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Cómo asegurar el margen agrícola

El arranque del año agrícola a valores aceptables debería favorecer el proceso de planificación comercial.

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Soja.

Fimix Agrofinanzas | [email protected]

Empezó el segundo semestre y, de un momento para otro, China se puso a comprar granos en forma decidida en Estados Unidos. Parece quedar atrás la guerra comercial, las acusaciones cruzadas de espionaje, los cierres de consulados y cualquier otro condimento para esta novela.

Incluso con una retórica que sigue siendo de enfrentamiento, y que ninguno parece querer suavizar, los chinos empezaron a comprar fuerte desde el 14 de julio (Revolución Francesa) y no han parado de confirmar negocios, salvo un par de días en los que, casualmente, el precio cayó.

El valor de la oleaginosa en Chicago llegó al extremo de tocar los US$ 295 por tonelada en Chicago hace relativamente poco, con precios en Uruguay que llegaron, incluso, a los US$ 270 por tonelada. Durante la zafra 2018/19 los valores alcanzaron esos mínimos, llegando a cotizar hasta US$ 325 por tonelada en junio de 2019, lo que terminó siendo el máximo valor del año pasado.

Actualmente, ya en el cambio de año agrícola, la referencia en Uruguay opera a la par de Chicago. La prima o descuento que suele estar presente no es de 10 dólares, como fue en las últimas zafras de cosecha reducida por pérdida de rindes debido a problemas climáticos. Ni siquiera de 20 dólares, como suele ocurrir en esta época, cuando los compradores no están dispuestos a comprar, salvo por el volumen que sea estrictamente necesario fijar para financiar los insumos al productor.

Por tanto, tener un descuento de cero, con mercadería disponible operando igual que el contrato agosto de Chicago (vence a mediados de ese mismo mes) es más bien poco frecuente.

La firmeza en los precios de la soja en esta zona del mundo viene condicionada sobre todo por los precios de Brasil que, debido a un mayor tipo de cambio nominal por la fuerte devaluación del real, se ha vuelto ultra competitivo.

Si a eso le agregamos que Brasil obtuvo una cosecha casi récord, es fácil concluir que la avidez de los chinos por la soja brasileña, se ha derramado a otros puertos de la región, como los argentinos (Up River, Bahía Blanca y Necochea) así como nuestra Nueva Palmira.

La seca en la cuenca del Alto Paraná aportó para que la marea del río, en la zona del Gran Rosario (San Lorenzo, San Martín y Timbúes) fuese históricamente baja, lo que entorpece la carga de barcos, en cuanto a tiempos así como a mayores costos, por embarcar menor volumen durante mayor tiempo de operaciones (el tiempo es plata).

Simultáneamente, los valores en reales no paraban de crecer y, en la medida que el real perdía valor (por libre flotación, por salida de divisas ante la pandemia y por otros motivos) el precio en dólares se mantenía, o directamente caía.

El resultado de todo esto fue los embarques record de marzo, abril, mayo y junio, al tiempo que julio también se va perfilando como un mes de precios firmes al productor y cargas voluminosas.

Pero todo tiene un límite, incluso la mayor (o casi) cosecha de la historia. El frenesí de China por conseguir soja llevó a que el valor de la oleaginosa en Brasil se vuelve más cara, al momento de disputársela compradores locales y exportadores. Quien sea que pague los mejores precios, se quedará con la soja ya que ésta, ante tales mejoras, terminará apareciendo.

En Uruguay, se refleja con bastante fidelidad la situación en Brasil, en donde los precios son muy firmes. Los chinos van viendo como la soja de nuestros vecinos empieza a encarecerse, por lo motivos señalados, por lo que empiezan a buscar abastecerse alternativamente en Estados Unidos.

Por lo tanto, si el precio sube en Brasil, es mejor tener la soja sin vender y empezar a quemarla en la medida que vayan afirmándose los valores, antes de pegar la vuelta. Pero sin las compras de los chinos pasan a concentrarse en Estados Unidos, lo mejor sería tener vendida la soja acá y participar con los instrumentos que existen y que están a disposición.

Todo parece muy fácil y la realidad es que no lo es. No es cuestión de vender cuando uno quiere, sino cuando puede. Pero lo que sí está a nuestro alcance es, en función de la realidad de cada uno, definir los objetivos de márgenes con los que uno pretenda manejarse.

Tan importante como vender a buen precio, el mayor volumen posible, también está el comprar insumos (o contratar servicios) al menor costo posible. Saber en dónde uno está parado, desde cuál situación arranca es tan importante como confirmar ventas a valores previamente analizados y medidos. El número sobre el que vamos a terminar pasando raya está determinado por los ingresos total menos los costos totales.

Guillermo Crampet

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