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“El agro cumple un rol social fundamental para todo el Uruguay”

Juan Ángel De la Fuente aseguró que “el agro es trabajo en equipo, y el equipo es el Uruguay entero”

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El Esc. Juan Ángel De la Fuente, productor agrícola y directivo de la Asociación Agropecuaria de Dolores, dijo que las cosas en el agro no se dan de casualidad, y si va bien es porque “tenemos productores con una sofisticación tremenda que manejan cientos de variables a la vez”. Afirmó que, luego de mucho tiempo, el foco vuelve a estar puesto en los cultivos de invierno, y dijo que “hacer agricultura sin seguros sólidos es como hacer trapecio sin red”.

-¿Cómo analiza el cierre del 2021 para el sector agropecuario?

-El sector agropecuario tuvo un buen año, sobre todo para la ganadería. Vengo de una zona agrícola que se ha ido convirtiendo en ganadera por los encierros e infraestructuras generadas. Para la ganadería fue un muy buen año, donde se llegó a récords de faenas y precios. En la agricultura hay más altibajos, pero disfrutamos de una primavera de precios interesantes, que también llevó a una suba en el precio de los insumos. Como este es un negocio de márgenes, necesitamos mover más volumen de dinero para obtener la misma diferencia. A veces se dice que el productor se queja con los precios altos, pero hay que ver los precios de insumos y luego a cuánto vendemos los granos.

-¿Productivamente cómo lo ve?

-Tuvimos una zafra relativamente normal de verano y cerramos dos inviernos consecutivos excelentes. Se viene sumando la colza, cultivo que venimos impulsando desde la Asociación Agropecuaria de Dolores y que vemos como un fenómeno parecido al que se dio en 2002 o 2003 con la soja. Costó aprender pero ya estamos con excelentes rindes y este cultivo viene a diversificar el tablero de opciones de invierno con excelentes precios. Para el trigo se esperaban muy buenos rendimientos, y al final se vieron afectados por una ola de calor en la última semana de octubre que generó abortos en las plantas o problemas de calidad. Para la cebada fue más complicado, con más problemas de calidad. De todas formas, cerramos un año agrícola de buena manera. Para que nos vaya bien, tienen que coincidir muchos factores: precios, costos, clima y situación internacional, pero quiero destacar el esfuerzo y profesionalismo del productor uruguayo. Si las cosas en el campo andan bien, es porque los productores dejan todo en la cancha todos los días. Las cosas en el agro no se dan de casualidad, se dan porque tenemos productores con una sofisticación tremenda que manejan cientos de variables a la vez.

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-Hace años que el cultivo de cabecera es el de verano, fundamentalmente la soja. Hoy, ¿es más fácil sacar kilos de invierno?

-Cuando yo era chico, veía a mi abuelo agricultor y el principal cultivo era el trigo. Luego el verano empezó a ocupar lugares preponderantes y los cultivos de invierno dieron paso a puentes verdes o coberturas. Las sequías nos han hecho perder kilos en verano y nos llevan a situaciones extremas, donde de todas formas la soja más o menos siempre vuelve a retomar. Hoy, el foco está volviendo a los cultivos de invierno. Quiero destacar especialmente la versatilidad del productor agropecuario. Hay un concepto que manejamos en la AAD que es que más que ser siempre preciso, hay que ser ágil. Hay que adaptarse a tener un programa para soja y reprogramarte en 6 o 7 meses a un cultivo de invierno, o eventualmente en algún momento armar un corral y transformar esos granos en kilos de carne.

-¿Podemos decir que se habla ya más de productor agropecuario, y no tanto de ganadero o de agricultor?

-Sí. Esta actividad en Uruguay está definida por la ley 17.777, que la define como actividad agraria, que es aquella que engloba a todas aquellas personas que desarrollan la cría de animales o producción de vegetales. Pero hay otro concepto: el agro es una actividad de equipo. Lo vemos en los DICOSE. Soriano, que se piensa siempre que es agrícola, puede estar remitiendo la mayor cantidad de cabezas de ganado por los encierros. Entonces no es un departamento agrícola, es un departamento productivo que genera alimentos para el mundo. La frontera agrícola-ganadera desapareció. Lo que sigue habiendo es especialidades, productores que desarrollan mejor alguna producción que otra.

-Muchos gurises van a estudiar a Montevideo y vuelven al interior. ¿Cómo ve esta cultura agropecuaria, este sentimiento de pertenencia y este derrame que se da gracias al agro en las ciudades del interior?

