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Elecciones definirán futuro de la exportación de granos argentinos

Los caminos que llevan a algunas de las plantas agroexportadoras más importantes del mundo, en el corazón agrícola de Argentina, son angostos y están llenos de baches.

Pero esa dificultad cotidiana ahora es un beneficio para los sindicatos que protestan en la región: les resulta más fácil bloquear el paso de los camiones que transportan granosquemando neumáticos para impedir el acceso a las plantas agroindustriales, según publicó la agencia Reuters.

Este tipo de protestas -conocidas como "piquetes"- se suman a las huelgas con las que los sindicatos presionan a las empresas para obtener grandes aumentos de sueldo que sigan el paso a una inflación que analistas privados actualmente ven en un 25 por ciento anual, uno de los niveles más altos del mundo.

El Gobierno actúa como mediador en las duras negociaciones salariales que se dan cada año, por eso quien resulte sucesor de la presidenta Cristina Fernández en los comicios de octubre no solo deberá lidiar con la alta inflación sino también negociar para contener huelgas que frenen las exportaciones de granos, cruciales para las arcas del país.

Los principales gremios del enorme complejo agroportuario argentino, que históricamente han sido peronistas, se inclinan por el candidato oficialista a la presidencia, el peronista Daniel Scioli, por afinidad ideológica. Los empresarios del agro, en cambio, miran con simpatía al opositor de centroderecha Mauricio Macri, que prometió bajar los altos impuestos a la exportación de granos y eliminar otras trabas.

"Acá en el cordón industrial (del norte de Rosario) estamos todos con Scioli. Lo apoyamos y vamos a trabajar para Scioli", dijo a Reuters Herme Juárez, el jefe sindical más poderoso de la zona de Rosario, quien lidera el sindicato de obreros portuarios y es reconocido por su dureza a la hora de negociar con las empresas del sector.

El 80 por ciento de los productos agrícolas de Argentina, uno de los mayores exportadores mundiales de soja, maíz y trigo, se embarca desde los suburbios del norte de Rosario, incluyendo los distritos de San Lorenzo, Puerto San Martín y Timbúes. Las huelgas y protestas sindicales en la zona son seguidas de cerca por los mercados internacionales.

Este año, todo el sector agrícola de Argentina fue golpeado por una huelga de un mes que realizó un sindicato de izquierda y que llegó a paralizar las ventas de soja durante dos semanas. En esa ocasión, el principal gremio de aceiteros de la zona, que es oficialista, no realizó ninguna medida de fuerza.

Esa es una muestra del poder que puede dar a un Gobierno la simpatía política de los sindicatos.

"Con un Gobierno de Macri, los gremios de San Lorenzo van a estar en dificultades, y más que nada los trabajadores. Los sindicatos vamos a tener que estar en una situación de pelea constante para defender todo lo que hemos obtenido", dijo a Reuters Pablo Reguera, secretario general de SOEA, el gremio de procesadores de aceite de esa zona clave.

Scioli lidera las encuestas superando por pocos puntos a Macri. Especialistas creen que el candidato peronista podría tender puentes más fácilmente entre los sindicatos y las empresas del sector, donde gigantes agroexportadores como Bunge, Cargill y Louis Dreyfus tienen plantas de molienda y puertos.

Pero los empresarios creen que el panorama es más complejo y no confían en que la sintonía de algún candidato con los sindicatos pueda terminar con la conflictividad gremial que golpea la rentabilidad del sector, en momentos en que la cosecha de soja de Argentina creció a un récord de 61 millones de toneladas en esta temporada.

"La protesta se ha ido anarquizando. El presidente que venga tiene que buscar el camino para una discusión salarial razonable, pero hay que terminar con la extorsión" de los sindicatos, señaló una fuente de la industria que pidió no ser identificada.

"Lo que en definitiva va a ser el factor clave es qué pasa con la inflación", dijo otra fuente cercana a las empresas del sector.

 

UNA CUESTIÓN DE PRECIOS

La relación con los sindicatos es clave para el futuro presidente de Argentina, ya que el Gobierno suele ocupar el rol de mediador entre las firmas y los trabajadores en las arduas negociaciones salariales que se dan cada año.

Si bien Scioli -que actualmente gobierna la provincia de Buenos Aires, la más poblada y el mayor distrito agrícola del país- cuenta con el respaldo del Gobierno de centroizquierda, su perfil es más cercano al peronismo tradicional, con fuertes vínculos con los sindicatos más poderosos del país, que recientemente le dieron su apoyo para las elecciones.

Aunque la presidenta Fernández ha estado del lado de los obreros en las negociaciones salariales, este año el Gobierno decidió poner un techo a las alzas salariales para contener la inflación, lo que mejoró sus vínculos con las empresas.

"Los salarios se recompusieron mucho en los últimos 10 años. Pero este año el Gobierno cambió por primera vez su postura: puso un techo", explicó una fuente de una agroexportadora.

Ese cambio de postura fue rechazado por algunos gremios, que esperan que Scioli los apoye a la hora de negociar salarios.

"Yo lo votaría a Scioli, pero me hace dudar que esté bajo el mismo mandato del Gobierno actual", dijo a Reuters Alberto Maldonado, secretario general interino de la central gremial CGT San Lorenzo.

Tras disfrutar de un típico asado con otros trabajadores de su gremio, Maldonado explicó en su despacho que "este año hubo techo en la negociación salarial, del 27 por ciento".

El tema de fondo es la capacidad del próximo Gobierno para contener la inflación.

"Los sindicatos más importantes del norte de Rosario son típicamente peronistas (...) Pero primero pueden decir que van a apoyar al Gobierno y después puede pasar cualquier cosa, eso no garantiza nada", señaló una fuente cercana a las empresas agroexportadoras, bajo condición de anonimato.

La versatilidad de los dirigentes peronistas, el complicado escenario económico previsto para el año próximo y la falta de anuncios concretos de Scioli sobre política agropecuaria y salarial componen un cóctel por ahora difícil de esclarecer.

"Yo veo un panorama gremial más complejo en el 2016, no menos", dijo la fuente de una exportadora.

Pablo Mestre
Pablo Mestre

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