En esta administración, el Gobierno nacional elevó las políticas ambientales, con la creación de un ministerio específico y la Dirección Nacional de Cambio Climático. Además, desarrolló incentivos económicos e incorporó en la política económica la conservación del ambiente. La ministra Azucena Arbeleche consideró que estas acciones premian a quien procede bien y promueven las inversiones.
En un acto presidido por el Ministerio de Ambiente, el Gobierno presentó la 3.ª Contribución Determinada a Nivel Nacional (NDC, por sus siglas en inglés) sobre cambio climático, cuyo objetivo es atender las disposiciones establecidas en el Acuerdo de París para que los países reduzcan sus emisiones, con énfasis en estabilizar las concentraciones de gases de efecto invernadero en la atmósfera, evitar que la temperatura del planeta sobrepase los 2 ºC respecto a la era preindustrial y se adapten a los efectos del cambio climático.
En el proceso de actualización, un grupo técnico de trabajo del Sistema Nacional de Respuesta al Cambio Climático analizó los avances respecto a los compromisos. El trabajo incluye instancias técnicas en las que se aprecian proyecciones para cada sector y medidas para alcanzar nuevos objetivos.
La actividad, desarrollada en Torre Ejecutiva, fue presidida por el ministro de Ambiente, Robert Bouvier, quien estuvo acompañado por sus pares de Ganadería, Agricultura y Pesca, Fernando Mattos; Economía y Finanzas, Azucena Arbeleche; Relaciones Exteriores, Omar Paganini; Industria, Energía y Minería, Elisa Facio, y Vivienda y Ordenamiento Territorial, Raúl Lozano. También participó la directora nacional de Cambio Climático, Natalie Pareja.
En la oratoria, Bouvier resaltó la presencia de seis ministros de distintas áreas comprometidos con una misma causa. “En el mundo, el cambio climático es una prioridad, hay que actuar en forma urgente, y Uruguay respondió al llamado de la comunidad internacional con responsabilidad y compromiso”, dijo. Consideró que “este hito” coincide con otros de los últimos años, ya que durante la actual gestión se elevó la jerarquía institucional de la temática, al crear el Ministerio de Ambiente y la Dirección Nacional de Cambio Climático.
Añadió que se realizaron esfuerzos en materia de mitigación, además de implementarse planes de adaptación en costas, ciudades, producción agropecuaria y energía. “Esta administración consolidó una política ambiental como política de Estado”, señaló.
Pareja relató el proceso de trabajo y a los actores involucrados. Remarcó la satisfacción por la tarea y dijo que en el documento se reafirman los compromisos con los objetivos globales de emisiones de la 2.ª NDC, con un capítulo dedicado a las prioridades, las barreras y los desafíos que persisten en el país para enfrentar el cambio climático, con énfasis en la necesidad de financiamiento para la adaptación.
Incentivos económicos por esforzarse
Como parte de un proceso de rendición que realizó cada ministro, Arbeleche repasó el recorrido de la cartera que dirige para internalizar y transversalizar el cuidado ambiental y la acción por el clima en la política económica. Indicó que se aceleró un gran cambio de paradigma, en que la conservación del ambiente y la acción por el clima cobraron relevancia. “Lo ambiental está en todos los vínculos”, sostuvo.
Destacó algunas acciones implementadas en este período en coordinación: el reconocimiento del impuesto al dióxido de carbono a la nafta, la emisión del bono soberano indexado a indicadores de cambio climático, la firma de un préstamo con el Banco Mundial para premiar el costo de financiamiento en caso de que se cumpla con un indicador climático, la presentación ante la Organización Mundial de Comercio de un instrumento para que se reciban premios que permiten el acceso a mercados en casos en que el comportamiento ambiental sea positivo.
También mencionó el lanzamiento de un préstamo avalado por un sistema de garantía conocido como SIGA Ambiental, para mejorar el financiamiento para empresas pequeñas en proceso de transición para producir con menor impacto ambiental y el envío al Parlamento de un proyecto de ley para crear el Fondo para el Clima y la Naturaleza.
