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INAVI avanza a paso firme con su nueva sede inaugurada

Con foco en la calidad e innovación, el Instituto Nacional de Vitivinicultura trabaja para seguir levantando la calidad de los vinos uruguayos para consumo interno y exportación

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Hace pocas semanas el Instituto Nacional de Vitivinicultura estrenó su nueva sede, lo cual marca un hito importante por diversos motivos. “Es la casa propia, es un orgullo, ya no pagamos alquiler y es una obra financiada con fondos propios que ya está paga”, comenzó diciendo a Rurales El País Ricardo Cabrera, presidente del instituto. Además, se cuenta con una línea de trabajo muy moderna con el método coworking, donde todos participan de las acciones y “todos se ven las caras”. En ese sentido, se está trabajando en un último plan de uvas y vinos sostenibles con el aval de LSQA, aspecto que Cabrera destacó como muy importante para el instituto.

Si se habla de INAVI, autoridades del mismo resaltan que ya es una organización que trabaja mucho más allá de la mera fiscalización, motivo por el cual fue pensado originalmente. “Estamos preocupados en crecer en calidad, asesoramiento a integrantes de la cadena y apoyo a la industria”, aseguraron.

La integración del nuevo directorio cuenta con el apoyo del Ministro de Ganadería, y se destaca que todas las gremiales del sector están representadas dentro, “ya no queda ninguna fuera”, aseguró Cabrera. Para ello, se está concretando un plan estratégico que se presentaría sobre fines del presente mes de setiembre.

En financiación, el sector vitivinícola también ha tenido avances. Se realizó un acuerdo con el BROU para una línea de apoyo y crédito a la industria, productores y bodegueros. También, hay un acuerdo avanzado y “casi pronto” para firmar con el Instituto Nacional de Semillas.

Productivamente, está listo el plan de georreferenciación de los viñedos, con acceso digital a todos y también a las declaraciones juradas. “El plan está en desarrollo para la vendimia del año que viene, y se busca que la producción esté 100% digitalizada”, dijo Cabrera.

En aspectos de investigación, INAVI continúa avanzando, con un singular apoyo al laboratorio para fiscalización, extensión y estudios de innovación, incorporando un nuevo sistema isotópico para detectar fraudes y otro para medir la ocratoxina en los vinos, exigencia que es de índole internacional.

Finalmente, se está participando en grupos mundiales de comercio de vinos y con presencia en el Mercosur. Para las exportaciones se cuenta con un departamento de promoción donde “no solo vendemos, sino que abrimos las puertas para que las bodegas hagan sus negocios en mejores condiciones con los mercados más importantes como Brasil, Estados Unidos y 48 países más”, cerró Cabrera, respaldando también el trabajo del Instituto con el enoturismo y el apoyo y la coordinación con las bodegas.

Hace ya un buen tiempo que los vinos uruguayos se valoran en el mundo como productos de calidad. Hace un par de zafras tuvimos una vendimia récord, y la salida de la pandemia permitió sobre todo retomar de forma firme y sostenida el comercio con el vecino país norteño, recibiendo visitas de turistas que conocen las bodegas de nuestro territorio. Si bien Uruguay por motivos de público conocimiento no puede competir por volumen, así como sucede con la carne, el arroz u otra diversa variedad de productos, la diferenciación por calidad, seriedad y cumplimiento se paga a nivel mundial.

En la medida en la que el instituto trabaje con el consumo responsable y la gente sepa más, se puede exigir más calidad ya sea para consumo interno como para la redundancia en las exportaciones.

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