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Sigue el empuje exportador

Aún con la preocupación por la caída del dólar y el aumento de los costos, las ventas de bienes al exterior siguen sumando millones de dólares día a día, y todo indica que se marcará un nuevo récord este año

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Las exportaciones de bienes siguen su marcha ascendente medidas en dólares corrientes, con el habitual protagonismo de los agronegocios. Al liderazgo de las exportaciones de carne, acompañadas de celulosa y lácteos, se suma ahora el importante aumento en los volúmenes de las exportaciones de cereales y otros granos, luego de las muy buenas cosechas de este año.

De esta manera el aumento en los precios internacionales es multiplicado por más toneladas (sucede también en carne), de manera que más precio y más volumen llevan las cifras de exportación a niveles récord: seguramente este año se alcance un nuevo máximo histórico en las ventas de bienes al exterior.

Claro que - en materia comercial- hay que mirar los dos platos de la balanza: las importaciones también están subiendo de manera ostensible, por un lado por la propia recuperación de la economía, que genera una mayor demanda de ciertos bienes de consumo corriente, insumos intermedios y bienes durables; pero también incide - obviamente- la cuenta petrolera: el precio del barril de petróleo alcanzó nuevos máximos históricos en el último mes y aumenta el costo para el Uruguay (neto importador). Según las cifras del Banco Central, el aumento de las importaciones - medido en dólares- ha sido mayor que el de las exportaciones en el comienzo de este año, de manera que el saldo comercial se ha vuelto más negativo.

Éstas cifras que muestran las grandes cuentas comerciales del país, también se reflejan en las cuentas de los productores, con ingresos que suben fuertemente por el aumento en los precios y la producción, pero costos que suben también por el aumento en los precios de los insumos internacionales. Sin ir más lejos, con el reciente aumento en el precio del combustible el gasoil ya supera el valor de 1,4 US$/l, cuando el año pasado llegó a estar a menos de 1 dólar. Algo similar ocurre con otros insumos, caso de fertilizantes y agroquímicos. La agricultura está más expuesta a este aumento de costos que la ganadería, por su propia estructura de producción, pero cuanto más intensivo sea el esquema de trabajo, mayor el aumento de costos. De hecho, la producción animal está incorporando cada vez más suplementación y granos, que están en la cuenta de ventas de muchos productores pero en la de compras de otros.

En el caso de la lechería el Instituto Nacional de la leche (Inale) realiza un seguimiento del poder de compra de la leche respecto al costo de producción. Dicho poder de compra ha subido en los últimos meses a pesar del aumento de costos, porque el precio de venta subió más (26% vs 14%); aun así, no alcanza el que se registraba en el anterior “boom” de precios y producción (hacia 2012-2014).

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Dólar e inflación 

Además del aumento en los precios de los insumos internacionales, Uruguay - junto con otras economías emergentes- está transcurriendo una etapa de caída del dólar en el mercado financiero local, que recorta - al menos parcialmente- el aumento de los márgenes del negocio exportador. Tomando el primer trimestre (cuadro) el aumento de 34% en las exportaciones baja a 24% si se pasan a pesos y se descuenta la inflación (valor real). Ésta cifra global promedia situaciones muy diversas a nivel agroindustrial. Por un lado, parece claro que la industria frigorífica -por ejemplo- atraviesa por un momento excepcional, y la baja del dólar tiene una incidencia menor si se considera el fuerte aumento en el precio de exportación, de casi 30% en el acumulado anual. Pero en otras agroindustrias con un peso mayor de costos internos (textiles, curtiembres, la propia industria láctea) el efecto de la baja del dólar se hace sentir más en los costos. En este sentido, vale destacar que el salario promedio en dólares en la economía ha subido 6% en el último año y está en niveles similares o superiores a los registrados en los años del ciclo anterior de expansión de los agronegocios (2010-2014).

