-Ha sido muy crítico con la venta de acciones de Marfrig a Minerva en Uruguay . ¿Por qué?
-Es algo relevante para el sector agropecuario, para el sector ganadero y hay factores de preocupación fundamentados. Si se analiza el comportamiento de Minerva a nivel local, vemos que cuando plantea la compra del BPU, más allá que a nadie le gustaba, porque implicaba que se retirara una empresa japonesa y que la comprara alguien que ya tenía tres plantas, parecía como que no era muy lógico. Cuando la Comisión de la Competencia hizo el análisis, llegaba que un 26% de Minerva, igual que Marfrig, eran porcentajes adecuados. Ahora el desarrollo es preocupante.
-¿En qué sentido?
-Para que la Comisión avalara la compra del BPU por Minerva, eso se planteó en noviembre del año 22 y se aprobó en agosto del año 23, después hay un periodo corto de posibilidad que uno interceda de acuerdo con lo que la Comisión defina. Pero inmediatamente vencido ese plazo, ahí Minerva plantea la compra de activos de Marfrig a nivel regional, de 16 frigoríficos en US$ 1.500 millones, con 11 plantas en Brasil arreglado, una en Argentina, una en Chile y tres en Uruguay, eso conformaba lo que daría una estimación de US$ 100 millones por planta. Y no puedo creer que paguen 100 millones por planta en Uruguay cuando se vendió BPU en US$ 40 millones, siendo el mejor frigorífico que Uruguay tiene. Obviamente, si Minerva hubiera planteado eso antes de lo que fue la adquisición del BPU, ni la Comisión de la Competencia, ni a nivel político hubieran aceptado darle BPU, entonces creo que fue una estrategia.
-¿Cómo puede afectar si se concreta?
-De aprobarse, con las tres plantas de Marfrig, Minverva llega a casi un 50% de la faena de una sola empresa, lo que realmente sería muy malo, por no decir catastrófico. No en lo inmediato y no se va a terminar la ganadería en el Uruguay, sí van a terminarse algunos productores y es algo que después que quede no se lo puede sacar y quizás sea tarde cuando vean los efectos que ello tiene.
-¿Qué efectos puede tener?
-No hay que ir muy lejos, porque si uno mira lo que pasa en Paraguay, es claramente lo que va a pasar acá, no es que quizás vaya a pasar. Tanto el presidente de la Asociación Rural de Paraguay y un ex ministro de Ganadería, fueron bien claros en las apreciaciones y los consejos que dieron sobre el riesgo que tiene Uruguay de aprobarle a Minerva esas tres plantas de Marfrig. Dicho por gente con experiencia propia, más allá de las experiencias que podemos tener quienes también tenemos campo allá. Han vivido y convivido con el problema. Es de preocupación extrema y va a terminar siendo un tema político.
-¿Por qué lo dice?
-Hay cosas que sacan de contexto. Vemos clara la posición que tiene el presidente INAC (Conrado Ferber), que inclusive estaba en contra de darle el BPU a Minerva, ahora fue terminante de entrada con respecto a lo que era este negocio. Después, se sacaron de contexto algunas palabras del Ministro de Ganadería (Fernando Mattos), donde genera dudas que evidentemente no tiene. Por los políticos que hablamos, en términos generales no hay dudas. Y ojo, acá no hay nada ni contra la empresa, ni contra el funcionamiento; la empresa es buena, la gente que la maneja es buena, lo que pasa es que hay que ver cuál es su filosofía de trabajo y fundamentalmente no apostando al consumidor final.
-¿A qué se refiere?
-La Comisión de la Competencia también mira lo que es el consumidor final y acá no se va a ver afectado para nada, porque inclusive hay una libre importación de carne para el consumo que se está haciendo hoy, sino que acá hay que tener una visión distinta, que esperemos la Comisión lo vea a fondo, que es el proveedor de esa materia prima. Ese es el que sin ninguna duda va a estar perjudicado donde haya una colusión de valores. Si uno analiza la faena que va a tener Minerva, de adjudicarle las tres plantas, va a ser equivalente en torno a la producción de 7 de los 14 millones de hectáreas ganaderas del país. Va a tener el dominio de la producción, en cuanto a valores, de la mitad de las hectáreas productivas ganaderas del país. Eso es un dato real. Pero además, si un particular uruguayo va a Brasil y quiere comprar 1.000 hectáreas, no puede si no tiene un permiso especial del gobierno. O sea, nosotros acá estamos dando a un extranjero determinadas condiciones, que nosotros mismos en ese país no tenemos.
