El productor agrícola ganadero de Paysandú, dijo que “a los cultivos de invierno les ha faltado agua al final del ciclo, y eso puede traer problemas”. Sobre las rotaciones agrícola-ganaderas, dijo que “las pasturas son el sustento del sistema agrícola, ya que sin ellas la agricultura no sería sostenible en el tiempo”. Y de seguros agrícolas que: “más allá de la rentabilidad del productor, lo importante es que pueda pagar sus costos y quedar en cero para volver a empezar”, para asegurar “la continuidad de toda la cadena”.
Hernán T. Zorrilla (*)
-¿Cómo viene observando el negocio agrícola en nuestro país?
-El negocio agrícola viene pintando muy lindo. Los commodities se han recuperado mucho, sobre todo lo que tiene que ver con los cultivos de verano. Productivamente, a los cultivos de invierno les ha faltado agua al final del ciclo, y eso puede traer problemas de calidad de grano. En cebada puede fallar el calibre del grano. Habrá que ver las primeras y segundas cómo salen, y puede ser un problema sobre todo para maltería. En el trigo hay complicaciones en el tamaño y el llenado. Hay que ver qué pasa con la proteína de esos trigos. En esta zona está bastante complejo el tema.
-¿Desde cuándo vienen arrastrando este déficit hídrico?
-Se viene dando desde principios de año. Desde comienzos de 2020 hasta ahora vamos 580 mm, cuando normalmente la media del país son 1200 mm. Estamos entrando a noviembre y no hemos llegado ni a la mitad de lo que llueve normalmente.
-¿Se está a tiempo de algún tipo de recuperación para los cultivos de invierno?
-Para los cultivos de invierno ya está. Si llueve ahora no va a generar ninguna corrección. Es más, preferiría que no llueva ahora. Para los cultivos de invierno, que ya están prácticamente por cosechar, es mejor que no llueva y podamos levantarlos como están. Una lluvia puede traernos problemas de calidad, sumado a que perdimos kilogramos por hectárea por el llenado de grano. Agregar pérdidas de calidad es como restar dos veces.
-Aparte de este problema que ha habido por la falta de agua, ¿cómo venía comportándose el potencial de los cultivos?
-Venían pintando muy bien. Tuvimos un agua en setiembre en donde hubo una recuperación. En octubre cayeron solo 20 mm y ya se empezó a sentir el déficit, encontrando rajaduras en los trigos y las cebadas. Ahora resta esperar a pasar la máquina para ver la calidad. Sabemos que más al norte de esta zona ha habido rechazos de cebada en las malterías por temas de calibre del grano y baja proteína. Todo eso viene de la mano de la seca.
-Con el repunte de los precios de los granos, ¿cómo se visualiza la campaña de verano entrante?
-Si no llueve, sembrar los cultivos de verano es imposible. Si no llueven de 50 a 70 mm sembrar ya sería muy arriesgado. Con menos de esas precipitaciones sería muy jugado hacer una siembra. Todavía tenemos plazo. Esperemos que antes del 10 de diciembre llueva, porque si esto es la primavera no quiero saber lo que va a ser un verano con el efecto Niña. La capacidad de los suelos de esta zona no permite recibir más de 60 o 70 mm, ya el resto se escurre. El productor está a la espera para decidir qué hacer de cara al verano. Si llovieran 50 o 70 mm creo que todos los productores sembrarían, el tema es ver qué pasa hacia adelante. Capaz tenemos suerte y algún agua aislada se nos da, pero el tema es tener disponibilidad para el arranque.
-¿Cómo está el mercado para el trigo y la cebada?
-Los precios están mucho mejor. Con respecto al año pasado son superiores. Estamos hablando de US$ 50 o US$ 60 por encima en la cebada, lo cual ya genera una buena rentabilidad. Esto tiene que ir acompañado del rendimiento del cultivo, de nada sirve tener un buen precio si no tenemos una buena producción. En el trigo pasa lo mismo, estamos US$ 40 o US$ 50 por encima.
