Desde Paso Ataques, en la cuarta sección de Rivera, Silvana Olveira, una emprendedora de 36 años, ha logrado fusionar su amor por el campo y la moda en una marca que rinde homenaje a sus raíces familiares. Su emprendimiento, "Tomasa", no solo lleva el nombre de su abuela, sino que también utiliza como logo la marca de ganado familiar, un símbolo que conecta a Silvana con su herencia rural y la tradición ganadera de su familia.
"Tomasa" nació en 2020, durante la pandemia. "Me quedé sin trabajo porque las fiestas se suspendieron, y ahí arranqué con Tomasa, casi como un hobby, aunque realmente fue porque no sabía qué más hacer", contó Silvana, quien antes de dedicarse a la confección de bombachas de campo, trabajaba como diseñadora de vestidos de novia y de alta costura.
Criada en el campo, Silvana recuerda con cariño sus primeros años: "Fui a la escuela a caballo, siempre en relación al campo, pero luego me vine a Montevideo para estudiar diseño de moda en UTU". A pesar de haber considerado una carrera en fisioterapia, la moda fue siempre su verdadera pasión. Desde niña, con una máquina de coser de juguete, Silvana creaba colecciones para sus muñecas inspiradas en las revistas que llegaban al campo. "No teníamos tele, ni luz, pero esas revistas eran mi ventana al mundo de la moda", recordó.
El giro definitivo hacia la confección de bombachas llegó durante la pandemia, cuando, alentada por su cuñada, decidió probar suerte con esta prenda típica. "Primero intenté hacer para hombres, pero no funcionó tanto. Cuando empecé a hacer bombachas para mujeres, fue un éxito. Vendía un montón, incluso a Brasil", relató con entusiasmo.
La marca Tomasa no solo fue un éxito comercial, sino que también le permitió a Silvana reconectar con sus raíces. "Los fines de semana siempre voy al campo, lo necesito. Seguimos teniendo vacas y ovejas, y mi hermano cuida de todo, pero yo siempre vuelvo", afirmó con orgullo.
Hoy en día, Tomasa ha evolucionado y crecido considerablemente. "Ya no son solo bombachas, también hago jeans, sobrecamisas y tejidos. La marca ha crecido y me ha permitido ser libre, ya que puedo enviar mis productos a cualquier parte del mundo sin las limitaciones que tenía con los vestidos a medida", explicó.
Su participación en ferias y muestras de emprendedores ha sido clave en su crecimiento. De hecho, fue una de las seleccionadas por el programa Sembrando para participar -por primera vez- de la tercera Edición Diálogos y Saberes Mujeres Rurales y del Agro, en la Expo Prado (organizado por el MGAP e IN-Mujeres) una oportunidad que aprovechó al máximo. "Es genial conocer a clientes que ya te conocen por internet pero que quieren ver y tocar los productos", comentó.
Para Silvana, Tomasa no es solo una marca, es un tributo a su abuela y al legado familiar. El nombre de su abuela y la marca de ganado están en cada prenda. Es su manera de mantener viva esa conexión con su historia, con el campo y con lo que siempre ha sido parte de ella.
A través de Tomasa, Silvana Olveira no solo ha encontrado una forma de subsistencia, sino también un medio para honrar su pasado y mirar con optimismo hacia el futuro.