-Pero hoy no hay impedimento en ese sentido…
-Es verdad. Los países tienen que tener una política que lamentablemente Uruguay no la tiene. Sería bueno que la tuviera, no va a ser el momento ahora de ponerla, pero sí debería haber una política clara en cuanto a este tipo de cosas. Porque aparte, algunos hablan de lo malo que sería ver que el país no aprobara esto, pues podría afectar la inversión externa.
-¿No es así?
-No, esto no tiene nada que ver con ninguna inversión del exterior. Esto no es inversión, es una venta de activos, acá compran unos frigoríficos y otro los vende. Es como si yo vendiera mi casa. Acá las inversiones ya están hechas y es una venta de activos interna, o sea que no perjudica para nada la imagen de la gente que viene a invertir del exterior, como lo hizo UPM. Acá, de las cuatro plantas de Marfrig, tres las compraría Minerva y pasaría a tener casi el control de la mitad de lo que se faena en el país. Que más allá de eso, también va a concentrar económicamente.
-¿Ve un riesgo en los pagos?
-No. Hoy pagan de fecha, pero también va a haber una concentración importante de capitales, de movimiento de plata y de financiación, porque los ganados se venden con 45 días de plazo. Por eso, hay varios factores que son legales y factores que son reales.
-Explíqueme ese concepto.
-La legalidad la tendrán que medir. Tanto ARU, como la Federación Rural, la Asociación de Consignatarios y otras gremiales, están haciendo trabajos y esperemos que la Comisión de la Competencia, esta vez sí, escuche a todos los protagonistas de uno y otro lado para tener una decisión bien conformada en la parte legal y en la parte real. Es una decisión técnica en un principio, pero al final va a terminar siendo política. En ese trabajo de ARU, que incluye parámetros internacionales, está la posible competencia, las colusiones, e incluye el indicador Maverick. Ese argumento utilizó la comisión en el negocio del BPU, que tenía que dar un 26% del mercado. Si utilizara ese mismo criterio, le tiene que decir que no por estas tres plantas ahora. Eso en cuanto a lo legal, pero está la parte real.
-¿Qué es la parte real?
-Es lo que directamente ocurre en el mercado interno. Sabemos que Minerva es un vendedor de commodities, no es de las plantas que le ponen valor agregado al producto, como hacen por ejemplo Las Piedras, Tacuarembó, Pando, San Jacinto; no digo que esté mal, que quede claro. Pero cuanto mayor valor agregado lleve un producto, más mano de obra va a dar, más valor va a tener de exportación y más divisas van a entrar al país. Además, si en torno al 80% del resultado del frigorífico es el novillo, al darle un valor agregado, uno puede disminuir la importancia de la compra de la materia prima; ahora, cuando uno lo único que hace es faenar y exportar sin agregarle valor, el foco es apuntar a comprar lo más barato posible. Eso también debería influir en el momento en que la Comisión analice. Todo eso, es con respecto a la parte técnica, pero después hay otra cosa que no es menor.
-¿A qué se refiere?
-Un ejecutivo de Minerva, que se llama Luis Ricardo Alves, en un evento de Minerva Day, indicó que los planes de la empresa son compras directas y operaciones barter en Uruguay. Y dijo textualmente: “el objetivo es ampliar las compras directas de ganado con una reducción de la participación de los intermediarios en la adquisición de hacienda”. O sea, que quede claro, ellos están en su derecho de prescindir de los consignatarios y los consignatarios estamos en el derecho de resaltar cuál es el objetivo final de esto. Ellos están haciendo convenios con productores, pero ojo, eso es pan para hoy y hambre para mañana, no tengo ninguna duda.
-¿Por qué lo dice?