-¿Cómo vienen trabajando en las rotaciones agrícola-ganaderas?
-Nosotros siempre hicimos y mantuvimos las rotaciones con pasturas. Cuando teníamos la soja a US$ 500 tampoco dejamos de hacer pasturas. Hay una simbiosis entre la ganadería y la agricultura. En esta zona, las pasturas son el sustento del sistema agrícola, ya que sin ellas la agricultura no sería sostenible en el tiempo: no podría haber una agricultura continua. Las pasturas inyectan nitrógeno al suelo, ayudan a cortar o enlentecer ciclos de malezas, se incorporan micronutrientes y hay otra fertilidad en el suelo con el ganado rotando.
-En cuanto a la estrategia del negocio, ¿qué esta sucediendo?
-Creo que no podés dejar la agricultura para pasarte del todo a la ganadería, y tampoco al revés. Hay una cierta estabilidad manteniendo las dos producciones, jugando con que algún año nos volquemos más a uno que a otro. Si te va mal en la agricultura, siempre tenés la ganadería para licuar los costos fijos. Las cuentas de la agricultura se pagan con agricultura, pero van de la mano.
-El déficit hídrico existente, ¿afecta estas rotaciones?
-Con esta primavera tan seca no hemos podido generar excedentes de forraje, que casi siempre tenemos en esta fecha porque el pasto nos pasa por arriba. Normalmente hacemos reservas que usamos el invierno que sigue. Cortamos el excedente de pradera que a las bocas no les da para comer, lo hacemos forraje y se guarda para el invierno que viene. Este año no hemos podido hacer reservas porque no nos ha llovido. No pudimos generar kilos baratos de carne en los ganados porque no hay excedente de pasto. No tuvimos una primavera como las que teníamos normalmente. Si todo sigue así y está seco hasta marzo o abril, vamos a entrar al invierno sin pasturas. Eso va a ser problemático, y es algo a tener en cuenta. Las reservas que vamos a tener que generar van a ser más costosas. Vamos a tener que hacer pasturas, plantar avenas, cultivos que insumen herbicidas, fertilizantes, etc. En mi caso tengo festucas de este año que se están secando.
-¿Cómo viene observando la generación de seguros agrícolas?
-Es muy importante para toda la cadena productiva. Más allá de la rentabilidad del productor, lo importante es que pueda pagar sus costos y quedar en cero para volver a empezar. De esa manera uno se asegura la continuidad de toda la cadena. El productor se caracteriza por pagar sus cuentas, el tema es que va generando un lastre que arrastra en el tiempo. Debería ser prácticamente obligatorio el seguro de rendimiento. Después habrá que saber manejar los controles, para evitar los “vivos” que dicen que sacaron menos producción de la que sacaron. Tenemos que cambiar el chip de esas cosas, dejar de lado la viveza criolla y apostar a tener la seguridad de producir sabiendo que si nos va mal hay un seguro que nos ayuda a cubrir los costos para arrancar de nuevo. Los productores que desaparecen no los hacés de un día para el otro, es como pasa con la lechería. Son generaciones de dedicación al rubro agropecuario. Tal vez los costos de los seguros pueden ser elevados, pero si pensamos que muchos productores los usarían de forma permanente pueden ser más baratos.
-¿Cuáles considera que son los principales desafíos de la agricultura de Uruguay?
-Indudablemente los seguros de rendimiento entran en esos desafíos. Poder darle a los productores la seguridad de que van a cubrir con sus obligaciones es trascendente. También es importante implementar más las rotaciones con pasturas, para evitar el uso de la agricultura continua. Otro desafío de la agricultura es poder competir contra los beneficios fiscales que tiene la forestación. Pareciera ser que se defienden más los capitales extranjeros que al propio productor uruguayo, y hay zonas donde se podría hacer agricultura y la forestación les está compitiendo.
(*) Encargado del área agrícola y forestal del Portal Rurales El País.