo tiempo, preocuparnos para que el consumidor uruguayo tenga acceso a una carne de calidad y a un precio razonable”.

Pablo Mestre
Pablo Mestre

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