Plan Agropecuario exhorta a productores a vigilar campos.
Campin Annoni.
Pablo Antúnez
El Capim Annoni sigue avanzando y la preocupación de los productores se acentúa. En el Congreso Anual de la Federación Rural, varias de las Sociedades Federadas, principalmente aquellas cercanas a la frontera con Rio Grande do Sul, remarcaron la necesidad de incrementar el combate a esta maleza.
“A nivel de campo, lo que se está viendo en estos años y principalmente cuando las primaveras y veranos son lluviosos, es un avance creciente”, afirmó Javier Fernández, técnico de la Regional Norte del Instituto Plan Agropecuario (IPA) ante la consulta de El País.
La maleza muestra una presencia mayor en los departamentos limítrofes con Rio Grande do Sul, desde donde llegó y avanzó hacia el interior del Uruguay ganadero. “La zona con mayor densidad y población de plantas se ve desde el límite con Rio Grande do Sul hasta unos 80 o 100 kilómetros hacia adentro de los departamentos limítrofes, principalmente en Cerro Largo, Rivera, Artigas y Rocha”, explicó el técnico del IPA. La presencia del Capim Annoni no solo se da dentro de los predios, también es importante en caminos vecinales y al costado de las rutas nacionales.
“Hoy día no es una realidad del Brasil que haya predios con altas densidades, en Uruguay también las hay. El problema es la frontera seca. Artigas tiene un límite importante que es el Rio Cuareim, pero como la maleza la llevan los vehículos y la maquinaria agrícola, avanzó”, recordó Fernández.
Controles. Respecto a los controles, explicó que hay dos tipos. Uno es el control pasivo, que “consta de conocer el potencial de daño que tiene la especie y detectarla en campo”, dijo Fernández.
Al Capim Annoni se le conoce como una invasora silenciosa, porque, según explicó el técnico “es parecida a varias especies del campo natural. Eso hace que muchas veces el productor no la detecte cuando está presente dentro del predio y se expande”.
Recomendó como medida principal manejar el campo natural saludablemente, “con cargas ajustada y disponibilidad de pasto, no pelando los potreros con pastoreos intensos y frecuentes. Eso ayuda”.
“No siempre es un manejo químico el que se hace, se debe hacer un manejo integrado”, afirmó Fernández. Cuando está presente empieza por focos. “Eso se trata con glifosato y la manera adecuada de matar esas plantas es con las escobillas químicas”, explicó el agrónomo.
El tema es que, por ejemplo, el basalto, que es un cuarto de la superficie de Uruguay, son 4.300.000 hectáreas, el 70% es superficial y si entra ahí, no hay mucho para hacer”, destacó Fernández.
Lo importante es controlar en los bordes de rutas y bordes de camino frente a cada predio, para evitar que la semilla entre a través de los vehículos, maquinaria o la lleve el ganado si pastorea afuera.
Daños. El técnico de la Regional Norte del IPA recordó que tanto Embrapa como la Universidad Federal de Santa María (Río Grande do Sul), marcan en sus estudios que la maleza puede causar pérdidas de hasta 40 kilos de carne por hectárea cuando hay invasiones con densidades altas. El citado estado brasileño habla de pérdidas de US$ 20 millones en 10 años, porque la maleza alcanza hasta el 20% de la zona ganadera de Rio Grande do Sul. Hay 2 millones de hectáreas infectadas.