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Colibrí Matrero: un fenómeno que hizo historia

El Criollo de “La Pacífica” se convirtió en el primero en ganar tres veces seguidas el Freno de Oro

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Foto: Fagner Almeida

La historia de la raza Criolla incluirá sin dudas su nombre. Y con él, el de los criadores uruguayos. Porque no es un caballo más. En estos momentos es EL Criollo. Cuando en la tarde del domingo pasado se corrió la última vaca en Esteio, Brasil, definiéndose la final del Freno de Oro, la prueba por excelencia de la raza Criolla que reúne morfología y función el Colibrí Matrero pasó a ser leyenda. Esta prueba, a la que solo llegan los mejores 48 machos y 48 hembra, de unos 2.000 caballos que forman parte de las clasificatorias realizadas en Argentina, Brasil y Uruguay es como “el Mundial” de la raza.

Con esos números que evidencian el filtro que es necesario superar para llegar a la gran final bien podría afirmarse que competir en Esteio ya es un gran logro para cualquier binomio y expositor. Si a eso se le suma pasar a la final del día domingo, donde solo participan los mejores 16 puestos de la tabla en cada categoría al finalizar las pruebas del día sábado el mérito y el orgullo se incrementan.

Pensar en la posibilidad de ver caballos uruguayos participando de la final es algo que siempre ilusiona, pero por el universo y el nivel existente en la región se hacía muy difícil. Ya hace algunos años, diferentes jinetes y cabañas habían logrado llegar a Esteio y participar en las pistas, pero la verdadera historia comienza a escribirla una dupla fenomenal integrada por Colibrí Matrero, caballo de la cabaña La Pacífica, y su jinete y entrenador Gabriel Marty.

En la edición 2022 del Freno de Oro el Colibrí Matrero se consagra Tri-Campeón del Freno de Oro de forma consecutiva, un hecho inédito en la raza y que difícilmente vuelva a repetirse. Además, acumula otro Freno de Oro Ficcc siendo el caballo con más condecoraciones hasta el momento. Así es como algo que en primera instancia era increíble e impensado se volvió una leyenda que hizo historia en la raza.

El inicio del camino.

Este caballo llegó al centro de entrenamiento de Gabriel Marty, en Barra do Quaraí, en mayo de 2017 para comenzar su preparación para participar del Freno de Oro en el año siguiente, pero ya desde potranco había mostrado su temple. “Cuando el domador nos entregó el caballo lo probamos y nos impresionó mucho algunas de sus cosas, la forma de moverse nos llamó mucho la atención” admitió Juan Salustiano Peirano Vejo, director de cabaña La Pacífica. A partir de ahí empieza su camino, compitió en un concurso de domadores a poco tiempo de ser entregado y anduvo muy bien sin embargo decidieron pararlo un tiempo. “A veces, a temprana edad, los caballos demuestran aptitud y si uno no respeta los tiempos de evolución se terminan rompiendo” subrayó Peirano.

Desde La Pacífica se enfocan mucho en la observación para hacer la selección, “siempre tratamos de ver qué es lo mejor de cada generación y darles un seguimiento en cuanto a su evolución morfológica, así es como definimos qué animales van a doma y cuáles no, sobre todo los machos” comentó Peirano. Evidentemente, gente conocedora de su manada, donde pone el ojo pone la bala. Eligen al Matrero, lo esperan el tiempo que fue necesario y luego se lo entregan a un entrenador reconocido como Gabriel Marty que hace su trabajo y aporta la magia para salir a la pista a dar show.

Para llegar ahí, o al menos para intentarlo, hay que trabajar duro y requiere de mucho entrenamiento y práctica. En ese tiempo, en cada entrenamiento, en el cúmulo de horas, días y años juntos nadie llegó a conocer al caballo como Marty, nadie. “En estos cinco años que conviví con él es un caballo que me enseñó a conocerlo y respetarlo. Para poder trabajar en conjunto lo tuve que conquistar, conquistar su alma, conquistar una amistad, así me gusta pensar nuestro vínculo, es algo especial que solo existe entre nosotros”, reflexiona Marty.

Al momento de pensar en sus cualidades destacadas su entrenador menciona lo excelente de sus movimientos y que es un caballo “bueno de vaca”. Ambas características le valieron el destaque en las pistas una y otra vez, hasta llevarlo al podio con notas funcionales excepcionales y pruebas excelentes. Su nivel es único, “es un caballo único, me animo a decir que no va a existir otro como él” dijo Marty.

