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INIA: una inversión con alto retorno para la productividad agropecuaria del Uruguay

Un estudio internacional midió el impacto de más de tres décadas de investigación del INIA, mostrando beneficios tangibles en productividad, eficiencia, sustentabilidad y ciencia. La rentabilidad de su inversión en I+D+i alcanza tasas comparables a los principales institutos del mundo

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Stand de Inia en Expoactiva Nacional
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El Instituto Nacional de Investigación Agropecuaria (INIA) se ha consolidado como una pieza clave en el desarrollo del agro uruguayo. Así lo confirma la reciente evaluación de impacto de su labor investigativa, un estudio financiado por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y llevado adelante por un consorcio internacional de expertos que incluyó instituciones de Uruguay, España, Países Bajos, Chile y Argentina.

El análisis, que abarca desde los antecedentes del Centro “Alberto Boerger” hasta la actividad actual del INIA, combinó enfoques macroeconómicos, científicos y de innovación para dimensionar la contribución del instituto al país.

El impacto en la productividad del sector agropecuario es uno de los resultados más contundentes del informe. Entre 1980 y 2022, la Productividad Total de los Factores (PTF) del agro creció un 89%, con una tasa anual del 1,53%. Al desagregar por rubro, se destaca una tasa de crecimiento del 1,6% en ganadería y del 1,3% en agricultura.

Este incremento no es azaroso: según el estudio, un aumento del 1% en el stock de conocimiento generado por el INIA repercute en una mejora de entre 0,28% y 0,35% en la PTF. Es decir, existe una correlación directa entre el conocimiento generado y la eficiencia del sector.

En cuanto al uso racional de recursos, el índice de ecoeficiencia también ha mejorado, con incrementos de hasta 0,51% por cada punto porcentual adicional invertido en investigación, desarrollo e innovación (I+D+i).

Alta rentabilidad económica

Más allá del impacto técnico, el estudio también analizó el retorno económico de la inversión pública en I+D+i. La Tasa Interna de Retorno Modificada (TIRM) se ubicó entre el 18% y el 25% anual, posicionando al INIA como un generador de valor para el país.

Estas cifras están a la par de organismos de referencia como el INRAE de Francia, el IRTA de Cataluña o el INIA de Chile, lo cual refuerza la idea de que la inversión pública en ciencia agropecuaria no solo es estratégica, sino también altamente rentable.

Para ejemplificar este impacto, se analizaron diez tecnologías desarrolladas por el INIA. Algunos casos destacados son:

  • Arroz INIA Merín: aumentó un 20% el rendimiento por hectárea, con un 84% de adopción entre los productores.
  • Diagnóstico de Actividad Ovárica (DAO): incrementó en seis puntos porcentuales la tasa de preñez en vacunos.
  • Manejo regional de plagas en fruticultura: permitió reducir en un 50% el uso de insecticidas.
  • Pastoreo 3R en lechería: mejoró la eficiencia en el uso del forraje, ganando adhesión entre los productores.

Estos resultados no solo muestran el alcance de la investigación aplicada, sino también la capacidad del INIA de generar soluciones con impacto directo en el territorio.

Producción científica y cooperación internacional

El estudio también examinó la contribución científica del instituto. El INIA representa el 8% de toda la producción académica nacional y el 35% de las publicaciones en ciencias agrarias. Además, el 92% de sus trabajos se realiza en coautoría y el 73% incluye colaboración internacional.

Su índice de impacto normalizado (MNCS) es de 0,95, cercano al promedio global, aunque se identificaron oportunidades para aumentar su visibilidad en revistas científicas de alto impacto.

Por otro lado, el 13% de las publicaciones del INIA fueron citadas en documentos de organismos internacionales como la FAO y la EFSA, mostrando su influencia en la formulación de políticas públicas. Asimismo, el instituto tiene una presencia destacada en redes sociales: el 21% de sus publicaciones académicas reciben menciones en plataformas como Twitter.

Si bien los resultados son ampliamente positivos, el informe sugiere varias líneas de mejora para consolidar y ampliar el impacto del instituto:

  • Aumentar la visibilidad internacional, priorizando la publicación en medios académicos de alto impacto.
  • Fortalecer el vínculo con las políticas públicas, promoviendo que más investigaciones nutran la toma de decisiones gubernamentales.
  • Reforzar la comunicación científica, mejorando la difusión en medios tradicionales y digitales.

En definitiva, el INIA ha sido un motor de desarrollo sostenible para el agro uruguayo, con beneficios medibles en productividad, eficiencia, rentabilidad e innovación. La continuidad y fortalecimiento de su inversión en I+D+i se presenta como una apuesta segura para el futuro del país.

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