Nueva problemática en el acceso a los mercados en el sector automotor.
Negociaciones Mercosur - Unión Europea en Paraguay. Foto: archivo Cancillería de Paraguay.
El viernes de la semana pasada concluyó una nueva ronda de negociación entre la Unión Europea (UE) y el Mercosur, insertada en el proceso que busca sellar el dilatado tratado de libre comercio (TLC) entre los dos bloques.
Pero las noticias que llegaron desde la capital belga no sonaron muy alentadoras. Según reportes, Argentina y Uruguay abandonaron la mesa de negociación, producto de lo que consideraron una falta de voluntad de acuerdo tanto de la UE como de su socio regional Brasil. El motivo detrás de este último cortocircuito parece ser la negativa del gigante norteño a ceder en su posición respecto a la industria automotriz.
“Los plazos de desgravación en este sector son el problema fundamental, ya que la Unión Europea está tomando esas diferencias como ‘excusa’ para no presentar una oferta acorde en el sector agrícola”, dijo a El País el Decano de la Facultad de Ciencias Empresariales de la Universidad Católica, Ignacio Bartesaghi.
Bartesaghi calificó a la actitud de Argentina y Uruguay como una “estrategia de negociación” para tratar de que Brasil “mejore su oferta” en el sector automotor, y así “forzar” a la UE a cerrar su oferta agrícola.
“Desde 1999 que discutimos lo mismo, el sector automotriz y el agrícola han sido los de mayor sensibilidad para las partes, y esto ha cambiado muy poco si bien esas industrias son en la actualidad bien distintas en cuanto a sus patrones de producción, internacionalización y apoyos nacionales”, señaló.
“El problema es que la negociación es un todo, por tanto, si se traba el pilar de acceso en automotriz eso repercute en el sector agrícola y agroindustrial que justamente es el de mayor importancia para Uruguay”, añadió el académico.
Bartesaghi destacó que “sigue existiendo voluntad política para avanzar” y también que “el acuerdo es importante” para ambas partes, pese a lo cual todavía “hay diferencias insalvables en las que los dos actores deben ceder”.
A su vez, el experto indicó que fruto del “paso del tiempo” —la UE y el Mercosur empezaron a negociar este tratado en 1999— “el acuerdo entre los dos bloques es cada vez menos relevante en lo económico, adquiriendo mayor importancia en lo político”.
Además, Bartesaghi añadió que “hoy es muy difícil adelantar qué es lo que puede ocurrir ya que la demora en el cierre de las negociaciones permite a los lobbies contrarios al mismo avanzar en su estrategia de bloqueo”.
Del lado del Mercosur, dijo, esto se ve en algunas gremiales industriales, y al otro lado del Atlántico desde el frente agrícola. Asimismo, Bartesaghi apuntó que el cierre de este acuerdo con la UE “sería el único éxito de importancia comercial del Mercosur en su agenda externa en un largo periodo de tiempo”.
“Si no logramos cerrar con la Unión Europea después de que todos los cancilleres confirmaron el cierre del mismo, primero el año pasado y luego este año, ¿cómo sigue el Mercosur?, ¿cuánto más vamos a esperar un éxito en la política comercial?, ¿qué señal le damos Canadá o a Corea del Sur, Japón u otros países con los cuales ya estamos negociando o tienen interés en el Mercosur?”, dijo.