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Salvador Ferrer: "Un sector bien posicionado"

El presidente del Banco República habló de la actualidad del sector arrocero

Salvador Ferrer
Salvador Ferrer.
Hernán T. Zorrilla

- ¿Cuál es la foto actual del Banco República acompañando el sector?

- Por suerte el sector arrocero disfruta de una coyuntura como no tuvo en mucho tiempo. Se han acumulado buenas zafras, y la perspectiva de precios es muy alentadora. Este directorio al frente del Banco República puso foco en solucionar una problemática de endeudamiento histórica en el sector, y ser apoyo del productor. Esa reestructura de deudas permitió al arrocero normalizar su situación y encarar nuevas zafras al día, y tras una racha de buenas campañas, en términos generales el sector está hoy bien posicionado, sin haber de parte del banco preocupaciones relevantes en cuando a endeudamiento o morosidad. Hoy el banco financia unos 200 productores en el sector, con un monto en el entorno de los US$ 70 millones, y eso se ha mantenido estable en estos últimos tiempos, con niveles de morosidad que han vuelto a ser totalmente aceptables, por debajo del 1,5%. Es cierto que es un sector donde también existe financiamiento importante de la industria, y ahí hay una oportunidad para el banco de poder dar más apoyo al productor. Adicionalmente el banco financia en un monto del orden de US$ 50 millones, según cifras al cierre de 2023, a la cadena industrial arrocera, por lo que en total, participa en el sector con US$ 120 millones, que es casi el 50% del financiamiento total bancario al sector.

- El tipo de cambio es vital en un rubro que tiene un costo tan alto por hectárea. Si bien no es competencia directa del BROU, ¿cómo vienen monitoreando este tema?

- No podemos desconocer la incidencia que tiene el tipo de cambio, en un sector como este, pero en la coyuntura actual, la muy buena situación de precios internacionales permite disimularlo de alguna manera. Como bien dices, este es un sector en el cual los costos de producción, dolarizados, tienen un impacto muy relevante, y además un sector con alto costo de producción por hectárea. Pero como hemos mencionado anteriormente, en una economía abierta y de libre flotación del tipo de cambio como la uruguaya, este es un factor sobre el cual la capacidad de incidencia “oficial” es limitada. La alternativa que queda para el sector, y quizás más a nivel de industria que del propio productor, es evaluar la alternativa de manejar coberturas de cambio que permitan dar una mayor predicibilidad al productor, en linea con lo que el sector ha hecho históricamente con la fijación del precio provisorio. No imagino a los productores operando en el mercado de cobertura cambiaria de forma regular, pero sí creo que existe una oportunidad para la industria, de apoyar al productor en este sentido.

Se ha hablado de que hay mucho espacio para crecer en el tema crediticio en el Uruguay. ¿Cuál es la situación hoy en el sector arrocero?

Es muy cierto, yo mismo he insistido en que existe una oportunidad relevante para la expansión del crédito en Uruguay, en todos los sectores y no solamente el arrocero, ni solamente el sector agropecuario. La buena noticia es que en los últimos tiempos esa expansión viene ocurriendo, de la mano del impulso que desde el Banco le hemos dado a la expansión del crédito. Hemos tenido en estos cuatro años, y a nivel del sector agropecuario en particular, sin la agro industria, un incremento de casi un 50%. Son más de US$ 1.100 millones adicionales que se han destinado a financiar al sector, después de años de estancamiento del financiamiento al sector en una cifra en el entorno de los US$ 2.500 millones. Desde el BROU alargamos los plazos, fuimos agresivos en tasa, y creo que contribuimos de forma muy importante a generar un contexto competitivo. Es decir, no solo participamos de forma muy directa de está expansión, sino que de forma indirecta creo que ayudamos también a generar las condiciones, en un mercado muy competido, para que la expansión del crédito fuera una realidad. Y fue este un factor sin duda decisivo, tanto en pandemia primero, como ante la emergencia agropecuaria e hídrica despues, para que la economía saliera adelante, y el sector agropecuario en particular volviera a ser el motor que siempre ha sido para el Uruguay.

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