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¿Será una utopía pensar nuevamente en los 600 dólares?

En materia de los granos se espera un mercado con incertidumbre, volatilidad y sensatez para el año 2023

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En el 2022 los precios explotaron en suba por el conflicto entre Rusia y Ucrania, además del miedo de algunos países a quedarse sin alimentos. También los fondos de inversión aprovecharon el contexto para generar margen comprando las noticias y vendiendo la realidad, esto llevó a que los granos bajen rápidamente un 27%. Luego de bajar, la espuma de las noticias y la paz por los alimentos llegaron al mundo y todo se negocia con más tranquilidad y buenos márgenes para los compradores y vendedores de alimentos.

La soja comenzó el 2022 en US$ 506 por tonelada, con máximos de US$ 650, el maíz empezó en US$ 235, con máximos de US$ 320, el trigo inició en US$ 280 con máximos de US$ 501, y la colza para encuadrar, llegó a US$ 850.

En esta recta final del 2022 parecería que no podemos esperar ninguna sorpresa hasta el informe de enero del Departamento de Agricultura de los Estados Unidos (USDA), en donde se actualizará la información de oferta y demanda mundial de alimentos. Parece la misma película de enero del 2022 y de muchos años atrás. Los “enero”, no cabe duda, vienen con sorpresas y más un verano donde las lluvias marcan su ausencia. No le tengan miedo a la volatilidad, es bueno para la captura de precios.

Como se puede observar, todos los precios tienen varios factores que influyen en la suba y baja de valores. La volatilidad de monedas, políticos, gremios, las formas de producir energía, las variantes de los virus, los acuerdos entre países, los aranceles, conflictos bélicos, etc, etc. Y por supuesto también hay que tener miedo a los “patos negros” que hablamos todos los años.

Al observar el precio de la soja, se puede apreciar que nos encontramos en valores increíbles, por supuesto que, con insumos y costos más altos también, pero el margen es bueno.

Lo que se espera.
El 2023 se espera con mucha volatilidad, por un lado, por las compras que necesita China y el consumo del hemisferio norte. Por otro lado, parecería que las grandes producciones no dejarían que suban los precios como en el 2022. Si el clima lo permite se espera una gran producción en “o maior do mundo” Brasil. Todo dependerá de la demanda, muchos aún tienen la expectativa que pase como en el 2022, que la demanda supera a la oferta nuevamente con un año de logística complicada, alta inflación, suba de tasas, fondos comprando deudas y por supuesto con un clima escaso de lluvias. suena como “déjà vu”.

Analizando China, importó 90 millones de toneladas en los últimos 12 meses, un poco menos que en el 2021 y planifica importar unos 100 millones. Esto causa mucha presión sobre los países productores, lo cual genera una suba en los precios en EE.UU., y por ende en Chicago. Y si compra en Brasil, suben las primas y bajan los precios en Chicago.

Estados Unidos por su parte, con más del 70% de su producción vendida y con stocks en aumento por disminución de las exportaciones. Los stocks del 2023 llegaron a estar estimados muy bajos (6%) cuando el país norteamericano estaba pasando por sequía, luego se recompuso con una buena producción, el stock está arriba del 9% con un consumo en aumento dentro de EEUU, por lo cual el informe de enero genera gran entusiasmo como todos los veranos.

En cuanto a Brasil, se encuentra vendido demás, como de costumbre. Ya se encuentra vendido en más del 65% del cultivo del 2023 y 20% del cultivo del 2024. Esto significa que cualquier evento climático, generaría subas en las bases de Brasil. Hace varias semanas vimos los precios internos de Brasil arriba de los 580 dólares por tonelada en soja. O sea, cada lluvia o falta, se ven en los precios. También hay que estar atentos a unos de los ingredientes de la “feijoada”: el cambio de mando en Brasil, un buen condimento a tener en cuenta para las políticas monetarias a corto plazo.

