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Compartimento tiene marco jurídico

Decreto lo liberó a todas las especies y el MGAP será el que auditará y certificará proceso.

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Compartimento ovino. Foto: Jorge Bonino.

Pablo Antúnez

El compartimento ovino de alta bioseguridad ya tiene su marco jurídico y fue liberado para todas las especies, pero siempre auditado y certificado por la Dirección General de Servicios Ganaderos del Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca.

El decreto fue emitido el pasado 19 de diciembre, luego de ser firmado por el presidente de la República, Tabaré Vázquez y el ministro de Ganadería, Agricultura y Pesca, Tabaré Aguerre.

Con la reglamentación de esta figura, se habilita la instalación de compartimentos de alta bioseguridad de todas las especies, pero aún falta que el servicio sanitario oficial emita la resolución correspondiente, estableciendo las condiciones.

A pesar de que Uruguay es un país libre de fiebre aftosa con vacunación y nunca tuvo un caso de encefalopatía espongiforme bovina o “vaca loca” —ambos reconocimientos son otorgados anualmente por la Organización Mundial de Sanidad Animal (OIE)— hay países que imponen barreras para arancelarias buscando argumentos sanitarios.

Por eso, usando el ingenio y como estaba ya instalado en el código zoosanitario de la OIE, que es el organismo que regula el comercio mundial de animales vivos y subproductos de origen animal, Uruguay creó el primer compartimento ovino de alta bioseguridad a cielo abierto y hoy, ese ejemplo y la experiencia uruguaya, despierta el interés de varios países.

La herramienta permite certificar la excelencia sanitaria, apuntando a un plus de precio adicional por ese producto certificado. Un ejemplo claro fueron las dos primeras exportaciones de corderos del compartimento ovino de Cerro Colorado (en el predio del Secretariado Uruguayo de la Lana), donde se obtuvo un precio 15% superior por los corderos remitidos a Frigorífico San Jacinto que formaron parte operativo.

“La instalación de un compartimento ovino de alta bioseguridad se justifica en la medida que haya un sobreprecio por los corderos que se remitan a faena”, aseguró a El País el Dr. Jorge Bonino Morlán, asesor privado y representante de Uruguay ante la Organización Mundial de Sanidad Animal por más de 20 años. Junto con los Dres. Carlos Correa (ex presidente de la Comisión de Delegados de la OIE) y Francisco Muzio (ex director de los Servicios Ganaderos/MGAP), apoyados por el Dr. Alex Thierman (presidente de la Comisión de Código de la OIE), crearon e instalaron el primer compartimento ovino de alta bioseguridad de Uruguay.

EXPERIENCIAS. Hoy hay dos compartimentos. El primero es el citado anteriormente, de donde se aportaron los primeros 1.500 corderos que fueron exportados con éxito a Estados Unidos. El otro está en vías de instalación y está ubicado en San Gabriel (Florida), en un predio del Instituto Nacional de Colonización (INC), apuntando a valorizar los corderos de pequeños productores colonos.

Según comentó a El País el Dr. Bonino hay mucho interés en instalar otro compartimento ovino de alta bioseguridad en el departamento de San José, pero los corderos serían remitidos a otra industria que también manifestó mucho interés; también se despertó interés en otros frigoríficos que son exportadores de ovinos.

En el compartimento ovino es clave la trazabilidad electrónica individual de los corderos y los análisis serológicos que se deben cumplir a lo largo del proceso previo a la faena, para determinar ausencia viral de fiebre aftosa (en Uruguay no se vacunan los ovinos contra esta enfermedad).

La industrialización se hace bajo condiciones especiales y estricta supervisión del MGAP, al igual que el embarque de los corderos hacia el frigorífico (van en camiones precintados).

Bonino aseguró a El País que “los costos no son altos y la intensión es que sean lo menos posibles. En la medida que esta figura tenga demanda, se van a ir achicando”.

La habilitación sanitaria de los compartimentos ovinos deberá ser renovada anualmente, “mediante certificado expedido por un veterinario de libre ejercicio acreditado, a fin de verificar el mantenimiento de las condiciones de alba bioseguirdad determinadas en cada caso”, establece el decreto.

BOVINOS. En caso de esta especie, el compartimento de alta bioseguridad estará focalizado en la exportación de genética, fundamentalmente destinado a la venta de semen bovino congelado y posiblemente embriones, además de otras opciones de negocios que tengan un valor agregado. Hay uno ya instalado y hay interés de algunas empresas privadas de instalar algunos más en el corto plazo, según señaló el asesor privado a El País. Al igual que en el ovino, los privados se hacen cargo de todos los costos y el MGAP de las certificaciones sanitarias.

“Se puede aprovechar la aplicación del compartimento de alta bioseguridad para algunas campañas sanitarias, en predios interdictos”, agregó Bonino. Un caso típico sería en un predio interdicto por brucelosis bovina, porque el compartimento podría liberar una cierta población animal que esté sana en ese establecimiento que no puede mover ganado por estar interdictado por el MGAP.

La brucelosis es una enfermedad de hembras, pero un determinado establecimiento que fuera interedictado por haberse encontrado casos positivos en su rodeo, podría enviar sus toros a un compartimento ovino, certificarlos y venderlos amparándose en la ciencia.

El decreto marca que un “establecimiento con condiciones de alta bioseguridad sanitaria o compartimento a un predio físicamente definido, habilitado, registrado y controlado por la Dirección General de Servicios Ganaderos del Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca, a través de la División Sanidad Animal, donde se contiene una población de animales con estatus sanitario diferenciado con respecto a determinadas enfermedades, bajo un sistema de gestión de bioseguridad mediante el cual, se han aplicado medidas de vigilancia, control y bioseguridad específicas”. Es un veterinario de libre ejercicio el que deberá elaborar ese plan.

Guillermo Crampet

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