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Salvador Ferrer: "El BROU todavía tiene espacio para crecer en el sector arrocero"

El presidente del Banco República habló acerca de la situación financiera y crediticia de los productores

Salvador Ferrer
Salvador Ferrer
Hernán T. Zorrilla

— El BROU ha sido un actor importante en la recuperación del sector de los últimos 2 o 3 años. ¿Cómo está hoy la situación de refinanciación de deudas en cuanto a intereses, morosidad y endeudamiento?

— El sector arrocero viene de un par de zafras muy buenas, y el Banco creo que ha vuelto a ser el tipo de socio que el sector necesita. Pusimos foco en su momento, hace un par de años atrás ya, en esa necesaria reestructura de deudas para permitir al productor normalizar su situación y enfrentar las nuevas zafras al día, y tras un par de años de buenas campañas, en términos generales el sector está hoy bien posicionado, sin haber de parte del banco preocupaciones relevantes en cuando a endeudamiento o morosidad. Lo hemos dicho anteriormente, pero insisto, porque estamos convencidos que el BROU tiene un espacio de crecimiento todavía relevante dentro del sector arrocero en particular. Seguimos siendo el Banco del sector arrocero, pero desde hace años atrás la industria ha ocupado también un rol muy relevante en el financiamiento al productor, y tenemos expectativa de recuperar ese rol histórico que el Banco tuvo en el financiamiento del sector. Hoy el Banco está financiando unos 200 clientes en el sector, con un monto superior a los U$S 70mm, y eso es más del 80% del endeudamiento del sector con la banca. Es cierto que está además de eso el endeudamiento por el fondo arrocero que supera los U$S 100mm, y lo que la propia industria financia a los productores. Pero a nivel de morosidad, los números han vuelto a ser muy razonables, en el entorno del 2%.

— ¿Cómo evalúa el ambiente del sector para seguir creciendo e invirtiendo?

— El arrocero es un sector “resiliente” por definición. Lo decía el Presidente de la ACA, Alfredo Lago, en una nota editorial en la revista de la Asociación, refiriéndose a que se enfrentaban a una nueva zafra, con “luces y sombras”, pero que el arrocero siempre va adelante. Esas “sombras” a que refiere, vienen dadas por algo de faltante de agua, y sobre todo por una ecuación económica que aparece más ajustada que en las últimas 2 zafras, y determinaron una siembra levemente inferior. Entiendo que fueron unas 160.000 hectáreas y eso implica una caída del 2,5% respecto al año anterior. Pero el productor sigue adelante, es un sector muy eficiente, que produce en cantidad y calidad con niveles envidiables a nivel mundial, y que tiene una muy buena articulación con la industria. Entiendo que se esperan muy buenos niveles de producción por hectárea para esta zafra, cercanos a los excelentes niveles del año anterior. Este año que pasó se celebraron los 75 años de la ACA y los 80 años de Saman, el principal molino arrocero exportador del país, es mucha, y muy rica historia acumulada para un sector que siempre está dispuesto a ir a más.

— En un contexto de tanta volatilidad mundial con respecto al precio de las materias primas, ¿cambia mucho la estrategia del Banco País para estar cerca del productor?

— El Banco País tiene la obligación de ser un socio del sector productivo nacional, y por tanto de todo el sector agropecuario en general. Quizás más allá de los cambios en los precios de las materias primas, lo que nos ha movido más atrás del apoyo al productor es el impacto fuerte de la emergencia agropecuaria dada por la falta de lluvias. El sector arrocero quizás menos impactado que el promedio del agro, pero también ha tenido falta de agua en sus represas. El foco del Banco estuvo en dar oxígeno inmediato a todos los productores, como lo dijimos en su momento, vía la postergación o diferimiento de pagos correspondientes a intereses y amortizaciones sobre préstamos. El corrimiento de todos los pagos por 180 días, e incluso el hecho de que para aquellos productores con deudas inferiores a los U$S 200.000, el costo de este diferimiento fuera absorbido por el Banco, creo fue una medida oportuna, y adecuada para las circunstancias, y ahí es donde se pone de manifiesto el accionar del Banco para con el sector agropecuario en general.

— ¿Cuánto incide y cuánto preocupa el debilitamiento del dólar?

— Por supuesto que incide, y que es algo a monitorear, y en particular en un sector como el arrocero para el cual los costos de producción, dolarizados, tienen un impacto muy relevante. En una economía de libre flotación como la uruguaya, es parte de las variables que inciden en el resultado final, y sobre la cual hay cierto grado de posibilidad de acción por parte de los diferentes actores. Existe un mercado de cobertura de riesgo cambiario que tiene más profundidad y liquidez que lo que se suele conocer al respecto, y sobre el cual los diferentes actores podrían tomar una posición más activa y así como se ha avanzado entre la industria y el productor durante años de negociación y pre-fijación del precio provisorio, creo que podría existir la posibilidad de trabajar sobre la fijación del tipo de cambio, quizás más a nivel de la industria. Creo que es un camino a explorar por parte del sector, para el cual el Banco País puede ser un socio relevante también.

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