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Talento del guasquero, orgullo del paisano...

Un departamento, tres historias diferentes y un oficio compartido, la guasquería: “Mojón de nuestra historia y postal de nuestro campo...”

Tres guasqueros recibieron un reconocimiento: Guzmán Puchalvert por su trayectoria como maestro de guasquería; Lides Larrosa por su trayectoria (recibió el premio su hijo, Antonio) y Heber Sosa por la transmisión del oficio como guasquero de estancia.
Tres guasqueros recibieron un reconocimiento: Guzmán Puchalvert por su trayectoria como maestro de guasquería; Lides Larrosa por su trayectoria (recibió el premio su hijo, Antonio) y Heber Sosa por la transmisión del oficio como guasquero de estancia.
Presidencia.

Largas hora que dedica, con empeño y sacrificio, a este viejo y noble oficio, que al país identifica, del talento del guasquero, lucen sogas los paisanos y es orgullo que sus manos”. No lo escribí yo, pero me hubiese encantado hacerlo. Este fragmento pertenece al poema “El Guasquero”, de Antonio Joaquín Larrosa Condeza.

La Comisión del Patrimonio Cultural de la Nación declaró a la artesanía en guasca o guasquería Patrimonio Cultural Inmaterial, con el propósito de impulsar la sensibilización social sobre un oficio “tradicional, enlazado con la historia, formas de vida y de producción” del país, según lo describió el ministro Pablo da Silveira durante la celebración. Se trata del primer reconocimiento de este tipo para con una práctica artesanal.

A propósito, El País se comunicó con tres guasqueros de Lavalleja, con historias diferentes, pero iguales desenlaces: Lides Larrosa por su trayectoria; Heber Sosa por la transmisión del oficio como guasquero de estancia; y Guzmán Puchalvert por su trayectoria como maestro de guasquería.

Generaciones. Antonio Larrosa nació en 1980 Treinta y Tres, pero toda su vida transcurrió en Lavalleja.

Su madre, Alba Condeza, era maestra rural; su padre, Lides Larrosa trabajador rural y guasquero durante toda su vida. De hecho, su trayectoria fue lo que se reconoció en el acto de la declaratoria de Patrimonio Cultura.

Hasta los tres años vivió en la escuela rural número 49°, la más alejada de Minas. Luego se mudaron a Pirarajá. Afortunadamente aprendió el oficio de su padre, porque en aquel momento no se dictaban clases, dado que la gente era muy celosa de sus conocimientos.

“El taller de papá siempre estaba concurrido por gente. Veía a mi padre trabajando en su galpón de techo de paja y suelo de tierra”, contó.

Reconoció que hubo un tiempo en el que el oficio comenzó a desaparecer y era, justamente, porque no se daba la transmisión de conocimientos.

“Hoy la guasquería goza de buena salud, producto de que se transmite el conocimiento y la gurisada se interesa la esencia del oficio, la artesanía en cuero crudo, llevar consigo una identificación personal. Eso contribuye. Ha sido un proceso lento y gradual de transmitir el conocimiento y se ha expandido”, señaló Larrosa.

Antonio Larrosa

Hoy hay mayor acceso a la información, un crecimiento en las técnicas y en la creatividad. Antes, el guasquero se sondeaba en las ferias, en los concursos.

“Los concursos son el motor de motivación para que uno sepa si viene rumbeado o no. Es el coronario de una tarea que todos venimos haciendo”, contó.

Larrosa denominó a su taller criollo “El Abra”. “El Abra es un lugar despejado dentro de las sierras. Es un oasis, que da la sensación de pureza dentro del marco de monte. Heredé de mi padre el oficio, el gusto por transmitir los conocimientos de mi madre”, comentó.

Para finalizar, Larrosa saludó a todos los guasqueros que se levantan a la mañana y “defienden con orgullo su condición de guasqueros de una manera natural”.

“No son conscientes de que difunden el oficio. Me quedan las ganas de que se declare el Día del Guasquero. Seguiré trabajando para que no muera esto. Somos portadores de una tradición muy nuestra que debemos de valorar, respetar y difundir. Es nuestra carta de presentación. Es una filosofía de vida. No son tres horas de trabajo, es una vida de aprendizaje”.

Peón rural. A Heber Sosa se lo reconoció por la transmisión del oficio como guasquero de estancia.

“¡Si hubiera venido ayer comía lechón, porque ayer cumplí 84 años!”, fueron las primeras palabras de Sosa cuando pasé a visitarlo por su domicilo, en Minas.

“No me crié en ningún lado porque me quedé chiquito”, me contestó el guasquero a las risas. Pero es nativo de Aiguá, en Valdivia su padre tenía un pedacito de campo.

Sosa fue peón rural toda su vida. A los 25 años se fue de su casa y trabajó durante 19 años en la estancia de Mailhos, en Sarandí; después se fue a lo de Juan Carlos Silva, en Lavalleja, a un puesto de 3.000 cuadras. Nunca tomó mate y trabajaba solo con sus perros. Aprendió el oficio solo.

Heber Sosa

“Después que me jubilé, a los 60, me vine a la ciudad y no sabía qué hacer. Y decidí seguir con la soga. Siempre hice pero para mí y si hacía para alguien más no cobraba el trabajo. De chico me gustaba y preguntaba. Aprendía desarmando. En lo de Mailhos, había un hombre que era peluquero y trabajaba en soga. Yo lo veía trabajar y un día le pregunté cómo se retejía el botón. Me explicó como era en el aire. Me dijo que siguiera la guía. Cuando me jubilé empecé con esto y agarré fama”, contó.

Días atrás, Sosa recibió un reconocimiento en la Casa de la Cultura de Minas, en Lavalleja.

