El ciclo de invierno 2023-2024 marcó un punto de inflexión para la producción triguera de Uruguay. Gracias a condiciones climáticas excepcionales, el país alcanzó el mayor volumen de cosecha en una década, con 1,7 millones de toneladas producidas. Este resultado, impulsado por un aumento del área sembrada y un rendimiento promedio récord de 5.037 kg/ha, posicionó al trigo uruguayo como uno de los protagonistas en los mercados internacionales.
Con casi 1,5 millones de toneladas exportadas y un ingreso total de 351 millones de dólares, el trigo se consolidó como un pilar de las exportaciones agrícolas uruguayas. Aunque Brasil sigue siendo el principal destino, concentrando el 55% del volumen exportado, Uruguay amplió su presencia en otros mercados como Chile, Angola, Bangladesh y Kenia. Esta diversificación resultó estratégica en un escenario de alta competencia global, marcado por el predominio del trigo ruso a precios competitivos.
Calidad como ventaja competitiva. La calidad del trigo uruguayo fue un factor decisivo. Con un contenido proteico promedio de 12,2%, un peso hectolítrico de 79,2 y altos estándares de inocuidad, el grano cumplió con las exigencias más estrictas del mercado. Además, el sello “Urutrigo” continúa fortaleciendo la reputación del trigo nacional, destacando variedades con características sobresalientes en rendimiento y resistencia a enfermedades. Este esfuerzo conjunto del sector público y privado no solo beneficia a los productores, sino que también asegura la competitividad del trigo uruguayo frente a gigantes como Argentina y Rusia.
El crecimiento de la producción no solo impactó en las exportaciones, sino también en la industria molinera nacional, que se benefició de un suministro abundante y de alta calidad. Esto permitió mantener la estabilidad en la producción de harina de trigo, que sigue siendo un producto clave para el mercado interno y un componente creciente en las exportaciones agroindustriales.
Asimismo, iniciativas interinstitucionales para mejorar la calidad del trigo han contribuido a garantizar la sostenibilidad del sector a largo plazo.
A pesar de estos logros, el mercado internacional sigue presentando desafíos. Factores como la volatilidad de precios, las tensiones geopolíticas y la presión de grandes exportadores como Rusia y Argentina podrían influir en la próxima zafra. Sin embargo, las proyecciones para 2025 son optimistas, con una oferta regional excedentaria estimada en 7,3 millones de toneladas.
Uruguay, apoyado en su calidad y capacidad productiva, continúa afianzándose como un proveedor confiable de trigo en el mercado global.