-Una vez que esté consolidado y que Minerva pueda controlar el 50% prácticamente de la faena del país, en el mediano y largo plazo, eso va a ser un problema para el productor, no les quepa duda. Como lo es en Paraguay. Pero volviendo a lo real, ya hay antecedentes.
-¿A qué se refiere?
-Acá ya hubo un antecedente que en determinado momento Minerva no cumplió con los contratos que tenía con los productores en las condiciones que estaban, porque entendía que la planilla de los Consignatarios no era el fiel reflejo y que entonces no condecía. Eso lo hablé personalmente con el que estaba en ese momento encargado de todo. O sea, hubo claramente un no cumplimiento de un contrato con productores. Ahí dije, bueno, pero pónganse de acuerdo con la planilla de INAC que refleja los precios de exportación, tampoco les servía. O sea, hay cosas legales y cosas reales de mercado.
-Como el trato con los consignatarios…
-Estas son las cosas reales de mercado, como la declaración de Luis Ricardo Alves, con respecto al tema de las compras directas y los consignatarios, que evidentemente marcan una legítima posición, a tal punto que lo dicen públicamente. Pero va más allá de nuestra profesión, lo veo mucho más como productor que como intermediario. Estoy acostumbrado a luchar con una realidad que si el productor fuera consciente entendería. Por ejemplo, hoy hay un problema con dos frigoríficos chinos con posibilidad de pago, pero que no han pagado, y los productores no lo han sentido. Lo digo por experiencia propia: los productores han cobrado en su totalidad, y eso gracias a los consignatarios. Ojo, no es poca plata, son casi 7 millones de dólares que hay de impagos a proveedores por parte de los frigoríficos chinos, y que el productor no lo ha sentido. No digo que vaya a pasar eso con Minerva, pero ya en otras ocasiones también ha pasado, y el consignatario ha cumplido.
-En resumen, ¿Cuán grave cree que sería si sale el negocio entonces?
-Hay razones para preocuparse, nadie está, ni contra Minerva, ni contra Marfrig, sino que uno lo que tiene que hacer es cuidar al productor. Dejemos a los consignatarios de lado, que nos sabremos defender de alguna manera, cuidemos al productor, y sobre todo, a una producción de carne que es básica, imprescindible para la economía del país y para la economía de todos los uruguayos.
La carta a Lacalle Pou y los votos de los ganaderos...
-¿Cree que será política la decisión?
-Hay un montón de cuestiones legales, que espero que ayuden a la decisión de la Comisión, y hay un montón de cosas reales de funcionamiento, que ahí es donde se le va a exigir a la parte política. Se está haciendo una recolección de firmas a nivel electrónico, con una carta para presentarle al presidente Lacalle Pou.
-¿Cuál es el objetivo de la carta?
-Para que vea también la importancia que tiene para los productores rurales, que son en definitiva una base importante al momento de las elecciones, en el apoyo que ha tenido este gobierno y la coalición. Esto realmente va a estar afectando a muchos productores, que van a ser los que van a votar este año. O sea, que también hay que mirar con cuidado una decisión que en el corto no parece, pero que en el mediano y largo plazo va a perjudicar al productor ganadero, que es el más importante que tiene el país como fuente de exportación y como entrada de divisas.
-¿Puede afectar el apoyo al gobierno?
-Digo que hay que tener mucha atención con ese tema. Porque en el momento que vayan a poner el voto los productores que se van a sentir perjudicados en función de la decisión que se tome, puede influir. Porque la empresa también se está moviendo del otro lado…
-¿Por qué lo dice?
-Basta ver el trabajo que está haciendo Minerva, en cuanto al lobby político. Internamente han salido algunos artículos contratados por estudios jurídicos, y doy fe de eso. No es uno solo, contratan varios estudios jurídicos de los importantes, entonces hasta se complica contrarrestar la posición. Aparte, gente del exterior ha querido tener alguna participación, llevar personas identificadas a hablar con la Comisión, que lo ha rechazado, para argumentarla a favor de la no posible colusión o el dominio del mercado, etc. O sea, hay un trabajo de equipo a nivel de estudios jurídicos, y también un trabajo a nivel político, yendo en las giras que hace el gobierno con otro motivo distinto.
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