Lorenzo Etchegaray es uruguayo y desde hace 18 años reside en Argentina, donde desarrolla su actividad como productor agropecuario en la región del NEA —que abarca Corrientes, Formosa y Santa Fe—, una zona de marcada tradición ganadera.
En diálogo con Valor Agregado de radio Carve, Etchegaray evaluó positivamente el momento que atraviesa la ganadería argentina. “Lo veo muy bien, no solo por los precios, sino también por el contexto general y el rumbo del país. Aunque, sin dudas, los precios son los que mandan. Hoy los valores están tres veces por encima de los de hace un año”, señaló.
Actualmente, el novillo para industria —en pie, como se comercializa en Argentina— cotiza en torno a los US$ 2,5 por kilo. “En líneas generales, cada vez que el precio de una mercadería sube es porque hay más gente comprando que vendiendo. Eso implica que el productor retiene, es decir, no vende todo lo que la demanda solicita”, explicó.
Al referirse al negocio de la cría, Etchegaray destacó una diferencia importante respecto a Uruguay: el valor de la vaca preñada frente a la vaca gorda. “En Uruguay, históricamente, la vaca gorda valió más que la preñada; acá sucede exactamente al revés. Es una particularidad que te hace cambiar el chip. Hoy una vaca preñada vale entre US$ 1.000 y US$ 1.200”, indicó.
A su entender, esta situación se relaciona con el desmonte de campos en la región, que habilita más superficie para la ganadería y, por ende, mayor demanda de vientres.
En cuanto a las referencias para la reposición, comentó que el ternero liviano se vende a US$ 4,00, mientras que el de 160 a 200 kilos ronda los US$ 3,00, “dependiendo del tamaño y la calidad de los lotes”. En el caso de las hembras, su valor se ubica entre 10 % y 15 % por debajo del de los machos de igual peso y calidad.
Finalmente, consultado sobre el mercado de tierras rurales en el NEA, Etchegaray señaló que “recién se está armando; hay muchas consultas, pero no es un mercado tan estructurado como el uruguayo”. Como ejemplo, mencionó una reciente operación: “Participamos en un negocio donde un campo que en invierno admite 0,4 vacas por hectárea se pagó a US$ 400 por hectárea”.