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Ganadería y Clima confirma mejoras productivas y ambientales alcanzadas en 2021

El proyecto de Uruguay mostró auspiciosos resultados en cada región en las que trabaja con familias ganaderas

Ganado Vacuno
Ganado vacuno.
Archivo El País

Los logros alcanzados gracias a la implementación de prácticas de ganadería climáticamente inteligente en cuatro establecimientos diferentes y representativos de cada zona en las que trabaja el proyecto Ganadería y Clima fueron presentados a más de 500 personas por productores y cada equipo técnico que los acompaña en el marco de esta iniciativa.

Quienes protagonizaron los procesos de cambio en la manera de producir explicaron en cuatro jornadas presenciales las medidas tomadas en sus establecimientos respectivos, en respuesta a los problemas de base que los alejaban de sus objetivos. Los participantes de las jornadas pudieron recorrer los predios, viendo el estado de los animales y del campo natural con los que se trabaja.

Además, familias e integrantes del proyecto presentaron los resultados obtenidos respecto al mapa de situación de cada predio que se había trazado durante el 2020, con base en los datos de los años 2017-2018/2018-2019/2019-2020.

"Los datos son un punto central en este proyecto. Si nosotros no trabajamos con datos para la toma de decisiones, la cría es muy difícil, porque todo depende del largo plazo", señaló el docente Pablo Soca, referente de la Facultad de Agronomía en Ganadería y Clima.

El 5 de mayo, la primera jornada tuvo lugar en la zona de Molles del Timote, Florida, en el predio de Nardy Schol. Su objetivo era incrementar la producción y los ingresos, trabajando con más pasto, con un sistema menos vulnerable a los eventos climáticos extremos y con más tranquilidad, aumentando la productividad de las vacas de cría y mejorando la recría, todo esto sin aumentar los costos.

"Pasábamos el invierno intentando salvar vacas", recordó el productor.

Entre los resultados alcanzados por el predio de Schol, se destaca la mejora del peso de las terneras destetadas en marzo: ahora pesan 207 kilos, y las vaquillonas de 1 a 2 años, 315 kilos, unos 50 kilos más en promedio que la generación anterior. Además, el porcentaje de preñez pasó de 70% antes del proyecto a 90%, pasando de un doble entore, a un entore estacional.

Además, fue notoria la reducción de la intensidad de las emisiones de Gases de Efecto Invernadero: 15% por kg de carne, y de las emisiones totales: 14,5% por hectárea, y el aumento del ingreso neto familiar: un 55%.

El 12 de mayo se realizó la segunda jornada, en la zona de Cerro Pelado, Lavalleja, en el establecimiento “El destacamento”, entre las sierras. Participaron diversas autoridades del Ministerio de Ganadería Agricultura y Pesca (MGAP) y del Ministerio de Ambiente, entre ellas su titular, el ministro, Adrián Peña y varios funcionarios dela Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura en Uruguay, liderado por su actual Oficial a Cargo, Sebastián Viroga.

Al sumarse al proyecto, el objetivo de los anfitriones del día, los productores Alejandro Rodríguez y Rosa Correa, era mejorar su nivel de vida, incluir a sus dos hijas al proyecto para asegurar el relevo generacional, así como cuidar la biodiversidad y el ambiente en el que trabajan y viven.

Los participantes de esa jornada pudieron observar cómo la ganadería convive con un gran porcentaje del área de monte nativo (280 hectáreas), el bosque nativo que la familia Rodríguez-Correa preserva e integra a su sistema de producción captura unas 15 mil toneladas de carbono que equivalen a 55 mil toneladas de CO2 no liberados en la atmósfera.

Además, esta pareja aumentó un 55% su ingreso neto, redujo un 16% la intensidad de las emisiones de carbono por kilo de carne producido, mientras que aumentó un 20% la producción de carne y logró un 94% de preñez. En paralelo, la familia está desarrollando de la mano de sus hijas, Helena y Laura, una propuesta de turismo rural, vinculada al cuidado del ambiente y de los recursos naturales.

El 19 de mayo, Omar Muniz y su familia en la zona de Bañado de Medina, Cerro Largo explicaron que participan del proyecto con el objetivo de incrementar su producción e ingreso, aprender, llevar registros, vivir bien, crecer y tener más tiempo libre.

“Ahora tenemos tiempo y podemos elegir qué hacer con él y también aumentaron nuestros ingresos”, se alegraron ya que sus resultados fueron igual de impactantes que los que se presentaron en las jornadas previas.

La familia Muniz aumentó su producción de carne de 99 a 129 kilos por hectárea y su ingreso neto, que era negativo, está en más de 100 dólares por hectárea. A su vez, se redujo la intensidad de las emisiones en un 25% por kilos de carne. “Se pasó de una ganadería stockeadora a un sistema más productivo y eficiente que baja los costos”, explicó Omar Muniz. El forraje aumentó sustancialmente: la altura de pasto pasó de 2,5 cms a 6,5 cms y se está restaurando el ecosistema.

El 26 de mayo la última jornada tuvo lugar en la zona de Carumbé, sobre la ruta 31, en Salto. Allí María Teresa de los Santos y Abayubá Rivas recibieron a los visitantes con cordero asado y luego del almuerzo explicaron que lo que buscaban con el proyecto era trabajar menos, con menos esfuerzo físico y mejorar los resultados económicos.

En ese predio de 495 hectáreas de basalto (70% superficial y 30% profundo) toda la producción se hace sobre campo natural. En el marco del proyecto, al trabajar con más pasto mejoran el suelo, acumulan mayor cantidad de raíces, disminuyen la vulnerabilidad frente a la sequía y acumulan mayor cantidad de carbono en el suelo.

La familia pasó de destetar los terneros con 145 kilos a hacerlo con 184 kg en este último mes de marzo. Además, aumentó el porcentaje de preñez de 64% a 88%, pasando al entore estacional. En el caso de los ovinos, la producción de corderos pasó de un 60% a un 90. La producción de carne pasó de 57 a 86 kilos por hectárea, el ingreso neto aumentó un 135% y la intensidad de las emisiones de gases de efecto invernadero se redujo un 30% por kilo de carne producida y un 4% en cuanto a emisiones totales por hectárea.

“Ahora tenemos más tiempo y más plata en el bolsillo, pudimos hacer más de 3000 metros de alambrado y reformar una casa que tiene 80 años, algo que no habíamos podido hacer en 50 años que vivimos acá. Y también tenemos planificado un viaje al Caribe con los nietos, estamos cumpliendo un sueño”, dijo María Teresa al cierre de la jornada.

El proyecto se financia con una donación del Fondo para el Medio Ambiente Mundial (GEF, por sus siglas en inglés), lo dirige el MGAP con apoyo del Ministerio de Ambiente, la ejecución e implementación están a cargo de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, por sus siglas en inglés) y el trabajo de campo es realizado por del Instituto Nacional de Investigación Agropecuaria (INIA) y la Facultad de Agronomía de la Universidad de la República.

El proyecto organiza dos series de jornadas por año para reportar resultados, las próximas están previstas en noviembre. Hasta ahora, los resultados logrados en el terreno confirman los resultados que esperaban los equipos técnicos al diseñar el proyecto, en línea con los resultados alcanzados en 2021 .

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