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Alfredo Lago: “El gobierno abusó de la integración de la cadena y nos dejó solos”

El presidente de la Asociación Cultivadores de Arroz (ACA) y denunció que el sector “está en retracción, cayendo en área y número de productores” con industrias que tienen menos materia prima, más capacidad osciosa y generan menos trabajo. La gremial tiene fundadas esperanzas de que las últimas gestiones realizadas ante el presidente Tabaré Vázquez, haciéndole comprender las dificultades, puedan redundar en medidas de apoyo. Consideró que “hasta ahora el gobierno se amparó en las fortalezas del sector y dejó que los productores resolvieran solos sus problemas”, pero advirtió que “la capacidad de resistencia está llegando al final”.

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Archivo El Pais

Pablo Antúnez.

-¿Cuál es la situación del sector arrocero?

-Está en retracción, cayendo en área y en número de productores. Porteras afuera, hay industrias que tienen menos materia prima, con capacidad instalada ociosa, servicios relacionados con el sector que están generando menos trabajo (transporte, proveedores de insumos, talleres y maquinaria agrícola). Hay una casi nula venta de maquinaria agrícola porque es poca la capacidad de recambio que han tenido los productores.

-¿Cómo se sienten por ser responsables indirectos de esa caída en el empleo?

-El daño que el sector le está causando al resto de las localidades es grande. Nos sentimos responsables de la falta de empleo que tienen estas localidades. Las situaciones que se viven demuestran cuánto influye el arroz en estas actividades, que en muchos casos, no son exclusivas del arroz pero tienen una dependencia muy grande en las regiones que estamos. Las marcas de maquinaria que están en Rio Branco no tienen otro motivo para estar que su relación con el arroz.

-¿Cómo llegamos a esta situación?

-No sólo alertamos al gobierno de que se llegaría esta situación, venimos buscando acciones para minimizarla, pidiendo ayudas. Las políticas monetarias y cambiarias influyeron negativamente en el arroz y causaron una pérdida de competitividad, al igual que las políticas tarifarias. Se priorizaron otros objetivos y no los reales de la gente. Creo que el gobierno en este último tiempo de búsqueda de mayor interacción, dejó que el sector se revuelva solo y se amparó en nuestras fortalezas, por la productividad, por la calidad y por el reconocimiento del arroz. También abusaron de nuestra integración como cadena y dejaron que resolvamos solos todos los problemas que los abordaban.

Prácticamente

estamos implorando

para poder seguir

plantando arroz.

-¿Esa capacidad de resistencia ya está al límite?

--Sí, lo está. Aguantamos mucho tiempo en base a nuestras fortalezas. Cuando el gobierno hizo un análisis se confió en que los productores iban a seguir plantando y generando actividades, no se sintieron involucrados nunca para poder generar mayores condiciones o minimizar la situación que se vive.

-¿Se da la paradoja que esa fortaleza del sector le está jugando en contra?

-Así es. El gobierno entiende que el sector arrocero va a seguir su actividad o seguirá buscando una solución, porque por deformación somos optimistas siempre y donde vemos una situación que nos aliente terminamos haciendo una nueva siembra.

-¿La caída del área plantada en la última zafra podría haber sido mayor?

-Se cayó en área, pero si se analiza con realismo la situación que el productor ha visto para adelante, no tiene nada de qué agarrarse pero igual insistió y generó actividad. En definitiva, tanta gente que se involucra con nosotros, terminan siendo beneficiarios de la decisión de seguir plantando. El productor sigue enterrándose. Las pérdidas se generan a nivel de producción y el arrocero está condicionado en su ecuación económica, comprometiendo el tamaño de muchos años. Está comprometiendo el trabajo de mucha gente que hace años vio un horizonte en el arroz del Uruguay, que generó toda la infraestructura, la automatización, el manejo del riego, etc. Son todas cosas cotidianas pero importantes para el desarrollo del Uruguay.

-¿Y si esta situación de complejidad persiste?

-Estamos con posibilidades de perder gran parte de estas fortalezas, porque seguimos sin encontrar en el Estado uruguayo alguien que esté dispuesto a sumarse a esa fortaleza, sabiendo que esto es lo que el Uruguay ha sabido hacer, que pasó por ciclos complicados, pero en los 100 años de arroz en Uruguay, el balance final fue positivo para el país.

Si no se entiende la

situación del sector

el área podría caer

otras 20 mil ha.

-¿Por qué considera que el gobierno no entiende esta realidad del sector arrocero?

-Los directivos nos preguntamos si no tenemos la capacidad para explicarle a los gobernantes esta situación. Tenemos fundadas esperanzas que en esta última instancia que tuvimos con el presidente de la República, Tabaré Vázquez, hayamos podido generar un poco más de capacidad, de que entienda la situación y de lograr algún apoyo. Estamos dentro del período que pidió el presidente de la República para responder. Tenemos esperanzas de lograr algún apoyo.

