En el vasto mundo ecuestre, donde la tradición y la técnica se entrelazan con la pasión por los caballos, surgen figuras que, por su talento y dedicación, se convierten en leyendas vivientes. Uno de estos nombres destacados es el de Ronibal Ferreira, conocido como el “Brujo de los Potros”. Su historia no es solo la de un hombre que dedicó su vida a la doma de caballos, sino también un testimonio de lucha, aprendizaje y transformación personal que inspira a todos quienes tienen el privilegio de conocerlo.
Ronibal nació en el seno de una familia humilde del campo brasileño. Su infancia estuvo marcada por la vida rural, en un entorno donde el trabajo duro y la conexión con los animales eran parte del día a día. Su padre trabajaba como domador y su madre también desempeñaba labores rurales, asegurándose de que la familia tuviera lo necesario para subsistir. Desde temprana edad, Ronibal mostró una fascinación especial por los caballos. Sin embargo, su vida dio un giro inesperado a los 11 años, cuando comenzó a padecer ataques epilépticos.
Esta condición médica no solo trajo preocupaciones para su familia, sino que también representó un obstáculo significativo en su interacción con los caballos. Su madre, temerosa de que los ataques pusieran su vida en peligro, intentó mantenerlo alejado de ellos. Pero la pasión de Ronibal por estos animales era inquebrantable. “Siempre estudiaba y trabajaba al servicio del campo. Pero mi interés por los caballos nunca se apagó”, recordó con nostalgia.
En 1998, una casualidad del destino cambió para siempre el rumbo de su vida. Recibió una revista titulada “Un Centauro de Su a Cavalo”, que incluía un artículo sobre un destacado criador de caballos Criollos, ganador del primer Premio de Oro en una prestigiosa competencia. Aquella historia lo inspiró profundamente.
“Era como un regalo. Leí esa historia y me dije: algún día quiero ser reconocido en el mundo del caballo como él”, cuenta Ronibal.
Con apenas 13 años, decidió dejar su hogar para seguir su sueño. Su primer destino fue una hacienda donde consiguió trabajo como ayudante. Ahí, comenzó a aprender los fundamentos de la doma. Más tarde, se mudó a Paraná, donde conocía Luis Carlos Ramos, un reconocido domador que se convirtió en su mentor y guía. Durante varios años, Ronibal trabajó limpiando caballerizas, cuidando caballos y absorbiendo cada lección que Ramos tenía para ofrecer.
Aunque su progreso fue constante, la vida le presentó nuevos desafíos. En 2010, Ronibal se alejó temporalmente de los caballos para trabajar en la instalación de alambrados y participar en rodeos. Sin embargo, siempre sintió que algo le faltaba. Su conexión con los caballos era mucho más que una profesión; era una parte integral de su identidad.
Una tragedia y un renacer. El 2012 marcó un punto de inflexión en su vida. Una tragedia personal lo sumió en una profunda depresión que casi lo llevó al suicidio. Durante ese periodo oscuro, Ronibal encontró consuelo en sus amigos y, sobre todo, en los caballos. Fue en ese momento cuando nació el “Brujo de los Potros”. “Decidí que no podía rendirme. Dios me dio una nueva oportunidad, y los caballos curaron mi alma”, reflexionó.
Desde entonces, Ronibal se dedicó por completo a perfeccionar su oficio. Su enfoque se centró en la doma no violenta y en la lectura detallada del lenguaje corporal de los caballos. Para él, cada animal es un individuo único, con su propia personalidad y ritmo, que debe ser comprendido y respetado. “El caballo no se hipnotiza, pero puedes transformar su miedo en confianza. Es un proceso de paciencia, persistencia y observación”, explicó.
El método del “Brujo”. El método de Ronibal se basa en equilibrar la presión y el alivio, mostrando al caballo que puede confiar en su líder. Este enfoque combina intuición y técnica, permitiéndole obtener resultados extraordinarios. “Lo difícil es hacerlo fácil, con calma y respeto”, afirmó.
Su habilidad para leer la postura, la respiración y los movimientos de los caballos le permite identificar su estado emocional y adaptarse a sus necesidades específicas.
Ronibal también enfatizó en la importancia de la comunicación clara y la constancia en la interacción con los caballos. Para él, el liderazgo no se trata de imponer autoridad, sino de construir una relación basada en la confianza mutua. Este enfoque le ha valido el respeto y la admiración de la comunidad ecuestre.
