Algunos se fueron, “profesionalizaron” la gestión agrícola y enseñaron a no tenerle miedo al riesgo.
Agricultura. En Uruguay ya se aplicaba mucha tecnología de punta, pero eso coincidió con el boom de la soja en todo el mundo.
Pablo Antúnez
La agricultura granelera en Uruguay tuvo cambios importantes con la presencia de los grandes grupos argentinos. Esos agricultores encontraban mejor negocio plantando granos en nuestros suelos, buscando zafar de las altas retenciones a la soja impuestas por el gobierno de los Kirchner.
Hoy nadie discute que la agricultura uruguaya se profesionalizó más a partir del boom de la llegada de los agricultores argentinos, porque tenían otra visión del negocio.
“El mayor aporte fue que rompieron la lógica de la toma de riesgo, rompieron con nuestra lógica más conservadora y tomaron mucho más riesgo en el negocio. Nunca se quedaron con la visión de la barrera agrícola”, le aseguró a El País el líder comercial de Monsanto en Uruguay, Ing. Agr. Marcos Carrera.
Con sojas a US$ 500 por tonelada y acostumbrados a hacer kilómetros, a analizar los números y ver el negocio con otros ojos, los argentinos revolucionaron la agricultura uruguaya, pero todo cambió cuando los precios de la oleaginosa cayeron a US$ 350 por tonelada. El negocio ya no era tan bueno para nadie y los argentinos se veían atraídos por las promesas del actual presidente, Mauricio Macri, que les devolvía la esperanza con bajas parciales de las retenciones a la oleaginosa. Finalmente, vendieron las tierras, se volvieron a Argentina o se fueron a producir a Brasil, Paraguay y Bolivia, donde los números del negocio y principalmente los costos, son más atractivos.
Carrera que trabajó muchos años en Argentina en la década del 90, pudo comprobar que el agricultor argentino, de por sí, “es tomador de riesgo”, si ven la oportunidad arriesgan, se golpean, se endeudan y vuelven a salir a flote; también hay casos en muchos quedan por el camino. Si bien la agricultura granelera uruguaya ya aplicaba mucha tecnología, Carrera no dejó de reconocer que los argentinos también hicieron aportes técnicos importantes.
“Uruguay no estaba acostumbrado a hacer agricultura seudo contínua” y según su visión, uno de los problemas que trajeron fue ese: “hacer ese tipo de agricultura en suelos que no se lo bancaban. Hoy estamos pagando los platos rotos de algunas de esas decisiones”, explicó el técnico.
Parte de este problema también es responsabilidad de los dueños de los campos y no sólo de los argentinos. Es que “hubo una voracidad de los propietarios de los campos por capturar renta en efectivo y con resultado inmediato y olvidarse del suelo. En 2011 ya se estaban comenzando a ver los problemas de potasio, de compactación en la soja y una cantidad de cosas”, recordó el líder comercial de Monsanto en Uruguay.
Los dueños de los campos, buscando hacer su negocio y en todo su derecho, preferían plata en mano y no les importaba la intensificación productiva sobre sus predios. “Hoy día, cuando se toman decisiones de renta, en muchos casos se sigue manteniendo ese principio: capturar la plata corta y luego ver. Los grandes beneficiarios con todo el boom agrícola fueron los dueños de la tierra”, remarcó Carrera.
“Para mí la presencia de los argentinos tuvo un impacto super positivo porque cambiaron la cabeza del negocio”, sostuvo Carrera.
Decisión. Para el director ejecutivo de Agronegocios del Plata (ADP), el Ing. Agr. Marcos Guigou, el mayor legado de los agricultores argentinos que vinieron a plantar al Uruguay fue que “aportaron decisión agrícola”. Según su visión, en muchas zonas del país “no había decisión agrícola”; esa decisión agrícola no sólo marcó un crecimiento del área, sino también una mayor planificación. Todo el sistema de contratistas tenía la certeza de que lo planificado, aunque fuera temprano, iba a cumplirse.
“Incluso, en algunos años, eso era un poco irracional porque aunque pareciera que no iban a dar los números se hacía igual. Eso hoy se extraña, porque se ha vuelto mucho más vulnerable el área y la decisión, excepto con la soja”, remarcó Guigou.
Los grandes grupos agrícolas argentinos “tenían mucho poder de fuego” y eso les permitía “planificar el año agrícola en febrero”. Guigou reconoce que “aplicaron más decisión y no tanta tecnología”, porque aquí ya se aplicaba mucha tecnología en la agricultura granelera.
