
La producción ovina continúa siendo un buen negocio. Con una sequía extrema y con bajas abruptas de precios para carne y lana, el pasto invertido en la oveja le devolvió más dinero al productor que el invertido en bovinos.
En el ejercicio productivo pasado, a pesar de haber tenido un escenario de precios bajo para las lanas y no tan bajo como el actual para la carne ovina, el resultado económico mantiene el atractivo y le permitirá al productor seguir haciéndole frente a costos importantes.
El próximo 14 de noviembre, en Colonia Lavalleja (Salto), el Secretariado Uruguayo de la Lana (SUL), precisamente en el Centro de Innovación y Capacitación Ovina Mario Azzarini (Cicoma), mostrará los números de los últimos tres ejercicios anuales. Esos datos, se sumarán a los generados en las Carpetas Verdes del Instituto Plan Agropecuario y los generados en Fucrea, vinculados con la producción bovina. La jornada tendrá, además, otros atractivos para los productores del rubro.
Con números que rompen los ojos, es más fácil comprender el potencial del ovino. “Vamos a mostrar el impacto económico positivo y determinante que tiene incluir ovinos en los sistemas ganaderos. Eso es fundamental y es una evidencia que refleja que más allá de las circunstancias de precios, donde el resultado puede ser un poco peor, el ovino sigue siendo negocio en todos esos escenarios y continúa siendo un negocio determinante”, afirmó a Rurales El País el Ing. Agr. José Ignacio Aguerre, técnico extensionista para Tacuarembó y encargado técnico del Cicoma.
El negocio ovino se mantuvo estable en los tres últimos ejercicios, al menos para las lanas más finas. Aguerre dijo a modo de adelanto que los números del Cicoma -en el marco de un sistema criador-invernador que convive con ovinos de lanas finas-, en el ejercicio 2022/23, determinan que “hay más de US$ 150 por hectárea (en bruto) de ingresos por concepto del ovino, en un año horrible de sequía y de caída de precios de lana y de carne, mientras que no logramos mantener el ingreso que teníamos con los vacunos, debido al cambio de escenario de precios, que castigó a muchos sistemas como el nuestro”. Estos sistemas compraron un ternero muy caro y vendió un novillo barato, pero además, sufrieron los insumos caros y la sequía.
Aguerre recordó que “un sistema ovino bien armado, permite al productor mantener un resultado económico moderadamente atractivo en escenarios de precios moderados o bajos y permite tener un muy buen negocio, al alcanzar los precios promedio de carne y lana”. Es que, en esos predios, en una gran mayoría de los casos, el dinero que cada productor obtiene por unidad ganadera ovina, es superior al que logra por cada unidad ganadera bovina.
“Miremos esa unidad ganadera como el pasto que invirtió el productor en ovejas y el que invirtió en vacas. Dicho de otra manera, la inversión de pasto en ovinos le devuelve más dinero que la inversión de pasto en vacuno”, destacó el encargado técnico del Cicoma.
Según su visión, “parece de primer orden” que todo aquel productor que busque maximizar la rentabilidad de su empresa, “debe tener un sistema ovino con objetivos claros, coherentes, alcanzables y que tenga un buen resultado económico para potenciar el ingreso de su empresa”, sostuvo el extensionista.
En los tres últimos ejercicios productivos, el resultado en ovinos “se mantuvo con fluctuaciones, pero siempre arriba de US$ 130 por hectárea, con máximo en el 2021/22 porque valió mucho la lana y la carne”, detalló Aguerre. En el último, cuando parecía que todo se caía a pedazos, “logró mantener más de US$ 150 de venta, un ingreso que permitía pagar una buena renta ganadera y los costos de mano de obra”. Contrariamente, el vacuno obtuvo muy buenos resultados en 2020/21 exorbitantes en 2021/22 por motivo de los precios y sumó un ejercicio con resultado negativo en 2022/23.
Analizando los números, queda claro que “la oveja significa rentabilidad y estabilidad en esos sistemas. Parte del pasto que invierto en la oveja me brinda más dinero y es un negocio más estable”, admitió el técnico extensionista del SUL.
Situación actual.
Dejando los números a un costado y analizando la realidad actual, las majadas están terminando de parir en el norte y se registraron “muy buenos resultados de señalada en agosto, pero hubo disparidad en las pariciones de setiembre porque los temporales, pero en general, los resultados de señalada son buenos”, reconoció Aguerre.
Hay muchos productores que están viviendo una situación bastante compleja porque el precio del ganado bajó y el precio del cordero está con cierta estabilidad hace un par de meses, pero aún continúa siendo bajo.
A su vez, el precio de las lanas está con una cierta estabilidad pero no se recuperó del todo. En las últimas semanas, el Indicador de Mercado del Este (Australia) se mantiene estable en torno a 724 centavos de dólar australiano, con una recuperación del precio de las lanas medias desde que comenzó la nueva zafra el 1° de junio. Esas finuras se recuperaron entre 25% y 30% pero en términos de valor absoluto sigue siendo bajo el precio.
Por el lado de la carne, producto básico en todos los sistemas ovinos cualquiera fuera su orientación, el mercado está pinchado mundial y con sobre stock.
“El mercado de carne ovina está destrozado. Esta semana bajó de nuevo el precio en Australia, que está entregando carne a menos plata, aunque ya la estaba regalando. A eso se suma baja de precios y un mercado horrible en China. Brasil, otro destino fundamental para Uruguay también está complicado”, explicó el Director de Bamidal S.A., Gustavo Basso, admitiendo que será una zafra difícil.