-Cuando yo era chico, las personas que atendían las empresas agropecuarias eran los que no habían querido o habían podido ir a estudiar a Montevideo. Eso hacía que las empresas fueran comandadas por excelentísimos productores que sabían manejarlas, pero sin formación técnica. Hoy, gracias a Dios, se da un fenómeno al revés. Los muchachos de los pueblos van a Montevideo para después volver. Yo vivo en una sociedad donde no solo los agrónomos o los veterinarios vuelven. Vuelven los economistas, los publicistas, los médicos, los contadores, los arquitectos, los escribanos… Hay un cúmulo de profesionales que ven en el interior, y particularmente en el agro una fuente de desarrollo personal y familiar. El sector es una actividad económica que sirve para hacer prósperos a los que integran el país, pero también el agro cumple un rol social importantísimo con efecto multiplicador.

-¿Cómo explicaría esto?

-Cada vez que un productor cría un ternero, vende una vaca, planta un durazno, ordeña o realiza un acto agrícola multiplica y genera fuentes de trabajo, servicio y paga impuestos. Esto no es propio del agro, es propio de una sociedad uruguaya que sí tiene al agro como principal rubro. Ese compromiso de todo el país es súper importante y prenda de orgullo para todos. A eso, en la AAD lo llamamos “cultura agro”. Engloba el compromiso de cualquier ciudadano uruguayo, desde un funcionario público en Montevideo al señor que está arriba del tractor como engranajes de una cultura de alcance nacional. Por cultura digo valores, conocimientos y un sentimiento de pertenencia que ha hecho que sea arcaico hablar de un enfrentamiento campo-ciudad. Preferimos trabajar en un concepto que es que la ciudad ayuda a la producción agropecuaria y la gente de campo agrega valor para hacer próspera a la ciudad. Si al campo le va bien, toda la economía se mueve. Cada vez que el campo pierde, que puede suceder por infinidad de factores, perdemos todos. Pierde el de la oficina pública porque el gobierno no sube salarios ya que ingresa menos dinero por divisas de exportación, pierde el comerciante del pueblo que vende menos. El agro es trabajo en equipo, y el equipo es el Uruguay entero.

-¿Cómo evalúa su participación en ARU como representante de la agricultura nacional?

-Soy nuevo en ARU, pero llego a una gremial con una potencialidad enorme y un equipo idóneo que conoce las labores del campo. No va solo a lo gremial o productivo, ARU realiza una de las muestras más importantes del país. Mi participación está vinculada al sector agrícola, y está sustentada en llevar propuestas e ideas a una gremial fuerte en ganadería. Tenemos planeado para 2022 generar mayor impacto agrícola, con una fuerte presencia en actividades puntuales y concretas en la propia muestra del Prado.

-¿La generación de seguros agrícolas es de urgente desarrollo?

-Todos los años vamos a Estados Unidos a visitar productores, y desempeñamos algunas inversiones allí. Hacer agricultura sin seguros sólidos es como hacer trapecio sin red. A veces parece egoísta porque otros sectores reclaman seguros también para su desarrollo, pero es un tema de números y costos. Un seguro robusto en 2018 hubiera costado al país 30 millones de dólares, pero no tenerlo nos costó 1000 millones de dólares por pérdidas y no ingresos. Cuando cae el sector agrícola, cae el país entero. El problema va más allá del agro, porque la suspensión en la cadena de pagos y la pérdida de ingresos es algo que afecta a toda la cadena productiva y comercial del Uruguay. El gobierno ha entendido el tema y se ha puesto a trabajar. Gremialmente nuestro deber es insistir permanentemente. El único tema es el tiempo, porque cada año que pasa hacemos trapecio sin red.

-¿Y la inserción internacional?

-En eso hemos perdido mucho tiempo. En la inauguración de la cosecha de trigo el presidente Lacalle Pou nos decía que el gobierno tiene vocación de apertura. Nosotros producimos alimentos para darle de comer al mundo. Muchas veces encontramos países que nos bajaban aranceles, pero al ingresar a Uruguay no se los bajábamos nosotros. Hoy el agro necesita de tratados de libre comercio que permitan llegar a mercados internacionales que valoren la producción uruguaya, que nunca es mucha pero sí es de la más alta calidad. Los gremios agropecuarios debemos impulsar eso y que llegue hasta el productor. Las ansiedades no son buenas, pero cada año que pasa sin firmar esos TLCs nos dejan en desventaja con competidores que producen lo mismo que nosotros.

La presencia del vector está en varios puntos del país

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