-¿Cuáles son las perspectivas para la próxima zafra?

-Todo dependerá de los apoyos que se logren. Puede haber una diferencia muy grande en el área a plantar según las decisiones que tome el gobierno. Si uno analiza las necesidades que el sector tiene y que están planteadas a través de iniciativas que entendemos el sector las puede hacer.

-¿Cuál es el escenario?

-Si los planteos son atendidos en su totalidad, puedo decir que el sector está en una posibilidad de mantener el área e incluso iniciar un proceso de recuperación del área perdida, porque las capacidades están, las fortalezas, aunque heridas, siguen estando.

Si no se entiende esto y se sigue jugando con que el sector se va a defender solo, pensar en un área que caiga otras 20.000 hectáreas y estimar 120.000 hectáreas de cultivo para zafra 2019/20 y estimar una producción de 700.000 o 800.000 toneladas de arroz es razonable. Uruguay llegó a tener 1.900.000 toneladas de arroz. Creo que esa reducción puede ser muy probable si no hay acciones de apoyo.

No dejamos de reconocer que la situación general económica de lo que ocurre en el mundo en lo relacionado con los mercados influye y seguirá haciéndolo hasta julio o agosto cuando el productor tenga que tomar decisiones para volver a plantar. Hoy el productor no logra generar el mecanismo de que esas expectativas positivas, si vuelva a cultivar, vuelva a captarlas.

-Los precios que se están logrando por el arroz no parecen ser malos. ¿Siguen faltando negocios de volumen que muevan la aguja?

-No lo son. Hay problemas para colocar el arroz. Se hacen pocos negocios y los que se concretan son de bajo volumen. Se hacen ventas de mantenimiento de mercados. Los de volumen, mirando lo que fue el año pasado Irak no se generaron. Irak confirmó recientemente un negocio pero únicamente con arroces de Estados Unidos. En esa licitación ningún país del Cono Sur participó. Están faltando negocios de volúmenes importantes que hacen al desarrollo en porcentaje mucho más de lo que estamos teniendo hoy comparado con años anteriores.

-¿Puede haber repercusión en el mercado mundial por este negocio?

-Sí, porque en Estados Unidos hay dificultades con la siembra del cereal. Si uno mira los futuros de arroz están subiendo fuerte. Creo que la decisión de la industria de no vender atiende a una necesidad de generar un precio residual al productor lo mejor posible.

La industria ve un horizonte un poco mejor y si sale a negociar volúmenes, quizás cuando se de una mejora en los valores no tenga la mercadería para poder captarlos.

-¿Y los productores apoyan esta decisión comercial que tomó la industria arrocera uruguaya?

-Obviamente que estamos de acuerdo, porque esperar termina siendo un mejor negocio, aunque genere problemas en la logística y genera detenciones en los molinos y problemas financieros porque no hay ventas y los compromisos de los productores están todos al 30 de junio cuando cierra el ejercicio.

-¿Qué espera del futuro gobierno?

-Hemos hablado casi con todos. Lo primero que precisamos de los precandidatos es que entiendan la importancia que tiene el agro para Uruguay y en nuestro caso, de la importancia del arroz y lo impactante que es en la generación de empleo.

Cualquiera sea el que llegue al gobierno, es fundamental una política económica que genere las capacidades para que los sectores puedan seguir produciendo y la meta debe ser generar un país competitivo. No es sólo tipo de cambio y tarifas, hay otros factores, como generación de tecnologías, la posibilidad de poder generar herramientas financieras para impactar en los sectores. Hay una serie de acciones que marquen que el agro es importante para la economía del Uruguay. Hoy nos ha costado mucho percibir que somos entendidos de esa manera.

-¿Y qué dicen los candidatos?

Hasta ahora, todos los candidatos de todos los partidos manifiestan que lo tienen claro, que están interiorizados. Ojalá no sean anuncios de campaña pre electoral.

Si hay ese entendido de la importancia de trabajar con los sectores productivos, entiendo que somos parte de una economía real de la que depende casi que todo el interior del país y podemos esperar acciones que brinden mejores posibilidades de empleo.

-Los productores apuran a los dirigentes y piden soluciones ya. ¿Siente frustración por no haber podido hacerle comprender al gobierno la importancia del sector arrocero y su fortaleza como generar de empleo?

-Es un momento complicado. Hoy los productores plantean problemas de índole familiar, de poder seguir adelante con lo que tomaron como un modo de vida. La verdad es que uno como representante sentimos una impotencia total porque hoy no se le pueden dar las respuestas básicas. No podemos decirle seguí trabajando porque es la mejor decisión. Hoy no podemos decirle eso. Estamos impotentes y llegamos a esta instancia que estamos casi implorando para seguir haciendo lo que sabemos y generando empleo.

Pablo Mestre
Pablo Mestre

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