
El informe de teledetección de URUPOV permite mucho más que solamente determinar la superficie de cada uno de los cultivos. Este informe es bueno para tomar conclusiones sobre tendencias en las decisiones de los productores, porcentaje de semilla legal o etiquetada y perspectivas de cara a lo que se viene en la zafra que comienza.
Diego Risso, director ejecutivo de URUPOV, presentó las principales conclusiones del informe anual sobre cultivos de invierno. Dicho informe marca un crecimiento de la superficie total, que pasó de 740.000 hectáreas en 2024 a 785.000 en 2025. Este aumento se explica por la expansión de las brassicas, especialmente colza, carinata y camelina, que compensan la caída que pueden tener el trigo y la cebada.
“El crecimiento de las brassicas es de tal magnitud que equilibra las pérdidas de área en los otros cultivos”, subrayó Risso. Según los datos de URUPOV, si se contabiliza en conjunto la colza, la carinata y la camelina, pasaron de 125.000 a 280.000 hectáreas. Dentro de ese grupo, la colza representa el grueso del área, mientras que carinata y camelina suman unas 32.000 y 5.500 hectáreas respectivamente. Para profundizar en este punto, más allá del propio incremento de la colza, la carinata aparece como otra opción atractiva para los productores, con diferentes características que la pueden llevar a ser elegida por sobre otros cultivos, como un costo menor por hectárea, menor requerimiento a la hora de la entrega y especialmente una diversificación de precios con la demanda sostenida que existe para el biocombustible.
En contraste, la cebada retrocedió de 262.000 a 190.000 hectáreas, con proporciones similares entre maltera y forrajera respecto de las campañas anteriores. El trigo también mostró una baja, de 355.000 hectáreas en 2024 a 315.000 este año, si bien sigue siendo el principal cultivo de invierno en lo que refiere a la superficie.
En cuanto al uso de semillas, Risso destacó el buen desempeño del sistema en invierno y destacó el valor tecnológico y el cuidado de la propiedad intelectual, en contraste con el verano, donde la ilegalidad en el uso de semillas alcanzó el 17%. “Es un número que preocupa y debe ser una alarma compartida por toda la cadena semillera”, expresó.
Respecto al ciclo de verano, el informe de URUPOV mostró la mayor superficie sembrada de los últimos nueve años para la soja, con 1.384.000 hectáreas. “Desde el fin del auge de expansión agrícola no veíamos una cifra así”, indicó Risso, quien también valoró el avance en la precisión estadística de los relevamientos anuales de la institución. En este sentido, se pueden tomar conclusiones de cómo se comportó la zafra agrícola en Uruguay en relación a los diferentes cultivos, no solo en porcentaje de participación, sino también al ver las chacras donde se realizan, cuál es el antecesor de cada una, el tipo de suelo y el origen de la semilla.
“La experiencia acumulada en el manejo y construcción de datos nos permite ofrecer información cada vez más confiable, y eso tiene un valor incalculable para el país”, remató Diego Risso.