Reconocimiento y legado. En 2018, Ronibal comenzó a compartir sus conocimientos a través de cursos y presentaciones en Brasil. Su método único y su carisma lo llevaron a convertirse en una figura reconocida en el mundo de los caballos Criollos. Además, realizó viajes impresionantes, como su recorrido de 3.500 kilómetros a caballo desde Santa Vitória do Palmar hasta Aparecida do Norte. Estas travesías no solo demostraban su habilidad, sino también su compromiso con la tradición ecuestre y su deseo de aprender y conectar con otras personas.
Hoy, Ronibal es mucho más que un domador; es un maestro, un psicólogo de caballos y una fuente de inspiración para quienes buscan superar adversidades y seguir sus sueños.
“Los caballos me enseñaron que la vida es un aprendizaje constante. Cuando creo que sé algo, siempre hay algo nuevo por descubrir”, concluyó.
Entre la vorágine de su día a día, él encuentra pequeños espacios para compartir fragmentos de su vida en las redes sociales. No se considera un influenciador ni busca serlo. “Publico las cosas con mucha naturalidad, no me preocupo por horarios buenos ni por estrategias. Estoy siempre en los caminos, y cuando tengo un momento libre, subo algo. Siempre lo que vivo, lo que me pasa”, explicó.
Su presencia digital no sigue los manuales del marketing, pero sí tiene una autenticidad que lo define. Cada publicación es una ventana a su mundo, a su trabajo, a las personas que cruzan su camino. “Lo que más me gusta es mostrar a esas personas que me ayudan en mi jornada, sean amigos, colegas o alguien que me dio una mano en algún momento. Creo que es interesante compartir eso”, confesó.
Un futuro prometedor. El legado de Ronibal Ferreira trasciende su técnica. Su historia es un recordatorio de que los desafíos pueden transformarse en oportunidades y que la verdadera grandeza radica en la humildad y la perseverancia. Con cada caballo que doma, Ronibal no solo demuestra su habilidad, sino también su profundo respeto por estos animales y su compromiso con la excelencia.
El curso que ofrece es un viaje hacia la conexión con los caballos, una experiencia diseñada para todos los que aman este universo, sin importar si son profesionales o simplemente aficionados. “No necesitas ser experto. El curso es fácil y práctico, y muestra desde cómo abordar un caballo hasta entender su mente y prestar atención a cada uno en particular”, explica con entusiasmo. Pero, según él, la propuesta va más allá: no solo se trata de aprender sobre caballos, sino de descubrir cómo estas lecciones se aplican al día a día. “Aprender a lidiar con un caballo también te enseña a lidiar con otras personas. Siempre digo que, por ignorancia, solemos preferir a los animales porque no responden como los humanos, pero la verdad es que sí lo hacen, solo que no sabemos interpretar su lenguaje”, reflexionó.
El curso, aseguró, es para todos: para criadores, domadores y para cualquiera que disfrute del mundo equino. “Muestro paso a paso cómo lograr una conexión con ellos desde el principio, cómo obtener una respuesta clara y cómo esa relación puede facilitar tu día a día con los caballos”, añadió.
Mientras sigue impartiendo cursos y participando en eventos, Ronibal continúa explorando nuevas formas de mejorar su método y de compartir su conocimiento con futuras generaciones de domadores.
Su sueño de ser reconocido en el mundo del caballo ya es una realidad, pero su viaje está lejos de terminar.
“El camino de un domador nunca se detiene. Siempre hay algo nuevo que aprender, algo más que enseñar”, afirmó.
La historia de Ronibal Ferreira, el “Brujo de los Potros”, es un homenaje a la pasión, la resiliencia y la conexión entre humanos y animales. Es un relato que inspira a quienes buscan superar adversidades y seguir el llamado de sus corazones.
Lectura corporal, paciencia y observación
El método del “Brujo de los Potros” se basa en la lectura corporal equina, un proceso que requiere paciencia y observación. Analiza la postura, respiración y movimientos del caballo para entender su estado emocional. Con técnicas no violentas, transforma el miedo en confianza, mostrando liderazgo sin imponer violencia. Su lema: “Lo difícil es hacerlo fácil, con calma y respeto”. Su enfoque no solo tiene como objetivo domar, sino también educar, creando un vínculo profundo donde el caballo reconoce al domador como un líder confiable.