En el presente 2024 se cumplen dos aniversarios que la cadena agrícola uruguaya tiene que celebrar: los 30 años de adhesión a la Unión Internacional para la Protección de las Obtenciones Vegetales (UPOV) y los 30 años también de la creación de la Asociación Uruguaya para la Protección de los Obtentores Vegetales (URUPOV).
En 1994, Uruguay se convirtió en el primer país de Latinoamérica en adherir al convenio UPOV de 1978, lo que marcó un cambio crucial en su enfoque hacia la protección de los derechos de los obtentores vegetales y el impulso a la innovación en el sector agrícola. Esta adhesión permitió al país establecer un marco legal para la protección de nuevas variedades vegetales, lo que impulsó la investigación y desarrollo de semillas mejoradas, mejorando así la competitividad del agro nacional, mejorando la producción y posicionando a la vanguardia una vez más a la cadena productiva.
La incorporación a la UPOV también garantizó a los obtentores nacionales e internacionales derechos exclusivos sobre las variedades desarrolladas, estimulando la inversión en investigación genética y promoviendo la transferencia tecnológica.
Rol de Urupov. Poco después de la adhesión de Uruguay a la UPOV, se fundó URUPOV en 1994, con el objetivo de representar y proteger los intereses de los obtentores vegetales.
Esta asociación se ha consolidado como un actor clave en el fortalecimiento del sector semillero del país, promoviendo buenas prácticas, defendiendo los derechos de los obtentores y fomentando la sostenibilidad en la producción de semillas, además del propio aporte de información habitual al sistema.
“En fechas así queremos reivindicar la importancia y el valor de la genética vegetal. Vemos y valoramos en Uruguay la genética animal. Lo mismo tiene que suceder con los productores que invierten en buena genética y en buenas semillas para la producción agrícola”, indicó Diego Risso, director ejecutivo de URUPOV.
A través de URUPOV, Uruguay ha logrado establecer un sistema robusto de protección de la propiedad intelectual en la agricultura, que ha sido esencial para asegurar la calidad de las semillas y evitar el comercio de semillas ilegales, un desafío constante en el sector.
Buena parte del objetivo de URUPOV en los informes que muestran la superficie de cultivos de invierno o de verano, es mostrar a los productores y actores de la cadena en general el porcentaje de semilla legal que se utiliza, y de este modo también fomentar al uso de la misma frente a aquella que no está regularizada.
Con más de un 90% del sector semillero representado por sus socios, URUPOV ha jugado un papel crucial en la consolidación de un mercado de semillas innovador, que abarca desde forrajes hasta cultivos industriales, y que es reconocido por su alta calidad y valor añadido.
Competencia y sostenibilidad. La decisión de Uruguay de adherirse a la UPOV no solo protegió los derechos de los obtentores vegetales, sino que también abrió las puertas a una transformación significativa del mercado agrícola nacional. Este marco de protección estimuló la llegada de genética de alta calidad desde el exterior, permitiendo a las empresas nacionales acceder a recursos genéticos innovadores que antes no estaban disponibles.
Gracias a este acceso, las empresas uruguayas han crecido significativamente en número y capacidad técnica, convirtiéndose en protagonistas en la adaptación y desarrollo de variedades vegetales de excelencia. Estas empresas, al introducir genética de avanzada, han puesto a disposición de los productores más y mejores variedades, mejorando los rendimientos y la calidad de los cultivos.
Así, en estos 30 años, Uruguay ha demostrado cómo una decisión estratégica de unirse a la UPOV, junto con el trabajo de organizaciones como URUPOV, puede transformar a un país en un referente de innovación y sostenibilidad agrícola a nivel mundial.
Daniel Bayce por su parte, director ejecutivo de INASE, celebró también el hito alcanzado.
“Celebramos 30 años de la adhesión de Uruguay al convenio de la UPOV, siendo el primer país de Latinoamérica en hacerlo. Destaco la importancia, además de la específica para el sector agrícola, vinculada a formar parte de un sistema normativo de derechos de propiedad intelectual también exigido por el marco de la Organización Mundial del Comercio para el campo de las obtenciones vegetales”, indicó. En este sentido, Uruguay tiene un marco de registro de derechos de propiedad intelecual de cultivares anteriores a esta adhesión, lo que facilitó y agilizó el proceso una vez que se estuvo dentro del mismo.
“Recordemos que es un convenio internacional y como tal, la contraparte formal es la Cancillería, pero al tratarse de un tema netamente técnico fue delegado a INASE. Eso muestra que nuestra representación en UPOV es notoriamente activa en lo vinculado a la participación de los comités técnicos, así como el consejo”, refirió Bayce.
Al respecto, explicó que en estos años se han incorporado modificaciones como respuesta a los avances tecnológicos y a las nuevas escalas productivas, con conceptos fundamentales como el derecho del pequeño agricultor y el plazo otorgado para la protección.
En este último aspecto, Bayce destacó el impacto de este marco de propiedad intelectual en lo vinculado al conocimiento y valor agregado que genera, sobre todo con el cumplimiento estricto de Uruguay.
“Este marco reconocido internacionalmente ha permitido la instalación de grandes empresas multinacionales en el sector, fundamentalmente en el rubro de forrajeras y con la soja como primer cultivo del país, en el que el 100% de los cultivares utilizados, tanto nacionales como extranjeros, son protegidos”, remató el director ejecutivo de INASE.
Piden que 5 de marzo sea Día Nacional del Fitomejoramiento
El 5 de marzo de 1912 llegó a Uruguay Alberto Boerger, científico fitotecnista alemán, contratado por el gobierno de turno. Sus investigaciones comenzaron centradas en el trigo. En 1914 se creó el Instituto Fitotécnico y Semillero Nacional La Estanzuela, en Colonia, dando inicio a las investigaciones del Programa de Mejoramiento Genético de Trigo en Uruguay, que ya tiene más de 100 años.
Como iniciativa de URUPOV, se presentó un proyecto de ley para que por este motivo y como conmemoración del mismo, el 5 de marzo sea declarado Día Nacionald el Fitomejoramiento, es decir, Mejoramiento Genético Vegetal.
Este proyecto ya está presentado en el Parlamento e ingresado en las dos cámaras.
Esta iniciativa cuenta con el apoyo del Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca, el Instituto Nacional de Semillas, el Instituto Nacional de Investigación Agropecuaria, Asociación Nacional de Productores de Semilla del Uruguay, la Cámara de Semillas y la Sociedad de Productores Forestales.
Tal como dice el proyecto de ley presentado, el fitomejoramiento comenzó hace más de 10.000 años, cuando los humanos emprendieron la domestiación de especies ancestrales de cultivos alimentarios. El fitomejoramiento moderno, basado en la ciencia, es una versión centrada, sistemática y más rápida de ese proceso, aplicada al maíz, trigo, arroz, especies forrajeras, cultivos hortícolas y ñarboles.
A su vez, el fitomejoramiento contribuye a mayor rendimiento del cultivo, mayor tolerancia a las presiones ambientales como salinidad, temperaturas extremas o sequía, resistencia a virus, hongos y bacterias, mayor tolerancia a herbicidas y mayor período de almacenamiento post cosecha.
Por los motivos antes mencionados, se propone la creación del Día Nacional del Fitomejoramiento, para sensibilizar sobre la importancia en toda la sociedad uruguaya y como una forma de rendir homenaje a todos los productores, investigadores y demás personas vinculadas a esta actividad, con el impacto positivo que esto tiene en nuestra sociedad y economía.