Ricardo Bachmann, más conocido como “Agricultuber Uruguayo” en las redes sociales, muestra el trabajo de un agricultor uruguayo que vive en el campo con su familia.
La situación del agro uruguayo hoy es “una locura atractiva”, afirmó. Si bien la producción se juega en el campo, “hay que hacer mucho cálculo y afinar en la oficina”. Vivió en Alemania un tiempo y vio que se cosechaban 5.000 kilos de colza, por lo que lo definió como un cultivo con mucho potencial. Dice que “en el campo se vive bien” y el agricultor uruguayo está preparado para los desafíos que se vienen.
-¿Cómo evalúa esta oportunidad de mostrar el trabajo del campo en redes? ¿Cómo empezaste?
-Fue una sorpresa que tanta gente se sume en tan poco tiempo. Yo empecé en octubre de 2019, impulsado por mi esposa y por Enzo, un empleado que es como un hermano. Viendo videos similares comenzamos a mostrar lo que realmente hacemos en el campo, sobre todo en la agricultura. Ha sido un viaje muy lindo y bastante exitoso considerando todo. Nunca pensé esta cantidad de suscriptores en Youtube y seguidores en redes sociales.
-¿Qué repercusión tiene? ¿Sabes de donde te siguen?
-Un 60% me ve desde Argentina, un 15% de Uruguay, un 7% desde España y luego viene Chile, Paraguay y alguno más. Varía mes a mes, dependiendo de los videos. Se da un precioso intercambio. Intento mostrar cómo hacemos todo acá, lo bueno y lo malo. La gente de España por ejemplo, o zonas de Argentina, hace las cosas bastante distintas y se da ese intercambio lindo donde ambas partes aprendemos.
-¿En qué zonas produce?
-Estamos en Río Negro, cerca de Young, y la mayor parte en Durazno cerca de El Carmen. Con mi padre nos largamos en 2015 a producir, antes hacíamos solo servicios y unas 100 hectáreas de agricultura propia para despuntar el vicio. Hoy estamos con unas 1600 hectáreas de producción. Hacemos solamente la parte de agricultura, y normalmente el ganadero en las rotaciones es el dueño de los campos. Nos entregan pasturas viejas y hacemos cultivos y a su vez vamos dejando chacras para praderas. Esto es muy bueno porque son pocos los suelos del país que resisten una agricultura continua.
-¿Cómo ve la situación actual del agro?
-Lo veo como una locura, pero una locura atractiva. De un año a esta parte han cambiado un montón los precios, y por más que la producción se juega en el campo, hay que hacer mucho cálculo y afinar en la oficina la parte de gestión para potenciar los resultados. Hay una buena parte del partido que se juega en la gestión de precios, compras y ventas.
-¿Cómo ves la realidad de la colza? ¿Es un cultivo del que hay mucho por aprender?
-Se puede aprender un montón. Nosotros sembramos canola desde 2011. Todos los años hemos hecho algo, y en ese período vemos un incremento de rendimiento, pero tampoco es tanto, aunque aprendimos bastante sobre siembra y cosecha. En 2009 estuve en Alemania de intercambio en una zafra de cosecha, y las colzas rendían 5.000 kilos. Pienso que hay mucho por aprender y se pueden levantar los techos de rendimiento.
-Con estos precios, ¿imaginás una gran expansión de la canola para 2022?
-Tiene sus limitaciones. No se debería hacer colza sobre colza, pero es una buena rotación con trigo y cebada. Nosotros repartimos el área en 50% colza y 50% trigo y cebada en invierno, y al año siguiente cambiamos. Creo que hay potencial, pero tiene un límite.
-En los cultivos más tradicionales de invierno como trigo y cebada, ¿cómo ves los rindes este año y sus expectativas hacia las próximas campañas?
-Este año, parecido a la zafra pasada, en nuestro caso que sembramos tarde, la colza es la que menos lo siente porque tiene un ciclo más corto, pero es embocarle al año. En lo nuestro, los cultivos sembrados más tarde van a caer en rendimientos porque no tuvo agua el llenado de grano. Sin contar la lluvia del fin de semana pasado, en 45 días nos llovieron solo 19 mm, y con eso no llenás el grano. Creo que al ser una linda rotación con la colza, el trigo y la cebada se van a mantener. El trigo ha tenido algunos temas con su calidad pero se va a seguir sembrando, y la cebada con esta chance de exportar al no tener calidad para maltería reduce los castigos al productor.
-¿Cómo vienen con la siembra de verano?
-En soja de primera estamos casi prontos. En Young todavía estamos esperando la humedad y en El Carmen vamos a estar muy justos de humedad para la soja de segunda. El maíz de primera sí está sembrado y viene muy lindo.
-¿Qué experiencia tienen con el maíz en campos que no son los de la zona núcleo?
-Sorpresivamente bien. Lo que hicimos bastante es maíz tardío sobre trigo, que es lo último que se cosecha y lo podemos implantar del 20 de diciembre en adelante. Lo venimos haciendo hace 3 años con buenos resultados. No son rendimientos espectaculares, pero sacamos 5 o 6 toneladas. Este maíz tardío permite entrar en la época de menos lluvia con la planta más chiquita y consume poca agua. Además, generalmente bajamos la población en esas producciones.
-¿Qué pasa con el girasol y el sorgo?
-El año pasado hicimos girasol sobre rastrojo de cebada. No nos fue bien pero ya de arranque no tuvimos una buena implantación. Este año, si bien teníamos ganas, no teníamos ningún campo para hacer girasol. Sorgo siempre hacemos, aunque este año bajamos el área por la relación con la urea. Nosotros lo hacemos en grano húmedo para encierros o tambos. Pienso que la posibilidad de exportarlo a China puede funcionar, siempre es buena la competencia.
-Además de mostrar los trabajos, mostrás el estilo de vida del campo. En ello, está la crianza de tus hijos y la vida familiar, por ejemplo. ¿Qué mensaje das al respecto?
-En el campo se vive bien. Para las generaciones más jóvenes, como es mi caso o aún más chicos, ya no es aquel lugar aislado de la ciudad. Hoy tenemos internet, tenemos Netflix. Yo subo todos los videos con el internet de casa en el campo. Hay rutas feas pero los caminos y los vehículos van mejorando y las conexiones son más rápidas. Es tranquilo, y pienso que en pandemia se valoró mucho más y se hizo más atractivo. Definitivamente el campo es un gran lugar para criar a los niños. Juegan afuera, yo pienso que les hace bien. Siempre que puedo intento llevarlos al campo, mostrarles las máquinas y todo eso.
-¿Cómo ves hacia el futuro los desafíos del agricultor uruguayo?
-Vamos a tener que afinar detalles. Hay que estar en todo, cuidar los costos, las malezas resistentes, buscarle la vuelta con herbicidas, afinar mucho… Antes tal vez sonaba más fácil y lo más difícil era el arte de cosechar y sembrar. Hoy tenemos máquinas con aire acondicionado y mucha tecnología, pero lo que ahora se hace difícil es tener cultivos cada vez más perfectos, y los detalles van a jugar el partido. El agricultor uruguayo está preparado totalmente.