Desafíos.
Con este panorama en los mercados que le pega duro al ánimo del productor, Aguerre reconoció que el rubro ovino “vive un momento de desafíos”.
Es que hay una dificultad generalizada, pero a eso se suma un dólar bajo que encarece los costos que tiene el productor en pesos, principalmente costo de vida y el vinculado con la mano de obra.
“Es un momento de desafíos donde se cuestiona mucho, pero entiendo que el SUL brindó en numerosas oportunidades mensajes y la información para que los productores la tengan al momento de tomar las decisiones”, afirmó el técnico.
Consideró que los sistemas de lanas finas están bien posicionados, con mensajes claros que los productores entendieron: afinemos, acondicionemos los lotes con grifa verde, certifiquemos para agregar valor y tratemos de tener buenos resultados reproductivos para potenciar los ingresos por carne. En la otra vereda, los sistemas productivos asociados tradicionalmente a lanas medias y gruesas, pasan por un momento existencial.
“Para ser un productor de corderos en un sistema que utiliza lanas medias y gruesas, los resultados reproductivos deben ser muy buenos. Si eso no se logra, hay que cambiar la orientación del sistema saliendo de las lanas medias y gruesas”, dijo Aguerre. En los últimos años la Sociedad Criadores de Corriedale y el SUL marcaron ese camino, encarando actividades conjuntas como el Observatorio Corriedale y Corriedale 2030. El mensaje fue: muchos corderos pesados dentro de los rangos que pide la industria frigorífica y tratar de afinar las lanas. Hay muchos productores con sistemas de lanas medias y gruesas que señalan entre 120% y 140%.
“Se puede ser un buen productor de ovinos con sistemas de cría, usando razas de lanas medias y gruesas, pero deben tener una buena señalada, porque en esos sistemas el valor de las lanas será siempre residual, siempre la lana será un rubro secundario, porque el negocio es la carne”, explicó Aguerre.
“Si el productor no puede tener buenos resultados reproductivos por lo que fuera, es nuestro deber decirles que realizará un mejor negocio con otro tipo de sistema ovino, que son muy buenos”, aclaró. Uruguay tiene suficiente tecnología, investigación y tecnologías validadas como para que el rubro ovino continúe por el camino de la profesionalización. El productor invierte en tecnología y está esperando la vuelta en los mercados.
Las añoranzas de un Uruguay con 26 millones de ovinos
El Uruguay de los 26 millones de ovinos quedó atrás. Hoy con un stock de 6 millones de ovinos se es eficiente, pero aún queda mucho por hacer para incrementar la señalada.
A título personal, el Ing. Agr. José Ignacio Aguerre, técnico extensionista del Secretariado Uruguayo de la Lana (SUL) para Tacuarembó, recordó que en la década del 80 y 90, cuando Uruguay tenía un stock ovino más elevado y se apuntaba a la producción de lana más que a la producción de carne ovina, había muchos capones.
“Escuchamos a muchas personas añorar los 26 millones de ovinos, pero en realidad se olvidan en el análisis que dentro de ese stock había 25% de capones y que la raza mayoritaria era Corriedale. Cuando tenemos una estructura de capones hacemos que el sistema ovino, por cada unidad ganadera que hay, produzca más lana que carne. Cuando tenemos un sistema criador que vende corderos pesados vende más carne que lana”.
En ese sistema muy lanero que Uruguay tenía en esos años, el precio de la lana era determinante. Eso era lo que mandaba. Sin embargo, “ese sistema cayó con la Unión Soviética, con el Muro de Berlín y con los cambios en el uso de la lana”. Con los años y el avance de la tecnología, los consumidores se fueron volcando al uso de prendas más livianas, menos abrigadas y las fibras sintéticas fueron ganando espacio en la vestimenta, desplazando a las lanas.
En la década del 90, el Secretariado Uruguayo de la Lana, a través de un técnico histórico -el Ing. Agr. Mario azzarini- comenzó a impulsar el Cordero Pesado, para hacer que cada unidad ganadera ovina produzca más carne. La carne ovina es un producto de elite en todo el mundo y Uruguay tiene todo el potencial para continuar produciendo la mejor carne ovina del mundo.
Muchos productores adoptan la producción de Cordero pesado, “pero no adoptan con tanta facilidad el paquete tecnológico para tener un mejor resultado reproductivo”, remarcó Aguerre. Con los años, el Cordero Pesado logró insertarse en selectos mercados y mostrar que el ovino, no sólo afinca a la familia en el medio rural y le brinda oportunidades a los productores más pequeños, sino que todavía tiene mucho para valorizar producto, apoyándose en las distintas certificaciones.
Avanzan las esquilas ayudadas por el clima seco
Ayudadas por el clima, las esquilas siguen avanzando. Las máquinas se van poniendo al día, según confirmó el Técnico Agropecuario Rafael de Paula, referente para esquila y acondicionamiento de lanas del Secretariado Uruguayo de la Lana.
El especialista confirmó que en algunas zonas puntuales, donde la sequía fue más severa, continúan “apareciendo roturas de mecha” que representan una pérdida de calidad en las lanas. A su vez, “en otras zonas, las lanas están espectaculares, tanto en calidad como en lo que es color”. De Paula reconoció que “están con un color blanco excelente y los animales están en muy buenas condiciones”.
En algunas máquinas de esquila hay problemas de personal, típico de años llovedores, donde los esquiladores buscan otras fuentes para poder trabajar.