Los resultados hablan por sí solos. Cada prueba es mejor que la anterior y las medias van creciendo, crece la expectativa y las ilusiones y el zaino logra lo impensado. “Fue un hito muy importante, lo vivimos con asombro y alegría, pero realmente nunca imaginamos llegar a ese lugar” confesó Peirano. Por su parte Marty afirmó que ni en su mejor sueño pensó obtener cuatro “oros” pero mucho menos así: “nunca pensé llegar hasta acá, volverme el jinete que más veces logró subir en el podio de forma consecutiva, es un sueño, y hoy solo puedo agradecer a Dios y a ese pingo que todas las palabras le quedan cortas y no son suficientes”.

Más allá de las vueltas del destino, de los golpes de suerte y otros tantos factores hay cosas que no son casualidad. Esta victoria es producto de diferentes elementos: el potencial del caballo, el conocimiento del entrenador y también del trabajo duro. La única forma de ver resultados es trabajar de forma constante y ordenada, aun cuando hay cansancio. “Desde 2008 que estoy trabajando en esto, ya monté casi 90 caballos en la final del Freno de Oro y si algo he aprendido es que el secreto está en el trabajo diario, el entrenamiento y la dedicación” cuenta Marty.

Enseñanzas de un experto.

Gabriel Marty es un reconocido jinete y entrenador de Brasil y con reconocimiento internacional. Un apasionado eterno de los criollos que comenzó a montar desde los 4 años y supo que no iba a bajarse pronto. Luego de recibirse como médico veterinario se dedicó de forma profesional a la cuida y entrenamiento y desde 2008 está concurriendo a la final del Freno de Oro de forma ininterrumpida.

Hoy, todo el camino recorrido y el esfuerzo da sus frutos y Marty también conquista ese podio junto al Matrero logrando un galardón único como jinete. “El camino es difícil y arduo, pero vale la pena. Hay que trabajar duro para alcanzar la gloria, esa es la única forma de llegar a la cima” expresó Marty buscando compartir esa sensación con todo aquel gurí o joven que se está iniciando en el mundo del Criollo.

Cada vaca corrida, cada punto de placa han sido experiencias y enseñanzas que acumula en su trayectoria el jinete. Luego de cada participación ha aprendido mucho y hoy se posiciona desde otro lugar, ya antes de la entrada a pista. “Aprendí que para entrar a la prueba es preciso una concentración máxima” cuenta Marty, solo vivido de esa forma se logra un estado óptimo para darlo todo en la pista.

Pese a eso, el jinete reconoce que además de entrenar el caballo también es precisa una preparación psicológica y física del jinete para conseguir una concentración máxima. En lo personal él elige rememorar todos los sueños y proyectos que tenía siendo gurí y canalizar esa energía para hacer el mejor trabajo dentro de la pista.

Este Freno de Oro sin lugar a duda tenía un tinte particular para ese caballo que venía siendo suceso en cada una de sus apariciones en pista, pero es sabido que esta prueba es una consecuencia de una serie de factores. Todos esos elementos generan una responsabilidad que Marty dice que se convirtió en una presión para con el caballo. “La presión que tenía dentro mío era muy particular, era con él y no con el resto, cada vez que estábamos por ingresar a pista yo le palmeaba el pescuezo y le pedía a Dios que nos diera a los dos lo que nos merecíamos como binomio” confesó el jinete.

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Foto: Felipe Ulbrich

Lo que vendrá.

La gran incógnita de todos los “criollistas” y seguidores de las pruebas de la raza es qué hará ahora el caballo. Conversando con Marty comentó que aún no está definido si participará de la próxima Ficcc pero hay una cosa que tiene clara “él se merece vivir la gloria que conquistó y en lo que a mi respecta estará eternamente agradecido a ese gran caballo llamado Colibrí Matrero”.

Tiempo atrás, luego de conquistar el segundo Freno de Oro, Peirano dijo en una entrevista en Rurales El País que “todo cambia y nada cambia” y de esa forma resumía la enseñanza que les dejaba como cabaña el triunfo. Conscientes de que estar donde estaban era algo increíble, pero también convencidos de que debían seguir trabajando como el primer día es que trazaron los nuevos objetivos y apostaron una ficha más a este zaino que iba a dar que hablar.

La prensa brasileña lo define como el caballo que fue capaz de encantar al público, su jinete lo define como un fenómeno, un individuo marcado por Dios. Hoy es posible afirmar que Colibrí Matrero es un caballo que nació con una magia especial y escribió un capítulo en la historia del Freno de Oro y de la raza Criolla que perdurará y será recordado siempre.

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