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El impacto del COVID-19 en la agricultura familiar

El IICA relevó la situación con un sondeo en América Latina.

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Granja. Foto: archivo El País.

El Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA), a través de su Programa de Desarrollo Territorial y Agricultura Familiar, realizó un sondeo sobre “la situación de la agricultura familiar y el abastecimiento agroalimentario ante la pandemia del COVID-19 en América Latina y el Caribe , al que contribuyeron 118 referentes calificados de 29 países”, indicó el organismo en un comunicado.

Respecto a “las perspectivas de la oferta productiva de la agricultura familiar, las personas consultadas expresaron mayoritariamente (93%) que ya se vienen percibiendo repercusiones de la pandemia, y para el 88% los productos que podrían verse más afectados serían los granos y cereales, las hortalizas, seguidas de las frutas, las raíces y tubérculos, y las carnes”, señaló el IICA.

Al analizar “los efectos de la pandemia sobre los ingresos de la agricultura familiar” para “el 70% de las personas consultadas esos ingresos disminuyeron por dos motivos: por un lado, la contracción de la economía y reducción de la demanda que provocaron una reducción en los precios recibidos por los productores y en el volumen de ventas, y por otro lado, destacan diversos elementos vinculados a la movilidad y acceso a los mercados, incluyendo restricciones de transporte, aumento en costos de intermediación, y las medidas de distanciamiento social”, expresó.

El IICA relevó el comportamiento de los precios recibidos por la agricultura familiar. En ese sentido, “más de tres cuartos (84%) de los participantes informaron que los precios recibidos por la agricultura familiar se mantuvieron estables o se redujeron”.

“Sin embargo, una percepción de alta coincidencia es que se han ampliado las ganancias de los agentes de intermediación, debido a la inestabilidad del mercado, que favorece su capacidad de negociación. Esta relación entre productor e intermediario se ve más afectada en zonas más debilitadas en cuanto a organización asociativa, disminuyendo la capacidad de negociación de los agricultores familiares”, agregó.

El organismo resaltó que “en el marco de este escenario desafiante, las personas consultadas presentaron un conjunto de propuestas de políticas públicas”.

Una de ellas es que “en el plano regional se identifica la necesidad de fortalecer la cooperación horizontal y los vínculos regionales, reconociendo que ningún país saldrá de esta crisis de manera aislada. Para esto es preciso consolidar espacios de diálogo e integración que articulen una estrategia común ante situaciones similares y que sea capaz de fomentar sistemas agroalimentarios innovadores”.

Otra tiene que ver con “políticas estructurales y permanentes que atiendan a las necesidades de los sectores rurales y agrícolas, con énfasis en la agricultura familiar como principal responsable por la producción de alimentos en América Latina y el Caribe”, resumió el IICA.

“Además, se señala la necesidad de que los países construyan políticas para el corto, mediano y largo plazo” y en ese sentido para el corto plazo “se recomienda formular planes de contingencia y prevención que respondan a los efectos negativos de la pandemia”, concluyó.

Guillermo Crampet

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