
Este año la cabaña de la familia Albanell Bensich ofrecía “genética para toda la cadena”, o sea, tanto para el criador, el invernador y también para la industria. Y, por el resultado logrado, tras dispersar el 100% de la oferta de vientres y toros, tanto Angus como Brangus, bien se puede afirmar que la cadena está sólida en cada uno de sus eslabones y mirando para adelante.
Basta repasar los números para darse cuenta de tal afirmación: bajo el martillo del Ing. Agr. José Pedro Aicardi Delgado, secundado por Juan Miguel Otegui y el resto del equipo de Megaagro, se vendieron los 115 toros Angus de pedigree ofertados a un valor promedio de US$ 4.043. Eso ya es destacado por volumen y por la cifra. El máximo precio fue US$ 13.200 pagados por un “Patrulla” en madre “Guinnes”, adquirido tras varias pujas por Carolina Alvarez y otros. Pero también hubo otros valores superlativos. Por ejemplo Roberto Knecht compró dos ejemplares en US$ 11.040 (Un Raindance en madre Capo y un Insight en madre Faraon). Y el mismo comprador del departamento de Paysandú, se llevó de un martillazo de US$ 10.800 a los dos primeros ofertados (Ambos Capo, uno en madre Courage y el otro en madre Made Right).
Eso está bueno. Pero hay más: los primeros 60 toros vendidos (todo un remate de por sí), llevaban un promedio de US$ 4.776.
Después se fueron vendiendo sin bajar el ritmo, siendo el precio piso de US$ 2.640.
Después de los Angus, entraron los Brangus, y los 11 productos ofertados hicieron un valor medio de US$ 2.798, con extremos en US$ 3.240 y 2.520.
Y si buena fue la venta de toros, la de vientres no fue menos: 31 vaquillonas PI: 4.440, 1.800 y 2.746; 98 vaquillonas SA preñadas para primavera: 1.500, 1.260 y 1.440; 36 vaquillonas SA preñadas para otoño: 1.320; 70 vaquillonas SA sin servicio: 1.620 cada una.
Así, con gran ritmo y compradores de distintas zonas del país “El Yunque” concretó con éxito un remate más de su producción. Este año con genética “para toda la cadena”, en una jornada que tuvo también mucho de la genética de la familia. Pues varios eslabones de la cadena de afecto familiar llegaron hasta Fraile Muerto, desde distintas partes de Uruguay, de Argentina y Brasil. Para que, una vez más, los Albanell Bensich festejaran: ¡a lo toro!