Al momento de remarcar un aspecto negativo de la presencia de argentinos en el sector agrícola, el actual director ejecutivo de ADP, recordó que frente a situaciones más complejas se replegaron.
“Capaz que lo hicieron porque tienen mucho menos apego a lo local. Tomaron decisiones apoyándose más en los números”, estimó Guigou.
El profesional asegura que a las empresas locales les cuesta bastante más bajar la cortina o abandonar el negocio en momentos difíciles, porque “tenemos relaciones mucho más establecidas con las comunidades, con los empleados y se hace mucho más difícil dejar a la gente tirada e irse a producir a otro país”.
Guigou reconoció que comprar el paquete accionario de “Los Grobo”, cuando decidieron salirse del negocio en Uruguay, no fue una decisión sencilla.
Explicó que la compra respondió “más que nada, a una fuerte dosis de compromiso, de sentido de pertenencia, de que hay que hacer las cosas acá y perseverar en los momentos más difíciles. Hay opciones y siempre hay que buscar la vuelta, somos uruguayos. Ese sentido de pertenencia y el desarrollar los negocios acá, es lo más fuerte para tomar esas decisiones”, remarcó el director ejecutivo de ADP.
Incluso aclaró que en el negocio “no hay un botón mágico, hay una sumatoria de pequeñas cosas que son las que van construyendo la diferencia, se puede hacer cosas muy valiosas acá. Me mueve mucho el impacto que tiene la agricultura en todo lo que es el interior, eso es algo que tenemos que defender a muerte, porque genera actividad, mueve la economía y genera oportunidades para gente joven muy importante”, destacó.
Conocimiento. A su vez, Carlos Foderé, director de la empresa Fadisol S.A. también coincidió en que los argentinos aportaron “conocimiento del negocio agrícola y manejo. Nosotros lo hacíamos mucho más artesanal, sin mucha planificación, los agricultores argentinos nos enseñaron a hacerlo profesionalmente, con todo parametrizado. Nos enseñaron a analizar los costos, a hacer presupuestos, al desarrollo de los contratistas que ayudaron mucho y a aplicar más tecnología”, afirmó el empresario al ser consultado por El País.
El crecimiento internacional de la soja coincidió con la llegada de los argentinos a Uruguay y su posterior expansión, por eso puede parecer que aportaron más tecnología.
También aquí ese crecimiento mundial de la soja vino para quedarse. A partir de ahí el área de la oleaginosa en Uruguay ha venido en aumento, porque es el cultivo que sigue pagando las cuentas cuando el productor pasa raya.
Foderé aseguró a El País que en la agricultura, Uruguay aplica “la mejor tecnología que hay a nivel mundial”, eso “no es mérito de los argentinos”, pero reconoce que “fueron una fuente de inspiración y de enseñanza de cómo se mejora y se profesionaliza el negocio agrícola”, principalmente a nivel de soja.
Pero más allá de los aportes, para el director de Fadisol S.A., aseguró que “inflacionaron mucho el negocio porque venían acostumbrados a pagar rentas muy altas. Creo que ese es el principal perjuicio. Hoy seguimos con que el gran ganador es el dueño de la tierra y el que arriesga todo es el agricultor. Eso es algo que trajeron los argentinos y hasta último momento siguieron compitiendo por la tierra y pagando precios que no se debían pagar en Uruguay”. Por eso, para Foderé, los agricultores argentinos que se largaron a Uruguay para desarrollar su negocio agrícola, “prostituyeron arrendamiento y los valores. Está costando enormemente volverlo a su punto justo y no lo logramos por más que no están compitiendo los argentinos ahora”.
Las tierras cambiaron nuevamente de mano.
“Los Grobo” y “El Tejar”, fueron los dos grupos argentinos mayoritarios que apostaron fuerte a la agricultura uruguaya. El grupo argentino “Los Grobo”, liderado por Gustavo Grobocopatel, más conocido como el “rey de la soja”, tuvo años atrás el 50% del paquete accionario de la empresa Agronegocios del Plata (ADP). En agosto de 2015, Marcos Guigou, que tenía la otra mitad de la empresa, compró las acciones de “Los Grobo” cuando decidieron dejar la agricultura uruguaya porque los números ya no eran lo mismo y el grupo volvió a ser de capitales uruguayos.
A su vez, el grupo otro grupo argentino grande que, incluso se fue primero, era El Tejar, cuyos campos fueron absorbidos -en febrero de 2014- por Union Agriculture Group (UAG), otro fuerte productor de granos y con una diversificación productiva importante. UAG compró las 33.000 hectáreas de El Tejar, pasando a ocupar una superficie de 170.000 hectáreas.