En una final que se vivió como “match point” ganadero, cabaña Jacarandá (Gidory SA) se quedó con el título de Gran Campeón Brangus en la Expo Prado. El ejemplar, hijo de una donante que ya había sido Reservada Gran Campeona en la edición pasada y producto de un embrión, desplegó en la pista toda la potencia, el equilibrio y la calidad carnicera que la raza busca, conquistando el máximo galardón y ratificando el camino de selección que la familia viene recorriendo desde hace cuatro años.
El Gran Campeón de Jacarandá
El toro campeón, hijo de una donante que el año pasado había sido reservada Gran Campeona, es fruto de un embrión argentino (Nando por BR Slugger 85). A propósito, Miguel Giles, integrante del equipo, destacó la importancia del triunfo: “Arrancamos este proyecto hace cuatro años y hoy poder coronar con este ternero, que tiene unas condiciones bárbaras, es espectacular. Nos sentimos muy contentos”, señaló en diálogo con Rurales El País.
El jurado ponderó su equilibrio, profundidad, aplomos, desplazamiento y engrasamiento perfecto, destacando también su área de ojo de bife y su atractivo en pista. La única observación fue la circunferencia escrotal, aunque con 35 centímetros para un ternero, “es muy bueno”, subrayó el criador.
Desde la cabaña, ubicada en Río Negro, Paysandú, ya se proyecta la organización de un futuro remate para mostrar el trabajo que vienen realizando.
La Gran Campeona de El Trafoguero
Por el lado de las hembras, la distinción mayor recayó en “Gala”, una vaca que ya había sido Gran Campeona en Durazno y en Sinergia. Burutaran resaltó su trayectoria y genética: “Su madre fue importada de Argentina, de la cabaña Cabo Sae. Es una hembra con un tamaño ideal, muy femenina, ya preñada a pesar de lo joven que es. Reúne todo lo que busca la raza Brangus”.
El cabañero señaló que este premio representa un gran logro familiar y profesional: “Después de una semana larga que nos fue muy bien en el Prado, coronar con lo nuestro y con lo de mis hijas es lo máximo”.

La visión del jurado
El jurado Pedro Borgatello remarcó en la jura de machos la necesidad de producir reproductores que además de impacto carnicero, aporten longevidad y dejen descendencia duradera: “Debemos trabajar en animales masculinos, de buena precocidad sexual, que se desplacen bien y den respuestas productivas en el campo”, expresó.
En cuanto a las hembras, Borgatello subrayó que buscó animales de tamaño intermedio, buen equilibrio y marcada feminidad, ya que son las que se destacan en precocidad y reproducción. No obstante, advirtió sobre el exceso de preparación: “Muchas hembras quedaron en el camino por una preparación excesiva que repercute en su desarrollo estructural”.