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Soja, récord y después...

Las exportaciones siguen a todo ritmo, con la soja que ya asegura un récord histórico de ventas al exterior. Sin embargo, la situación de China y Europa, con costos que no bajan, hacen que haya poco tiempo para festejos.

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El desempeño de las exportaciones de bienes del Uruguay sigue siendo destacado. En el mes de agosto alcanzaron US$ 1.230 millones de dólares casi 30% más que en el mismo mes del año pasado (gráfica). En el acumulado anual el aumento de las exportaciones medido en dólares es del 35%. Cómo mostramos mensualmente, el aumento se modera cuando se hace el cálculo en valor real (pasando los montos a pesos y descontando la inflación; aun así el aumento es muy fuerte, de casi 20% (cuadro).

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El sector exportador de bienes liderado por los agronegocios es hoy un puntal de la economía y ha sido clave (junto con la construcción asociada a las grandes obras y la construcción de vivienda) para que la actividad recupere los niveles pre pandemia. Esto se ha logrado a pesar del impacto negativo de la inflación en el consumo y de la dura caída en la demanda desde Argentina, que está afectando el turismo y ahora es un imán del consumo de los uruguayos, tanto por las visitas los fines de semana a Buenos Aires como por el desvío de comercio en el litoral.

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En Argentina están pasando muchas cosas, pero lo clave para el Uruguay es que -de una vez- levante el cepo cambiario, que es lo que motiva la existencia del dólar paralelo, la vía por el cual se va el consumo uruguayo para el otro lado del río.

Brasil nos ofrece un panorama mejor. Si bien también hay desvíos de comercio en la frontera (en especial luego de las bajas en el precio de los combustibles que ha dispuesto el gobierno de Bolsonaro, a través de rebajas de impuestos) nuestros vecinos norteños siguen siendo un destino clave de las exportaciones uruguayas, en particular para el sector lácteo y las malterías, entre otros. Además, la economía brasileña mostró un crecimiento interesante en el segundo trimestre, con un avance de 1,2% respecto al trimestre previo y de 3,2% interanual.

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La soja marca un récord.

La gran protagonista del desempeño exportador en las últimas semanas ha sido la soja, que sumó más de US$ 300 millones exportados en agosto, acumulando US$ 1.850 millones en lo que va del año. Es ya seguro que marcará un récord histórico de ingresos este año, seguramente superando los US$ 2.000 millones.

Precio, volumen y suerte, son los tres pilares que explican el resultado. El precio ha sido excepcional por el aumento a nivel internacional, en un rubro netamente exportador. El área se mantuvo alta (aunque no en máximos históricos) pero con un rendimiento notable (superior a 3.000 kg/ha), basado en manejo, inversión y tecnología. Y la suerte -por llamarlo de alguna manera- fue por el susto que dio la seca el último verano, que -si bien afectó los cultivos de primera- se cortó a tiempo (los paraguayos no fueron tan afortunados y la producción sojera se les vino a la mitad). Así está el panorama, entre festejos y preocupaciones porque La Niña no se ha ido y ya va para su tercer año, crecidita y amenazante.

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Pero a la suerte hay que ayudarla: las dificultades climáticas fueron -en parte- neutralizadas por la pericia de los agricultores y la aplicación de insumos, tecnologías, épocas de siembra y materiales que permitieron concretar las cosechas sin tener una afectación tan importante. En especial -y ya es reiterativo- la posibilidad de sembrar transgénicos en siembras de segunda neutraliza plagas y escapa a los períodos más secos. Cuántos millones de dólares se podrían haber conseguido de haber tenido estos materiales durante los años de la cuarentena implícita a los transgénicos, es una pregunta tan genuina como incómoda.

Dólar fuerte (afuera).

A la volatilidad del clima hay que agregar la de los mercados. Europa ha consolidado una devaluación de su moneda, ante la caída en las perspectivas de crecimiento por la crisis energética y el impacto de la inflación. Al mismo tiempo, China sigue lidiando con complicados brotes de Covid, que nuevamente han llevado a la cuarentena en importantes ciudades, mientras persisten los problemas financieros en el sector inmobiliario. En consecuencia, también China ha devaluado su moneda (gráfica) y para Uruguay es un asunto de primera importancia. Una devaluación como la que ha tenido el yuan impacta en el poder de compra de los chinos, lo que se ha visto en el mercado de los productos lácteos y ahora también se vislumbra en el mercado cárnico y en el mercado global de granos. En lácteos Uruguay compensa porque tiene un muy buen mercado en Brasil. En carnes China es más predominante y los precios que está pagando se han reducido casi 20% en dólares, luego de marcar máximos históricos meses atrás.

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La devaluación de la moneda china también afecta los precios de referencia en el mercado Internacional de la soja. Los mercados de futuros han tenido una baja importante y la soja para la próxima cosecha en Uruguay ya no alcanza los 500 US$/ton en Nueva Palmira, tomando las últimas referencias.

La devaluación de las monedas Europea y China frente al dólar son la contracara de la fortaleza de la moneda estadounidense, ante la perspectiva de aumentos adicionales en la tasa de interés en Estados Unidos, para combatir la inflación. Esta convicción se afirmó en los últimos días luego de las palabras del presidente de la Fed, Jerome Powell, quién señaló que lo importante y principal es combatir la inflación, aunque le duela a las empresas y familias.

De manera que el mundo se acomoda a la perspectiva de un dólar más fuerte, devaluándose el resto de las monedas. Sin embargo, Uruguay es la excepción ¿Por qué? Como referíamos, el país ha tenido un gran éxito exportador, que seguramente presiona la cotización del dólar. Pero también tiene importaciones y -de hecho- el saldo comercial no es extraordinariamente positivo y se ha reducido en el último año. Por tanto, la explicación hay que buscarla también en la política monetaria del Banco Central, que con sus mayores tasas de interés presiona el tipo de cambio.

Las monedas y los mercados suelen tener ciclos, a veces en corto tiempo lo que ha venido sucediendo en los mercados financieros globales con este permanente ida y vuelta en las tasas de interés y las acciones son una buena muestra para los agronegocios los relevantes concretar aumentos de productividad y producción y en ese plano las cifras de exportaciones que publica la unión de exportadores son elocuentes cuadro en términos de volumen el avance de bastante más Modesto qué cuando se miran los montos y los precios

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Esto lleva a mirar los costos, porque de poco valen los ingresos récord y los márgenes se achican o se esfuman. En el caso del combustible, el gobierno ha decidido bajar la nafta pero no el gasoil, para frustración de muchos agricultores (gráfica); todo indica que ha decidido priorizar la baja en el combustible que tiene más peso en el IPC, ponderando que los agronegocios han tenido un muy buen ciclo 2021-22 y pueden sostener al menos por un tiempo un mayor costo del gasoil. Ambas cosas pueden tener fundamento, pero muy transitorio: la inflación no ha bajado a pesar de los aumentos en la tasa de interés del Banco Central; la baja de la nafta va ayudar pero Uruguay todavía tiene muchos mecanismos indexatorios y aumentos automáticos de gastos que hacen difícil combatir la inflación persistente. Esta semana, el índice de salario equiparó la inflación, frenándose la caída del salario real; una buena noticia para los trabajadores. Mientras, el valor nominal del dólar cae 6% interanual, por lo que el salario medio en dólares en Uruguay está en un nuevo máximo histórico. Más costo del trabajo, precio del combustible que no baja y precios internacionales que sí, van a hacer que este segundo semestre sea bastante más difícil que el excepcional ciclo anterior. Esperemos que La Niña nos siga “perdonando”.

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