¿Por qué baja el dólar? Es un proceso común a varias economías emergentes, entre ellas Brasil, que en Uruguay tiene incidencia directa. El aumento de los precios internacionales de los productos ha provocado un agudo aumento de la inflación y los bancos centrales recurren a la herramienta que de manera más inmediata tienen para combatirla: aumentar el costo del dinero, es decir, la tasa de interés. Esto hace más atractiva la colocación financiera en moneda local respecto a la colocación en dólares, por lo que los capitales tienden a dejar el dólar para colocarse en pesos, tanto en títulos en pesos corrientes del Banco Central (que están pagando el 9% anual), como en títulos en Unidades Indexadas emitidos por el tesoro, que preservan el valor real del capital al ajustarse por IPC.

En parte, el proceso es comprensible: los países no quieren qué la inflación se vaya de las manos, y mitigan los impulsos de la inflación importada a costa de cierta pérdida de competitividad-precio. El Banco Central ha enfatizado que la suba en la tasa es, en parte, una normalización de la política monetaria, luego de haber colocado la tasa en niveles negativos para transcurrir la pandemia. Hay que ver que Estados Unidos también está con un agudo problema de inflación, pero la Reserva Federal - su Banco Central- aún se muestra tímida para combatirla con subas de la tasa de interés más enfáticas, pues tiene resquemores de que un aumento exagerado del costo del dinero lleve la economía a una recesión.

El problema es que ésta tendencia del dólar a caer se agudice. Hasta cierto punto es razonable que la moneda local se fortalezca ante el buen escenario exportador, pero una agudización del proceso puede generar problemas de competitividad y empleo, no solo en las mencionadas agroindustrias e industrias con mayor componente de salario, sino también en servicios como el turismo.

Mientras, el poder ejecutivo recurre a la fortaleza de las cadenas agroindustriales para disponer algunas medidas que mitiguen el aumento del precio de los alimentos en el mercado interno. Se ha establecido una rebaja especial y fuerte en el precio del asado, y en las últimas horas se dispuso exonerar del IVA a los panificados. En cualquier caso, hoy el mayor colaborador para que baje la inflación - guste o no- es el dólar, que seguramente estaría aún más bajo si la política fiscal no se hubiera vuelto más restrictiva.

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Rubro a rubro 

El aumento en los Precios de exportación ya se venía dando antes de la invasión de Ucrania por parte de Rusia. De hecho, lo que está sucediendo en el mercado internacional de carne vacuna tiene menos que ver con la guerra que con las restricciones de oferta, que ya llevan bastante tiempo, particularmente por la menor producción australiana y la política anti exportadora Argentina.

También el precio del trigo venía subiendo antes de la guerra, pero aceleró cuando los tanques rusos cruzaron la frontera. Como sucede habitualmente con estos impactos imprevistos, los precios primero saltaron a niveles inusitados (overshooting) para luego bajar y mantenerse en niveles algo inferiores, pero históricamente altísimos medidos en dólares corrientes. Para Uruguay, el mayor precio del trigo se combina con una mayor producción, de manera que las exportaciones de este cereal en el primer trimestre sumaron U$S 160 millones, más del doble que en igual periodo del año pasado. También se registró un importante aumento interanual en las exportaciones de arroz, en parte porque el año pasado las ventas habían sido muy bajas en el período. El rubro arrocero se ha afirmado con una muy buena cosecha este año.

Además del aumento en las exportaciones de cereales, también suben las ventas de oleaginosos. En el caso de la soja, mientras se aguarda con expectativa la próxima cosecha, las ventas han acumulado U$S 45 millones en el trimestre enero-marzo (una época de bajas ventas), más del doble que en 2021. Pero lo más destacado pasa por la colza, que luego de una muy buena cosecha acumula ventas por U$S 85 millones, con un aumento de 70% respecto a 2021, metiéndose entre los principales 10 productos de exportación en el trimestre. La soja nueva y otros granos de verano comenzarán a embarcarse en los próximos meses y las exportaciones seguirán subiendo por encima de sus registros previos, configurando un aporte esencial para la economía. Si la inflación logra moderarse y la pandemia queda -definitivamente- atrás, el escenario será auspicioso, aunque no exento de desafíos.

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