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Justino Zavala: “Los hijos de los tamberos no quieren ser valientes, quieren tener un negocio mejor”

Justino Zavala, directivo de la Asociación de Tamberos de Canelones y consejero de INALE dijo que “cada litro de leche de más que se produzca se va a ir al exterior”, y por eso la lechería también necesita “su cuota 481 o su cuota Hilton”. Con respecto al precio del litro, dijo que el valor absoluto es soñado pero los costos son muy elevados y expresó que Uruguay no puede ir a un sistema de confinamiento total, porque la imagen en nuestro país y que nos abre mercados es de las vacas "felices”, caminando y pastando. Finalmente, Zavala admitió que los conflictos sindicales son un grave problema, pero “si tenés un problema 30 años y no lo solucionaste, también sos parte del mismo”.

Justino Zavala

¿Cómo evalúa la realidad del sector agropecuario nacional?

Sin dudas es la locomotora que cincha de la economía de Uruguay, no hay que ser economista para ver eso. Ha sido clave durante la pandemia y en este período posterior. La agricultura, la ganadería, la lechería, el arroz… Todas han sido actividades que empujaron.

¿Cómo calificaría el apoyo de las autoridades?

Muy bueno. Tenemos un gobierno que escucha y que nos da una mano. En el caso de la lechería pienso que deberíamos haber hecho más. No solo en el sentido del gobierno, sino las definiciones en sí mismas. Sin dudas que hay una interacción con productores y gremiales como hace tiempo no se veía, porque uno levanta el teléfono y habla con el ministro, el subsecretario o con quien sea que nos recibe, nos escucha y busca solución. Un ejemplo es el Fondo Lechero, que se planteó y se le buscó la vuelta. Desde este punto de vista tuvimos una muy buena disposición, particularmente en el sector lechero especialmente del subsecretario Ignacio Buffa. Nos queda el sabor de que se nos está yendo el período y no logramos un despegue con mayores logros para el sector.

Por ese lado también hay una autocrítica del accionar de las propias gremiales…

Sin dudas. Los problemas no son solo culpa del gobierno, también son de la industria y los productores. Nos faltó a todos la claridad necesaria para ver más hacia el futuro. El principal problema que tiene hoy la lechería uruguaya es un nudo en el negocio. Vos me decías que los lecheros son valientes, pero nadie es valiente siempre. Los hijos de los tamberos no quieren ser valientes, quieren tener un negocio mejor. Hay cada vez menos productores, y todo se concentra en aquellos que por características personales o empresariales crecieron. Estamos hablando de un 30%, frente al otro 70% que tendió y tiende a desaparecer. El Fondo Lechero empezó hace 7 años, y de allí a hoy tenemos 600 productores menos. Pero insisto, la solución del negocio está fuera de Uruguay. Cada litro de más que nosotros podamos producir se va a ir al exterior, y eso implica que debemos tener negocios afuera. Hace 40 años que no hacemos un tratado que nos permita funcionar afuera. La carne no tiene tratados comerciales quizás, pero ha encontrado mercados en gran cantidad. La lechería también precisa su cuota 481, su cuota Hilton. No podemos vender siempre por barato cada litro que se va para afuera, y eso impacta en los productores de acá.

¿Cómo evalúa entonces los mercados actuales?

La apertura de Arabia Saudita no está cuantificada aún, pero puede ser una buena entrada a ese grupo de países árabes que son buenos consumidores, y si bien hay una fuerte presencia de Fonterra debemos estar presentes. En el TLC con China a Uruguay le va la vida para tener una buena apertura comercial. Conaprole viene trabajando hace tiempo para entrar a ese mercado y no es fácil. Por ello se ha posicionado como el segundo abastecedor de leche en polvo entera pero lejor atrás de Fonterra, que tiene el 90% frente a un 3% o 4% nuestro. Indudablemente estar en el segundo lugar es importante y es una de las razones de los chinos de querer negociar. Ellos tienen una fuerte dependencia de Nueva Zelanda y probablemente busquen generar nuevos abastecedores. Nosotros como abastecedores somos confiables y es importante, pero Nueva Zelanda tiene un TLC con China que significa que en 2024 va a tener una desgravación arancelaria del 100% para el 100% de los productos lácteos. Es importante que avancemos y rápido, porque es un mercado bueno para fórmulas infantiles por ejemplo y de buenos precios.

¿Y el acceso a otros mercados?

Uruguay tiene que estar presentes en todos los mercados en la medida que se pueda, no es una estrategia que debamos quedarnos en uno o dos. Hoy dependemos mucho de China, Argelia y Brasil. Si una de esas 3 patas se tambalea, se nos complica. China tomó una gran importancia y ya no solo dependemos de Argelia y Brasil, si bien el primero compra por licitación y a pesar de no diferenciar mucho los precios es un mercado importante. Hemos tenido otros mercados como Corea, en el cual hace años que el Mercosur intenta firmar un TLC pero no pudimos, y en el medio firmaron un tratado con Estados Unidos que los abastece de productos lácteos, y es un importante destino para los quesos. Esa quizás, fue una de las causas del cierre de Pili. Esa parte del mundo es, sin dudas la que hoy por hoy demanda más productos lácteos. Debemos enfocarnos en el sudeste asiático sin descuidar áreas de América Latina que siempre promete aunque nunca termina de aparecer del todo, como sucede con la esperanza de la vuelta de Venezuela o el crecimiento de México.

¿Qué piensa del precio actual del litro de leche?

