En un inicio de año marcado por conflictos laborales, Jorge Riani, productor agropecuario del departamento de Artigas, compartió en Valor Agregado de Radio Carve cómo los paros de FOICA están afectando la cadena productiva del sector cárnico desde la perspectiva de los productores.
“Estamos bastante sorprendidos, pero lo que más nos afecta no es el paro en sí, sino los paros sorpresivos, que son aún peores. Esto no debería ser un problema de los productores; es algo que deben solucionar entre la industria y sus empleados”, expresó con firmeza.
Riani explicó que los paros sorpresivos generan un impacto directo en la calidad de la carne. “El ganado viaja largas distancias, llega a las plantas, se lo pone sobre un piso de hormigón y permanece allí con solo agua por días, esperando una faena que se posterga. Esto afecta su bienestar y repercute en el pH, el color y la jugosidad de la carne, disminuyendo su calidad”, detalló.
Pero los efectos no son solo de calidad. “A nivel financiero, los paros nos golpean fuerte. Programamos nuestras ventas para financiar la empresa y este tipo de interrupciones desajustan todo. Hace 15 días que estoy esperando cargar ganado, y menos mal que no lo hice, porque estaría atrapado en este sistema sin respuestas claras”, lamentó.
Cambios estructurales en el horizonte
Para Riani, la falta de soluciones impulsa a los productores a repensar sus sistemas. “El mensaje que recibimos es que quizás debamos cambiar nuestra estructura y enfocarnos en la exportación de ganado en pie, con animales de más de 400 kilos. Eso no es lo ideal, pero parece ser lo que la industria está promoviendo indirectamente al no resolver sus problemas internos”.
Cuando se le preguntó sobre la relación entre los productores y la industria frigorífica, fue categórico: “Es un problema entre la industria y sus trabajadores. Sin embargo, nosotros somos quienes estamos pagando el costo más alto”.
Un mercado con tensión acumulada
El contexto no ayuda. Aunque los precios del ganado han alcanzado más de cuatro dólares por kilo, y las exportaciones se venden a 4.600 dólares por tonelada, los productores del norte enfrentan una disyuntiva. “Venimos de una primavera excepcional; los campos están en perfectas condiciones, los ganados listos, y no podemos cargarlos. Esto no solo afecta nuestra economía, sino también nuestra moral”, explicó Riani.
Cerrando la entrevista, el productor expresó su preocupación por la aparente pasividad de la industria frente a este problema y reiteró la necesidad de una solución pronta. “Esperamos que este conflicto no solo termine, sino que también se implementen medidas para evitar que situaciones así se repitan en el futuro. De lo contrario, la industria corre el riesgo de perder su principal recurso: los productores”, concluyó.