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Carlos Parietti: “Atraso cambiario y altos costos hacen difícil a la actividad de la agropecuaria”

El presidente de la Sociedad de Criadores de Caballos Criollos resaltó lo que es el crecimiento exponencial de la raza en el país. El Ing. Agr. Carlos Parietti Henderson lo justificó básicamente en la irrupción “de los usuarios de los caballos”. Dijo que para ello es fundamental “el completo calendario de la Sociedad de Criadores todo el año. No obstante esa realidad, el Ing. Parietti definió como “complicada” la situación del sector agropecuario, mencionando al atraso cambiario y los altos costos como factores fundamentales para la pérdida de competitividad. Además dijo que le preocupa la relación entre la familia del campo y criticó a quienes “hacen circo”.

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Pablo D. Mestre.

-¿Cómo está la raza Criolla actualmente en Uruguay?

-Continúa en un importante crecimiento reflejado en el número de animales inscriptos cada vez mayor, con más de 6.000 potrillos al año (prácticamente lo mismo que en Argentina) y no sólo eso, sino que el 58% de las cabañas son nuevos criadores, de hasta 5 animales. Pese a ello la comercialización no está fácil porque el sector no está bien, pasando por momentos de iliquidez y lo primero que se resiente es en el caballo. De todas formas en los remates se ha vendido todo y en alguno hasta por encima del año anterior en los precios. Pero esto también tiene que ver en que cada vez hay más oferta y más remates.

-¿A qué responde el crecimiento?

-Una de las cosas importantes es que la Sociedad de Criadores de ha preocupado de elaborar un calendario de actividades de todo el año que permite a los muchachos jóvenes, hijos de cabañeros y otros que no lo son, involucrarse en las pruebas, capacitarse.

-Esas cifras de inscripción de más de 6.000 potrillos ¿qué representan históricamente?

-No hace mucho tiempo eran 3.000 por año, en esta última década especialmente ha sido un crecimiento constante.

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-¿Y comparando con otras razas en Uruguay?

-Criollos es más del 70% del total de equinos. Pero además es la segunda raza, independientemente de la especie, de inscriptos en ARU.

-¿Qué significa que el 58% de los inscriptos sean de cabañas nuevas?

-Es lo más importante. Y se da por el embalaje que hay por el caballo Criollo. Lo adjudico al crecimiento de las Pruebas Funcionales y al calendario de todo el año que tiene a todos los criadores “activos” todos los meses.

-¿Las distintas actividades del calendario reflejan que hay dos grupos de criadores por decirlo de alguna manera?

-La Sociedad de Criadores es la misma, pero el crecimiento está dado porque hay 12 Agremiaciones del interior que tienen actividades muy importantes a nivel local. La Sociedad se apoya en esas Agremiaciones para tener el calendario. Si no las tuviéramos no podríamos hacerlo. Y todo suma en el bien común de la raza. Porque en cada una de esas actividades hay mucha gente que deja mucho tiempo y dinero para organizar y participar de los eventos. Podrá haber diferencias, como en todos lados, pero toda esa suma de actividades en todo el país hace que se sumen más criadores. Un ejemplo es el Concurso de Domadores.

-¿En qué sentido?

-Lo realizan distintas Agremiaciones con sus propios reglamentos o adaptaciones y lo único que les pedimos es que la final Nacional se realice con un reglamento único. Y sólo exigimos que los caballos tengan la “U” o la “C”. La idea es sumar y crecer.

-¿Cuáles son las “puertas de entrada” a la raza?

-El crecimiento fantástico en las Paleteadas Brasileñas, el Concurso de Domadores, la Copa Volkswagen (que ya se autofinancia con las inscripciones, tras una apuesta de la Sociedad de Criadores). O sea, la expansión de la raza es a nivel del usuario, mucha gente joven que además tranquiliza pues están a la vuelta del caballo y no en otras cosas. El incremento no es tanto a nivel de cabañas, sino de usuario.

-Pero eso también le sirve a las cabañas para vender más...

-Por supuesto. Es fundamental. Porque además si miramos la región, Brasil tiene para expandirse hacia el norte, Argentina la cría también tiene mucho para crecer hacia el norte. Y Paraguay puede seguir creciendo en el Chaco y otras zonas, los únicos que no tenemos hacia donde crecer somos nosotros. Sí podemos crecer en los usuarios. Pero hay un tema económico además.

-¿A qué se refiere?

-Más allá de los premios, que son importantes, está la preparación.

-¿Los premios inciden?

-Pongo un ejemplo. Hoy en un remate una persona compra un potro habilitado para la copa Vaquero, en la cual cada cabaña anota 10 caballos y paga US$ 2.000 por caballo habilitado de esa generación. El usuario lo compra, lo prepara y compite con 4 años como máximo por US$ 20.000 en premios. Termina esa prueba y tiene la Copa VW por una camioneta y después tiene el Freno de Oro por delante. Y puede participar en todas las pruebas con el mismo caballo.

-Y me habló de la preparación…

-Antes, la preparación de un caballo para el Freno de Oro tenía un costo alto en un Centro de Entrenamiento y 2 o 3 años para llegar a la prueba. Hoy se da que hay una base de caballos bien domados. Todos los caballos de la prueba de Domadores, los que van a la Copa VW, los de Copa Campera y Copa Vaquero están bien domados. Eso es una base para que después los entrenadores los preparen para el Freno. Pero hace unos años el Concurso de Domadores no existía prácticamente y no había esa base de caballos bien domados.

-¿Esto soluciona en parte la falta de domadores en el país?

-En parte sí, pero igual tenemos falta de domadores para las estancias, porque estos que hacía referencia son muchachos jóvenes, profesionales en sus distintas actividades, o estudiantes que no son domadores de tropillas grandes.