“Me llevaron como gato encerrado. Me llamaron y no me levanté, porque capaz que había otro con mi nombre. No me lo esperaba. Me quedé asombrado, después era puro mensaje felicitando…”, recordó.

Maestro. Por su trayectoria como maestro de guasquería, Guzmán Puchalvert fue uno de los tres guasqueros homenajeados en Minas.

Puchalvert nació en Colón, Lavalleja, y hasta los 9 años vivió allí. Luego se mudó a Mariscala en donde radicaba un reconocido guasquero, Nery De la Llana, con quien dio sus primeros pasos en la materia.Empezó a visitarlo y le daba cosas para coser.

En 1980 se fue a trabajar a una estancia, La Rinconada, y allí eran todos guasqueros. El establecimiento quedaba entre los arroyos Cebollatí y Aiguá y cuando llovía crecía todo y quedaban aislados. De 12.500 cuadras quedaban 1.000 secas. En esos momentos se iban a los galpones a trabajar en soga.

Guzmán Puchalvert

A su vez, su padre era encargado de estancia, domador y tropeador. Compartían la pasión por la soga, aunque pasó un tiempo hasta que Guzmán se dedicó de lleno al oficio.

Fue gracias a las presentaciones que hizo en varios puntos de los departamentos de Lavalleja, Maldonad y Rocha en donde vio que se podía vivir de eso. Y así fue. Crió a sus tres hijos con los frutos de su trabajo.

Tan viejo como noble, guasquería en Uruguay

Guasca, del quechua waskha, significa “soga o tira de cuero utilizada para trabajos rurales”. De esa palabra deriva guasquero y son las personas que se dedican a trabajar el cuero crudo. La guasquería es uno de los oficios más tradicionales de Uruguay. El guasquero es una figura típica del Río de la Plata y parte de Rio Grande do Sul. Se estima que nació con las conquista españolas. Hay varios relatos que cuentan la historia (no oficial) de su origen, pero se dice que los conquistadores venían desde Europa con sus aperos de suela y con el uso comenzaron a romperse. Dado que era una región de vaquería, tomaron una tira de cuero e hicieron la prueba con pelo, pero luego lo fueron ablandando.

La guasquería fue declarada Patrimonio Cultural Inmaterial

La Comisión del Patrimonio Cultural de la Nación declaró a la artesanía en guasca o guasquería Patrimonio Cultural Inmaterial, con el propósito de impulsar la sensibilización social sobre un oficio “tradicional, enlazado con la historia, formas de vida y de producción” del país, según lo describió el ministro Pablo da Silveira durante la celebración. Se trata del primer reconocimiento de este tipo para con una práctica artesanal.

La actividad se realizó en la Casa de la Cultura de Minas, en Lavalleja. Asistieron también la subsecretaria Ana Ribeiro; el director general de la Comisión de Patrimonio, William Rey Ashfield; la directora del Departamento de Patrimonio Inmaterial, Leticia Cannella; el intendente de Lavalleja, Mario García; y el guasquero local Antonio Larrosa, entre otros practicantes del oficio en el departamento, lugar donde más se trabaja este tipo de artesanía y donde hay variados cursos para aprender el oficio, algo “fundamental para que el Patrimonio Cultural Inmaterial tenga sentido”, dijo la directora Cannella.

El director Rey explicó que los procesos para lograr estas declaraciones son largos e implican un fuerte trabajo con comunidades, talleres e inventarios. A la guasquería se le está “dando el reconocimiento que verdaderamente se merece. Va a hacer un producto cada vez mejor”, dijo.

El intendente García destacó, al igual que Da Silveira, la importancia del reconocimiento de los artesanos en transmitir su conocimiento a nuevas generaciones. “Estamos trabajando para sostener la transmisión generación a generación de tradiciones que se remontan a la patria vieja y a los orígenes de la sociedad que somos”, precisó el jerarca.

Finalizando el acto, tres guasqueros del departamento de Lavalleja recibieron un reconocimiento: Guzmán Puchalvert por su trayectoria como maestro de guasquería; Lides Larrosa por su trayectoria; y Heber Sosa por la transmisión del oficio como guasquero de estancia.

La declaración como Patrimonio Cultural Inmaterial se realizó en consonancia con la Convención de Patrimonio Cultural Inmaterial de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco), con el objetivo de reforzar el sentimiento identitario de los protagonistas de determinadas prácticas y sus comunidades.

“El Guasquero”, por Antonio Larrosa

El temporal con aguacero

Lo refugia en el galpón

Trenza en yapa, tradición

La destreza del guasquero

Tiento largo va pelando

Y empareja con buen pulso

Corre el filo con impulso

Y cerro è vira va quedando

Y una suave melodia

Dulce mezcla de sonidos

Mansa lluvia con silbidos

Lo acompañan por el día

Largas hora que dedica

Con empeño y sacrificio

A este viejo y noble oficio

Que al país identifica

Del talento del guasquero

Lucen sogas los paisanos

Y es orgullo que sus manos

Sean destino de aparcero

El guasquero cruza el tiempo

Permanece en la memoria

Es mojón de nuestra historia

Y postal de nuestro campo

Y aunque pegue la sotera

Del rebenque del progreso

Vive y lucha casi preso

Del que ignora su tranquera

Ojala que no se ausente

Y su estirpe nunca muera

Ni se pierda campo afuera

Su pasado y su presente.

Es Licenciada en Comunicación, egresada de la Universidad ORT en 2017. Trabaja en Rurales El País, sección a la que ingresó en agosto de 2020. Antes fue periodista agropecuaria en El Observador y productora en el programa radial Valor Agregado, de radio Carve. Escribe artículos para la revista de la Asociación Rural y se desempeña como productora del programada #HablemosdeAgro, que se emite los domingos en Canal 10.

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