Un capítulo aparte es Argentina, viene en un mundo paralelo, pero al final del día es alimento para el mundo. Tiene una siembra un poco más lenta y atrasada como la mayoría de las zonas agrícolas de Uruguay, Paraguay y Río Grande do Sul. Parecería ser un lugar atractivo para comprar a precios bajos ya que los dólares rinden el doble. ¡¡A donde todos queremos ir de shopping!! pero cuando sale el “dolar soja” se nota en la baja de los precios.

En paralelo y todo el tiempo, están los famosos “fondos de inversión” que miran los mapas climáticos como si fueran productores, pero con otro interés ($), no en milímetros.

Ellos dedican 24 horas por día a analizar el mercado en busca de oportunidades (falta de lluvias), tiros de Rusia y posibles bloqueos en el Mar Negro para escapar de la inflación y además ganar dinero.

El clima.
En Sudamérica, se estima un clima complicado (y mucho) en la zona sur de Brasil, Argentina, Paraguay y Uruguay, lo cual acortaría la oferta. Parecería ser una gran oportunidad para invertir ya que si China compra en EE.UU. los precios claramente subirán además de mover las primas. Si a esto le sumamos un posible problema climático en EEUU en la próxima siembra, los precios perfectamente podrían llegar a los 600 dólares nuevamente en soja y 350 dólares en maíz: “déjà vu”.

Ahora bien, a fines de diciembre, estamos por comer muchos asados y levantar muchas copas, y además con buenos precios. No tenemos viento y marea a favor, pero es momento de planificar el precio y esperar lo deseado por todos: “las vacaciones”, eso también, pero para los cultivos de veranos es más importante: “la lluvia'' como en el 2022, no pedimos nada, pero ya que dejan pedir. pidamos.

La gestión.
Entrando un poco en la gestión, hoy se puede hacer diferentes estrategias para gestionar los precios: por ejemplo, la estrategia “A” (la más utilizada en el 2020), “no hacer nada”, la cual es una estrategia muy válida, si sube gano y si baja pierdo. La estrategia “B” comprar seguro de precio. Por ejemplo, un seguro de precio de 500 dólares por tonelada en Chicago cuesta en diciembre un poco menos de US$ 9 por tonelada hasta el 21 abril.

Los escenarios.
De ahora en más pueden pasar tres escenarios: 1) subir el precio, ojalá que así sea (como en el 2022) y veamos los 600 - 650 dólares por tonelada. Pero hay que recordar que: “los cultivos no crecen hasta el cielo y las raíces hasta el infierno”, aunque si pasa, lo podemos obtener porque no vendimos el físico, o sea terminamos obteniendo US$ 640 (vendemos a US$ 650 menos los US$ 10 de seguro pagado) o a US$ 640. 2) Que se mantenga en estos valores, lo cual podría ser probable, que también es bueno, pero dada la volatilidad, es difícil pero no imposible. 3) Que bajen los precios, lo cual también es probable por los diferentes gobernantes, sus acuerdos, las políticas monetarias, suba de tasas, suba del dólar, variantes del virus y el clima. Los fondos de inversión y los compradores no siempre quieren pagar caro. Lo importante es planificar y tomar buenas decisiones cuando se puede, luego cuando el precio baja son todas malas decisiones.

Lo repetiremos hasta el cansancio, en un país productivo donde la dependencia del clima y de los precios son clave, es bueno aprovechar cuando cada uno de los dos llega. El 20-21 nos dejó pocos kilos, buenos precios, pero con malas ventas, el 2021 y 2022 pasó con muy buenos precios de invierno y de verano, lo cual es bueno agradecer y utilizar. Ahora se viene el 2023 con la esperanza de una buena lluvia, ya que los precios no se piden a los santos, ¡se gestionan!

Llegó el momento de reflexionar, celebrar y no olvidarte del precio.

Les deseamos un próspero 2023.

Gestión de Riesgo Gletir

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