-¿A qué adjudica esa falta de domadores de tropillas?

-Muchos campos del Sur y del Centro se ha ido para agricultura. Pasa lo mismo con el rubro ovino, falta gente con cultura ovina, falta mano de obra, tenemos cada vez menos gente trabajando en las estancias. Hoy hay gente madura que necesita un caballo mejor domado y eso se siente.

-¿Esto es reflejo de la realidad agropecuaria?

-Sin dudas. Eso es seguro.

-¿Cómo la ve hoy?

-Complicada. Al pasar el cernidor vemos que tenemos los costos altísimos, un dólar trancado debajo de $ 30 cuando tendría que estar arriba de $ 35, cifra que ayudaría a solucionar los problemas, lo que lleva a una caída de la rentabilidad. Estamos complicados, cambiando la plata o endeudándonos.

-¿Cree que con el dólar a $ 35 se paliaría la situación?

-Sí, sería importante. Porque a eso se suman los costos altos que lo tienen todos los sectores productivos y la industria frigorífica también.

-¿Cómo operó el boom agrícola? ¿Qué dejó?

-Fue muy bueno, tuvimos momentos buenísimos, hubo gente que creció incluso. Pero hay que estar atentos para no perder lo logrado. Hoy se tienen que reacomodar todas las cuentas porque los valores que estamos pagando en rentas no los estamos logrando.

-¿No cree que hubo una vuelta a la ganadería tras el boom?

-Sí, pero con rentabilidades casi nulas. Se volvió a la ganadería porque no había más remedio. Si un campo se dio para agricultura, se rompieron los alambrados, se cambió la cultura, la gente ganadera no está más. Entonces para volver hay que invertir entre US$ 800 y 1.000 por hectárea para hacerlo, entre semovientes y pastura. Y no está el circulante, entonces hay que hacerlo con endeudamiento.

-Pero por lo menos el clima acompaña…

-Sí, pero la parte productiva no aumentó. La eficiencia reproductiva, los kilos por hectárea no aumentaron. Toda la lluvia en el norte no fue tan buena. Por ejemplo las majadas se rompieron, la producción de lana por hectárea es la más baja.

-¿Por lo menos es un buen momento de la cría no?

-Es verdad. Si bien hay que darle 2 hectáreas en el basalto a cada vaca de cría, está bien, siempre la cría estuvo apretada y hoy respira mejor. Pero mira que entra un chorro de plata y sale uno mayor… El tema tributario pesa… Y ni hablar el tema humano.

-¿Por qué lo dice?

-Está brava la cosa. En mi caso particular no ha cambiado eso de la “familia” en el campo en cuanto a la relación con los empleados, porque tengo gente agradecida y nos llevamos bien. Pero ha cambiado el clima laboral. La gente nueva que está entrando es diferente, ya no es lo mismo.

-¿Qué opina de las 8 horas en el campo? ¿Se puede llevar a la práctica?

-En invierno nadie trabaja 8 horas, eso es seguro, siempre se trabaja menos. Y en verano quizás se trabaje media hora o una hora más en algunos momentos puntuales. Pero la realidad del campo es que no se debería regular por 8 horas. Porque además los días de lluvia no salen, se para antes, o se sale más tarde. Quizás habría que pagar por hora, pero en ese caso si llueve 3 días no cobran… Por eso digo que cambió totalmente.

-¿Cree que faltaría una solución política?

-No sé realmente. Pero está el sonado caso en Salto donde como que hicieron un “circo” con un hecho puntual. Ahora el Fiscal dijo que no tenía culpa y no escuché salir con la misma vehemencia a hablar de eso. Entonces fue un manejo que no está bien. Porque además no somos malos por tener un capital detrás. Y se nos estigmatiza desde algunos sectores de la sociedad.

-¿Qué proyecta entonces para la actividad?

-La familia rural como tal en poco tiempo se termina. Porque para mantener los estándares de vida, con estas rentabilidades bajas es imposible. Crecer la empresa en tamaño con plata genuina del sector es muy difícil. Exponencialmente a la cantidad de hijos y nietos, cada vez van a tener menos campo. Deben ser profesionales en otro rubro y tener el campo como una caja de ahorro, pero no pretender vivir del campo. Quien pretende hacerlo lo termina vendiendo, porque tiene un valor por hectárea importante, pero una rentabilidad casi nula.

-Suena muy pesimista...

-Basta sacar una cuenta clarita. Un peón, que bien lo merece, tiene un costo de US$ 14.000 al año (salarios, aguinaldo y licencia). Eso llevado a corderos, da más de 500 por cada peón. Y para producirlos se necesitan 800 a 1.000 ovejas, lo que no es fácil. Está mal la cuenta, la relación no da. Y lo mismo si lo llevamos al combustible, o a los impuestos.

-¿Cómo cierra eso con que Uruguay es un país productor de alimentos que reclama el mundo?

-Va en contraposición sin dudas. Y desmotiva. Porque se ve que en otros países hay crecimiento y rentabilidad. Se trabaja y se logra ser rentable. Acá es muy difícil crecer. Y desmotiva invertir… En ganadería, por ejemplo en Paraguay es normal estar arriba de un 20%. Acá se acrecienta el endeudamiento porque la gente empieza a quedarse sin circulante. Pero si la rentabilidad es de 2% o 4% no se puede endeudar a un 6%. Es muy complicado.

-Pero hay que seguir para adelante…

-Sí, porque es lo que sabemos hacer, pero no es muy motivante la realidad. Hay algo que está mal.

Pablo Mestre
Pablo Mestre

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