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Adriana Gutiérrez: “Uruguay produce muy buenos vinos”

La enóloga de establecimiento Juanicó y Familia Deicas, dijo que “la cosecha 2020 fue fantástica, la mejor en años”, y que en el marco de la emergencia sanitaria “la gente está más tiempo en la casa” y “el consumo de vinos ha aumentado”. Respecto de las exportaciones, Gutiérrez dijo que “somos un país pequeño que nos ha costado hacernos conocer, pero “eso ha ido cambiando con el tiempo y cada vez prueban más nuestros vinos”. Además, la enóloga de Establecimiento Juanicó expresó que “el enoturismo uruguayo está en plena ebullición”, y mirando hacia el futuro el “principal desafío es mantener la calidad de los vinos”.

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Hernán T. Zorrilla | Encargado del área Agrícola y Forestal del Portal Rurales El País.

-¿Cómo viene la producción de vinos en Uruguay?

-Uruguay está ubicado en una zona privilegiada del hemisferio sur. Hay un clima templado y tiene mucha influencia marítima, lo cual lo convierte en un gran lugar para producir muy buenos vinos. La mayor parte de los viñedos está en la zona sur del país, en departamentos como Canelones, Montevideo, sumándose ahora San José, Colonia y luego Maldonado. Uruguay es un gran productor de muy buenos vinos. Después de la reconversión de viñedos de hace unos años atrás empezamos a producir muy buenos vinos.

-¿Cómo estuvo la última vendimia?

-A nivel nacional se produjeron 97 millones de kilos de uva. El 80% de ellas son tintas, y un 20% blancas. Las principales variedades tintas son Tannat, Merlot, Cabernet Sauvignon, Marselan y Moscatel de Hamburgo. Para las variedades blancas tenemos Sauvignon Blanc, Chardonnay, Albariño, Viognier y Ugni Blanc. Hay para todos los gustos. La cosecha 2020 fue fantástica, fue la mejor en años. Venimos con una seguidilla de buenas vendimias desde 2015, pero esta se destacó. Todas las variedades se comportaron bien. En ocasiones empieza a llover al principio de la vendimia y afecta a las variedades que maduran primero, y luego se acomoda, pero el 2020 fue espectacular. Nosotros procesamos unos 7 millones de kilos de uva, de los cuales el 70% es uva propia ya que la empresa cuenta con unas 300 hectáreas de viñedos. También trabajamos con productores asociados a quienes compramos la uva. Fue una vendimia seca y cálida. A la noche refrescaba mucho, lo que ayuda a la maduración de la uva. El grupo de enólogos e ingenieros agrónomos de la empresa trabajamos mucho en las decisiones de tiempos de cosecha, y fue maravilloso porque pudimos diagramar la vendimia espectacularmente. Todas las variedades se destacaron, sobre todo las variedades de ciclo largo que a veces en Uruguay no llegan a madurar bien.

-¿Cuáles son las expectativas para la zafra entrante?

-Este año se adelantó un poco la sequía. Estamos con un déficit hídrico que puede hacer mermar los kilos de uva que se obtengan. La seca que hubo entre setiembre y octubre afecta la floración de la viña. Nos favorece que haya un clima seco, y estamos esperando buenas producciones. Tenemos la vara muy alta por la cosecha 2020. Dependemos mucho del clima, pero también hay que tener en cuenta el manejo de cada empresa en la cosecha.

-¿Cómo está Uruguay en exportaciones y en aspectos de competitividad?

-En cuanto a calidad estamos muy bien posicionados. Uruguay produce vinos muy bien reconocidos. Para exportar somos un país pequeño que nos ha costado hacernos conocer. Eso ha ido cambiando con el tiempo y cada vez prueban más nuestros vinos. Es un trabajo que se ha ido haciendo despacio. El fútbol ha sido una gran puerta para el conocimiento, y el manejo de la pandemia que habíamos hecho hasta el momento también. No va tanto en la calidad de los vinos, sino en hacernos conocer. Uruguay actualmente exporta unos 15 millones de dólares de vinos. En el caso de nuestra empresa, exportamos aproximadamente por 1 millón y medio anualmente. Establecimiento Juanicó tiene como principales clientes a Rusia, Brasil, México, Estados Unidos y Colombia.

