Es director de los Servicios Ganaderos del Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca desde 2017 pidió a los productores que respeten a rajatabla los tiempos de espera de cada específico veterinario que utilizan para evitar daños en la inocuidad de los alimentos exportados y así garantizar que Uruguay mantenga los mercados.
Confirmó que habrá una campaña de control y erradicación de la mosca de la bichera (gusano barrenador), un viejo anhelo de la producción, que apunta a bajar costos y ganar mercados. Dijo que se está trabajando con el Servicio Nacional de Sanidad (Senasa) en el protocolo sanitario para abrir la importación de asados bovinos argentinos.
Pablo Antúnez
-¿Cuáles son los desafíos que tiene Uruguay en materia de sanidad animal?
-Estamos libres de las seis enfermedades de mayor peso para la Organización Mundial de Sanidad Animal (OIE): fiebre aftosa, encefalopatía espongiforme bovina (conocida como mal de la vaca loca), peste equina, peste de los pequeños rumiantes, perineumonía contagiosa bovina y peste porcina clásica. Estamos trabajando en otras, porque hay mercados que restringen otras enfermedades o piden los requisitos de la OIE.
-¿Puede profundizar un poco ese concepto?
-La idea es seguir trabajando en brucelosis, tuberculosis, garrapata y sarna. Vamos a tener alguna comienzo de campaña en mosca de la bichera (gusano barrenador) y en leucosis bovina, que está siendo muy importante a nivel mundial. También estamos pensando en leptospirosis. Son enfermedades que hay que empezar a analizar si no deben estar en el contexto de una campaña oficial.
-Uruguay viene encaminado hacia una nueva etapa en el control y erradicación de la brucelosis bovina. ¿Hay avances en esta campaña sanitaria?
-Se viene trabajando bien. La prevalencia es cada vez más baja y cuesta mucho detectar los portadores asintomáticos o positivos (a través de muestreos sanguíneos). Cada vez se sangra más para encontrar esos animales positivos.
-¿El cambio en la normativa que se hizo fue positivo?
-En el marco de ese cambio se creó una zona buffer (una zona de protección) y ayudó mucho a bajar los costos de la campaña, que los estamos evaluando, pero hablamos de casi US$ 10 millones. Tal vez tenemos que hacer otras evaluaciones, como tener otras áreas de vigilancia.
-¿Por ejemplo?
-En cierta medida, esas nuevas áreas de vigilancia se están cubriendo en el marco del nuevo muestro que tenemos pactado con China, porque una de las exigencias del protocolo de exportación de carne, era que cada tropa que iba a frigorífico fuera muestreada. Eso lo logramos cambiar, trabajamos con otra forma y va a estar todo el país monitoreado y ese mismo muestreo se utiliza para brucelosis. Vamos a estar cubriendo todo el país, tanto para fiebre aftosa, como para la brucelosis.
-Hay algunos problemas en la eliminación de animales positivos a tuberculosis. ¿Se han venido solucionando?
-Sí, estamos enfrentando algunos problemas en la faena sanitaria, pero se está haciendo. Tenemos algunas ideas de un cambio en la campaña para el año que viene o para el que le toque dirigir los Servicios Ganaderos en el próximo período. Son ideas de cambios en la normativa de la campaña para que se haga más ágil la salida de los animales positivos de los predios, que es uno de los problemas que tenemos hoy.
-Hubo un crecimiento significativo en el número de compartimentos ovinos de alta bioseguridad, para incrementar el volumen de carne ovina con hueso que se exporta a Estados Unidos. ¿Complicó ese crecimiento?
-Cierra el año con más compartimentos de los que pensábamos tener habilitados y sí, complicó. Tuvimos que hacer una segunda compra de caravanas (para garantizar la trazabilidad individual de los corderos). Ya habíamos comprado 12.000 y se tuvo que hacer una segunda compra. Cerramos con 18.000 sueros procesados en nuestra dependencia (Dirección de Laboratorio Veterinario Miguel C. Rubino), superó bastante lo que teníamos previsto.
-Entre los países sondeados para exportar carne ovina sin desosar basándose en el compartimento ovino de alta bioseguridad está Japón. ¿Hay avances?
-Con Japón se está negociando. Recibimos hace unos días un cuestionario de análisis de riesgo de Perú y tenemos que ir sondeando otros mercados, para ver si esta herramienta facilita el ingreso de carne ovina con hueso (Unión Europea, Israel, México y otros).
-Esa herramienta creada por Uruguay y avalada por el código zoosanitario de la OIE también puede usarse para la exportación de genética. ¿En qué está este paso?
-Es una de las alternativas que tiene el compartimento de alta bioseguridad y una de nuestras prioridades. Todavía no hay ninguno abierto para la exportación de genética, pero es una línea en la que se está trabajando.
-Con las recientes subas de la carne cobró más fuerza el pedido de importar ganado en pie desde Brasil para faena. ¿Ya está en marcha el análisis de riesgo?
-Mandamos una consulta a ciertos mercados de mayor importancia. Planteamos si la importación de ganado en pie significaba un cambio en nuestra caracterización de riesgo, porque no es lo mismo importar 25 animales anuales, que son para mejorar genética, que importar entre 100.000 y 200.000 animales para otro destino, como puede ser faena. Consultamos a los compradores de carne para ver si no cambiaban el análisis de riesgo de Uruguay. Hasta ahora hay contestación de un país, faltan los demás.
-¿Puede ser una limitante en ciertos mercados?
-Sí, puede serlo si nos cambia la caracterización de riesgo. Por ejemplo, Japón estuvo 10 años haciendo una caracterización de riesgo. ¿Sería conveniente importar ganado si perdemos eso? Con Brasil estamos en la misma situación sanitaria, con algunas diferencias en las herramientas que se usan en las campañas, pero nos queda esta otra alternativa. No queremos retroceder en la caracterización de riesgo.
-El mayor volumen de carne bovina para el abasto interno entra de Brasil, luego algo de Paraguay. ¿En qué está el protocolo sanitario para importar asados de Argentina?
-Se trabaja en este momento el certificado sanitario de importación de asados desde Argentina. Acaba de llegar hace unos días y se está analizando. Quedará abierto para ese producto.
-¿Por qué no se puede traer de Brasil?
-No se laudó con Brasil. Con Argentina fue un convenio recíproco de 2016, que Uruguay abrió el mercado para mandar asados y viceversa. Con Brasil ese paso no se dio y se podrá analizar. En poco tiempo Brasil va a estar en un status superior al nuestro, hablamos de Rio Grande do Sul, que estará libre de fiebre aftosa sin vacunación. No descartamos nada, pero todo tiene que ser estudiado. Hay que analizar que el Uruguay no arriesgue sus exportaciones.
-Otra de las preocupaciones es el mal uso de los específicos veterinarios y el hecho de no respetar los tiempos de espera. ¿Cuál es el mensaje al productor?
-El status de Uruguay puede cambiar o sufrir restricciones por el mal uso de los productos veterinarios o agrícolas que pueden llegar a los productos exportados. Se deben respetar a rajatabla los tiempos de espera de cada producto y a su vez, no traer productos de uso veterinario de contrabando. Hemos encontrado muchos.