La jerarca consideró que con todas estas acciones se busca que quien se esfuerce sea premiado y no castigado, y que se lo incentive desde el punto de vista económico. “Las NDC son una herramienta fundamental para internalizar el tema ambiental en la política económica del país”, insistió, y agregó que el equipo económico trabajó para incorporar la conservación del ambiente en esa política, lo que permite aumentar las inversiones, mejorar las condiciones comerciales de los productos y generar más empleo de calidad.
Uruguay como país sostenible
Paganini, en tanto, consideró que las cuestiones ambientales representan un problema global que requiere una solución multilateral, ya que implica acuerdos entre países y organizaciones. “Es así que se vuelve un tema de relaciones exteriores”, explicó. En este contexto, surge el asunto de las asimetrías, dijo, porque se les exige lo mismo a países pequeños y grandes. Además, se vincula a la seguridad alimentaria, la transformación energética y las finanzas, lo que conlleva fuertes tensiones. “Es un tema cada vez más relevante en las relaciones internacionales y es cada vez más complejo encontrar caminos que atiendan el desafío concreto y real”, sostuvo.
Al respecto, explicó que el Gobierno decidió acompañar la causa y comprometerse con el ambiente. “Lo transformamos como parte del posicionamiento del país, el poder de Uruguay como país sostenible, que es una forma de atraer inversiones”, indicó. El ministro ejemplificó con la energía eléctrica de origen renovable, la producción ganadera sostenible y trazable y que se trata de un país “transparente”, que muestra que se toma el tema con responsabilidad.
Mattos, por su parte, dijo estar muy conforme con las conclusiones y el grado de apertura que se logró, dado que participaron más de 55 organizaciones y 170 personas asistieron a talleres. “Fue un perfeccionamiento de los mecanismos en los que venimos trabajando”, afirmó. Asimismo, mencionó tres pilares de la sostenibilidad que, enfatizó, se deben respetar en este compromiso: los aspectos económicos, sociales y ambientales.
Destacó la participación de la Cancillería en las últimas tres ediciones de la Conferencia de las Partes (COP) de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático. En este contexto, aseguró que la estrategia uruguaya de incursionar en la denominada economía verde fue muy reconocida en el mundo.
Descarbonización de la industria y viviendas eficientes
Facio consideró que la hoja de ruta refleja el compromiso de Uruguay frente a la crisis climática y una visión país del futuro y que se procura un Uruguay sostenible, uno de cuyos ejes es la descarbonización. En materia de energía, dijo que el país avanza de manera firme. Recordó que en últimos siete años la matriz eléctrica fue, en promedio, 94% renovable, lo que ubica al país como un referente global.
El desafío ahora es más ambicioso, expresó, y se impulsa la descarbonización de los sectores de demanda (transporte e industria), el refinamiento, los sectores residencial y comercial y los procesos industriales con emisiones por temas químicos (cemento y cal). Repasó las líneas estratégicas sectoriales para minimizar las emisiones promovidas por esta administración y dijo que no es posible avanzar solos. “Es necesario fortalecer alianzas con el sector privado y con la academia, generar estímulos y ámbitos de diálogo”, señaló.
Lozano, en tanto, se refirió específicamente al sector que le compete y explicó que desde la cartera que lidera se realizaron esfuerzos para efectuar acciones que permitan concretar los compromisos del país. Manifestó que son importantes las medidas de adaptación que se implementan para proteger la vivienda y la reducción de riesgos. En este sentido, indicó que, en materia de infraestructura edilicia, se centraron estrategias dirigidas al ahorro y la eficiencia energética en el uso de energías renovables y el empleo de materiales con baja energía incorporada en todo el ciclo de vida.
En Uruguay, la construcción representa el 9% de las emisiones de carbono, a lo que se suman las del transporte vinculado a la actividad. En contraposición, mencionó la incorporación de la edificación en madera, que se realiza en seco, de forma rápida y segura. Informó que se innova en una construcción más ecológica de las viviendas de interés social y se procura que en 2030 un país que logre mantener un balance entre sus emisiones de gases de efecto invernadero y sus absorciones. Además, mencionó la certificación ambiental que se busca alcanzar en los edificios y la relocalización de los asentamientos en terrenos que impliquen riesgos.