-¿En qué grado representa una competencia para los vinos uruguayos la importación de vinos de otras partes del mundo?

-Uruguay importa casi 10 millones de dólares de vinos. Si bien somos un país importador de vinos, la situación ha cambiado. Años atrás, antes de que Uruguay se pusiera al hombro la reconversión de viñedos y producción de vinos finos, la gente prefería tomar vinos importados. Ahora hay muchos uruguayos que prefieren tomar vinos nacionales. Nos está ayudando mucho el enoturismo. La gente conoce la bodega y quedan enamorados de nuestro país. Se solía pensar que hacer vino era fácil y en nuestro país se hacían vinos de mala calidad, y eso cambió. Uruguay ha trabajado mucho en reconvertir la viña, porque es donde nace el buen vino.

-En este año enmarcado por la pandemia, ¿cuáles han sido las principales consecuencias?

-El consumo de vinos ha aumentado. La gente, al estar más tiempo en la casa, consume más vinos. En instancias sociales tal vez se consume otro tipo de bebidas. El mercado interno creció y la industria se vio favorecida. Terminamos la cosecha y empezó la emergencia sanitaria. Todos los equipos tomaron los recaudos para seguir trabajando y logramos acomodar los vinos, hacer los trabajos finales de conservación y cuidarnos entre todos. Nos fortaleció como equipo de trabajo.

-¿Qué posicionamiento tiene Uruguay hoy en el enoturismo?

-El enoturismo uruguayo está en plena ebullición. Estamos encontrando esa brecha donde es una maravilla poder mostrar nuestras empresas y lo que hacemos. En Familia Deicas hay un restaurante con opciones para que la gente venga a disfrutar, recorrer, hacer almuerzos de 3 a 5 pasos con vinos de la bodega. También se pueden hacer degustaciones de forma guiada. Es otra forma de llegar de cerca al consumidor nacional, y luego al internacional. Es una gran herramienta. Muchas bodegas están implementando posadas donde te podés quedar. Viviendo en el campo, uno a veces no se da cuenta lo que disfruta la gente de la ciudad cuando viene.

-En esta temporada turística tan particular, con fronteras cerradas y varias restricciones, ¿el enoturismo se transforma en una opción interesante?

-Yo creo que sí. Es otro aspecto positivo para el sector luego de la pandemia. Trabajando con todos los protocolos y recaudos dictaminados por el Ministerio de Salud Pública, es una excelente opción para que las personas salgan y disfruten. Las posadas que hay no son muy grandes, pero hay diversas opciones en distintos lugares y es muy positivo.

-¿Cómo están en este momento los costos para la producción de vinos?

-Hay muchos implementos que son importados, como las botellas o los tapones. Es costoso, porque si además querés tener calidad tenés que manejar la viña de determinada manera. A ninguna bodega le sobra demasiado, todas están con lo justo. El bodeguero gana más obteniendo muy altos rendimientos en kilos por hectárea para los vinos de gama baja. En vinos de gama alta hay que tener una producción balanceada para tener vinos de alta calidad.

-¿Cómo ve los principales desafíos de la vitivinicultura en Uruguay?

-El principal desafío es mantener la calidad de los vinos. Hay que seguir sorprendiendo a los consumidores y conocedores del vino local. Hay un desafío ambiental que es llegar a los consumidores con productos de calidad que sean realizados en cultivos de mínima intervención con el medio ambiente. Se está trabajando mucho en eso, y nosotros como bodega estamos certificados en ISO 22000, que avala este tipo de cuidados. Queremos llegar con un producto de calidad, manteniendo la relación calidad precio para que los clientes puedan acceder a buenos vinos a precios razonables. La clave es seguir trabajando en equipo, con pasión y profesionalismo para buscar la excelencia y llegar a los consumidores con lo mejor.

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