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Certificaciones ambientales diferenciarán carne uruguaya

Las virtudes naturales y base pastoril que piden consumidores no se están reflejando lo suficiente en el precio de la tonelada exportada por Uruguay

 

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Foto Leonardo Maine - Archivo El Pais[/caption]

Convertirse en la boutique cárnica y levantar restricciones con ciencia

El respeto por el bienestar animal es otra exigencia que pesa cada vez más fuerte en los consumidores y especialmente en los mercados de mayor valor.

La Unión Europea, Japón, Corea del Sur y Estados Unidos, entre otros, son fuertes demandantes de este atributo. Incluso China , que es un comprador de commodities, comenzará a exigir este atributo.

“China está incrementando la demanda de carne, está occidentalizando la dieta y la clase media tiene un mayor poder adquisitivo. Es inminente el cambio de consumo. Ya hablan de que van a requerir atributos de procesos cada vez de forma más seria”, decía semanas atrás a El País Marcia del Campo Gigena, investigadora de INIA en Bienestar Animal y referente sobre el tema, porque dedicó toda su vida a esta labor.

China ya está haciendo contactos con la Unión Europea para instalar todo el tema de bienestar animal. No van a quedar fuera de esa demanda.

Lo importante y como remarcaba la investigadora de INIA es que “Uruguay tiene todo para ser un país boutique en carnes, para agregar certificaciones que muestren los atributos de sus procesos productivos”. Eso es empaquetar conceptos y vender confianza, como lo definió INAC en su estrategia de marketing.

El INIA trabaja en formar una agenda de trabajo que defina estrategias de largo plazo en pro del bienestar animal y del cuidado del medio ambiente.

Es por eso que el presidente de INAC, Fernando Mattos, se reunió días atrás con el titular del INIA, José Bonica, buscando sumar energías.

Siempre se ha invertido en ciencia y esa es una gran ventaja para demostrar científicamente que Uruguay es un país natural, que impulsa el respeto por el medio ambiente, y respeto por el bienestar animal, etc.

Vinculado al bienestar animal en los sistemas de producción, todavía tenemos limitantes importantes que levantar. “En los cuatro criterios que definen el bienestar animal hay limitantes.

La buena noticia es que como siempre se invirtió en ciencia, hoy tenemos evidencia científica para levantar cada una de esas limitantes y ese es el rol de la investigación”, asegura la experta de INIA.

En cuanto agregado de valor hay varios escalones, explicó Del Campo. El más alto, son las certificaciones voluntarias que adopta el productor, siguiendo distintos protocolos internacionales.

“De la portera para adentro hoy el productor hace lo que quiere, porque todas las reglamentaciones son en transporte e industria. Lo que hay hoy son protocolos voluntarios de certificación de bienestar animal. La gente que le interesa agregar valor y que hace las cosas bien para ganar más dinero va en ese camino”, argumentó la investigadora de INIA.

Según su visión de la experta, no son procesos caros, la gran mayoría tienen costo cero y obligan a cambiar ciertas normas de manejo. “Uruguay tiene un excelente punto de partida y la mayoría de las cosas que hay que cambiar, se deben a aspectos culturales”, dice Del Campo.

Las patas del bienestar animal son cuatro, según determina la Organización Mundial de Sanidad Animal (OIE). “Adecuada sanidad y alimentación (evitar hambre y sed); Permitir adecuado comportamiento (en Uruguay los animales se crían libres y sin hormonas. El último es el manejo, evitar sufrimiento.

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