Es muy bueno, pero depende cómo se lo vea. La última liquidación había marcado 42 centavos, y capaz la que viene es un poco menos, dependiendo del tipo de cambio y el sólido. El precio es bueno, pero tenemos costos que hacen que ya no lo sea tanto. INALE publica todos los meses una gráfica del poder de compra por litro de leche, y estamos 2% por debajo de julio 2021 y 22% menos que 2014, si bien reconozco que aquel fue un buen año. El precio absoluto es soñado, pocas veces alcanzado, pero cuando metemos la plata al bolsillo ya no es tan buen negocio. Hay que ver bien las cuentas.

¿Preocupa el recambio generacional?

Sí, claro. A los productores medianos y chicos los angustia. Un productor chico tiene 50 vacas y por ahí produce en un pedacito de campo en propiedad o en colonización, y cobra como un asalariado. Trabaja de sol a sol, no tiene empleados o tan solo alguno, pero cuando su hijo empieza a querer tomar la posta no alcanza para dos familias. Entonces si no consigue agrandarse, ese muchacho se va, lo vemos todos los días y no es un invento. Cuando hay empresas más grandes la transición familiar puede funcionar mejor, pero es una preocupación.

¿Y conseguir mano de obra?

Es complicadísimo. Hubo un pequeño alivio cuando cerró el tambo de los neozelandeses y quedaron sin trabajo como 600 personas, que se reciclaron en el sistema. Los peones sin especializar si tienen oportunidades en la construcción o en un frigorífico, con mejores condiciones, trabajando de lunes a viernes, se van. El tambo implica otro sacrificio, implica trabajar muchas veces los domingos. Por más que pagues bien, aún con menos sueldo deciden irse.

¿La aplicación de tecnología puede ayudar? ¿Ya sea en baja de costos o en sustitución de mano de obra?

Está a full. La lechería es uno de los sectores del agro que más adopta tecnología. Actualmente hay 2 caminos, que no son excluyentes, pero son bien distintos. La concentración en camas calientes es uno, con una vaca encerrada teniendo altas productividades individuales, alto consumo concentrado, que no sale a pastorear… Algunos que iniciaron este camino están muy conformes y los costos no dan mayores problemas, además de tener vacas con un confort muy bueno. No hay temporales ni olas de calor, y salen 2 o 3 veces a ordeñarse. La tecnología es cara, porque la instalación está entre US$ 500 y US$ 1.000 por vacas, dependiendo de materiales y demás. Además, implica una estructura en el tambo grande, porque hay que cosechar la reserva, todo tiene que funcionar porque no te podés quedar sin comida: es un nivel top de producción. Es un sistema estilo americano.

¿Y el otro?

El otro es el sistema pastoril uruguayo. Hay tambos que ya cosechan mucho más materia seca por hectárea, con tecnología con costos más bajos, producciones individuales que si bien son más bajas que en cama caliente se adaptan mucho al productor uruguayo. Y esa tecnología también tiene un costo. Exige precisión. Son las dos líneas sobre las que se está trabajando ahora. Personalmente creo que Uruguay no puede ir a un sistema de confinamiento porque nuestra imagen en el mundo y que nos hace ganar mercados es más “natural”. Como dijo hace poco una extranjera que estuvo en el foro de INALE: “Uruguay es el país de las vacas felices”. Esa imagen, de la vaca pastando y caminando es la que gana.

¿Cómo se pasó este invierno?

Pasamos bien porque no llovió, y las vacas sin barro pasan bien. Para la producción de pasto fue más complicado. Las tasas de crecimiento del raigrás, que es el pasto estrella del invierno, no estuvieron en los niveles que nos tiene acostumbrados. Las avenas anduvieron mejor y las praderas estuvieron muy quietas. Productivamente no anduvimos mal, aunque la remisión anduvo un 4% o 5% por debajo del año pasado, pero eso se debe a muchos factores como los cierres también de los tambos de Olam.

¿Cómo observa la conflictividad sindical?

A nivel de la sociedad lo veo como un problema grave. Nada se puede cambiar o tocar, hay un conservadurismo a ultranza que no permite cambios ni en la matriz social ni en el desarrollo económico. Si bien a nivel cooperativo es un problema grave, no creo que sea el principal problema. Por algo Conaprole creció y se desarrolló con ese drama, que de todos modos lo hace perder eficiencia. Porque esto es permanente, se va a cambiar una máquina y hay que negociar con el sindicato. Y si la cambiás, los que estaban trabajando ahí tienen que tener una compensación. En Conaprole hay muchos funcionarios que su función es conectar una manguera… Viene el camionero, enchufa la manguera y ya está. Pero sinceramente no creo que sea el problema principal, y además te digo: si tenés un problema 30 años, ya sos parte del problema también. Hace 30 años que no podemos resolverlo, entonces algo estamos haciendo mal. En el tambo, sin un empleado hace las cosas mal una y otra vez, lo despedí, lo arreglas, o no sé, pero ya es un problema tuyo. Hay que pensar cómo encarar las relaciones laborales de otra manera y no siempre como respuesta a los planteos sindicales.

¿Piensa que socialmente se le da el valor que merece la lechería?

Si escuchamos los discursos, sí. Los gobernantes y políticos siempre dicen que la lechería desarrolla, derrama valor y hay un estudio de Ceres que muestra el derrame del mismo. El arroz es parecido: ambos son intensivos en el uso de energía eléctrica y mano de obra. Ese es el discurso. Pero en la realidad no lo veo tan así. Si pensás que estuvimos 6 meses o más para negociar con UTE las tarifas del sector, que después se aprobó y estuvieron 6 meses más para instrumentarlas e incluso no se ha terminado, es un ejemplo de que en el discurso somos los mejores pero en la realidad nos olvidamos un poco.

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