Más de 150 casos positivos de Coronavirus en el mayor mercado mayorista de Pekín despertó preocupación en el sector industrial, y, pese a que el virus estaría controlado, China activó protocolo de inspección nacional e internacional, generando demoras y costos para el negocio de la carne. De Uruguay hay US$ 200 millones en juego.
Martín Olaverry.
Valor Agregado I Portal Rurales El País.
Previo a arrancar la segunda mitad del año y cuando todos esperaban luces verdes, en el tablero chino se encendió la luz roja. Un rebrote del COVID-19 en el principal mercado mayorista de Pekín que, el pasado sábado alcanzó su máximo y sumó más de 155 contagiados, alertó al gobierno chino y preocupó al mundo.
Y por más que el epidemiólogo jefe del Centro chino de Prevención y Control de Enfermedades (CDC), Wu Zunyou, ha declarado, según publicó el diario El País de España, que “la transmisión del virus está bajo control, con lo que la curva se irá aplanando poco a poco”, en Uruguay la alarma sonó fuerte en la mesa de la industria frigorífica, dado que China “ha actuado rápido para minimizar el impacto”, dijo Wu, y se iniciaron intensos controles de alimentos importados en los puertos del país asiático.
Para Marcelo Secco, presidente de la Asociación de la Industria Frigorífica del Uruguay (Adifu) y CEO de Marfrig para el Cono Sur, las inspecciones comunicadas por comerciales de la empresa en Asia y clientes chinos generaron preocupación por “posibles demoras y encarecimiento de la logística” de la carne bovina.
Es que el transporte marítimo no se ha podido poner de pie luego del revolcón del Coronavirus, a tal punto que muchos envíos de carne salieron del puerto de Montevideo en barcos más lentos, lo que implica varios días más de viaje. Y se suma que al llegar nadie sabe cómo se inspecciona el producto, cuánto tiempo demora el monitoreo y qué medida va a tomar el gobierno de Xi Jinping ante un caso positivo: ¿se devuelve el contenedor o se destruye?
Las primeras informaciones indicaron que la explosión del Coronavirus se generó por un salmón importado de Noruega. Este dato provocó que China suspenda temporalmente las importaciones del salmón europeo y se retire el producto del mercado. Según consignó La Vanguardia, Noruega confirmó el pasado miércoles que, junto a China, han concluido que el salmón noruego no fue la causa del rebrote del virus.
En esa línea, ayer el Centro Nacional de Evaluación de Riesgos de Inocuidad Alimentaria anunció en conferencia de prensa que las carnes y pescados importados ya se pueden consumir y comprar sin problema. Según difundió el ayuntamiento de Pekín, solo hay que tener cuidado con los alimentos importados cuando se lavan y cortan en casa, además sugieren que se cocinen bien antes de comer. Consultado al sector exportador, al momento se desconoce si continúan los controles sanitarios en los puertos.
Mientras tanto en Uruguay, la Cancillería está evaluando cómo se va a avanzar para evitar los controles que se realizan para los productos nacionales en los puertos de China. Hasta el momento se desconoce el accionar.
Sin embargo, las empresas importadoras de carne encontraron una oportunidad para renegociar contratos con precios a la baja, una práctica que empieza a ser común en 2020. “Hoy los negocios de carne bovina están frenados”, confirmó Daniel Castiglioni en Valor Agregado. El broker de carnes uruguayo radicado en China afirmó que los importadores asiáticos “quieren comprar barato” y en el último mes “el precio de la tonelada bajó en US$ 1.000 y sigue el interés de renegociar”.
Por más que China registró en el acumulado del año un incremento en las importaciones de carne bovina desde Argentina, Brasil, Australia y Nueva Zelanda (Uruguay bajó los envíos, según la industria por falta de competitividad regional), post pandemia el consumo de carne “venía muy flojo y se acumuló mucho stock”, dijo Castiglioni.
Inspecciones. Hoy la atención de la industria frigorífica, y de varios integrantes del gobierno nacional, está puesta en 2.000 contenedores que están en los puertos de China, próximos a arribar o por partir con ese destino; un equivalente a US$ 200 millones.
El brote de Coronavirus en el mercado de alimentos obligó a Pekín a retroceder al nivel dos de alerta sanitaria, el segundo más alto en una escala de cuatro. Medios internacionales indican que la ciudad capital vive en un estado de semibloqueo, se cancelaron vuelos y se lanzó una campaña de desinfección y control de restaurantes y tiendas de alimentos, como a los productos importados en los puertos.
Utilizando la tecnología, las inspecciones cruzaron frontera y el miércoles el presidente del Instituto Nacional de Carnes (Inac), Fernando Mattos, confirmó que se realizaron auditorías web en Frigorífico BPU y Frigorífico La Trinidad (Oferan S.A.), este último a solicitud de China a pesar que no está habilitado para exportar a ese destino. Además de Uruguay, los controles también se desarrollaron en plantas de Argentina y Brasil.
La auditoría fue “bastante atípica”, dado que se solicitó con una anticipación no menor a 24 horas, comentó el asesor del Directorio de Frigorífico BPU, Daniel de Mattos. Pese a eso, aseguró que el control “fue satisfactorio y no hubo observaciones” de las autoridades asiáticas.
Carlos María Uriarte, ministro de Ganadería, consideró, entrevistado en Valor Agregado, que las dificultades generadas en China “se pueden convertir en una ventaja comparativa para Uruguay”, ya que “muy pocos países ofrecen la inocuidad que ofrece Uruguay”. También “haciendo hincapié en la evolución de control del Covid-19, ya que no existe ningún caso en la cadena industrial uruguaya”.
Mercado. Desde el sector industrial uruguayo entienden que la situación en China se está complicando cada vez más, donde reina la incertidumbre y algunos socios de las gremiales expresaron la intención de renegociación y/o cancelación de contratos por parte de los importadores.
Esta realidad encuentra a los frigoríficos con dificultades financieras, así lo confirmó el Inac en su informe del Novillo Tipo de mayo, y con problemas para el manejo de stock de carne. Las cámaras de las industrias enviaron una nota al Gobierno para alertar el problema y solicitar que se aceleren los contactos al más alto nivel con China.
La coyuntura de crisis “nos impone a revistar todo”, y en el puesto número uno “el acceso a mercados”, aseguró Daniel de Mattos y agregó: “Siempre decimos que accedemos a más de 100 mercados, pero hay que ver cómo accedemos, con qué cuotas y qué aranceles. Hay que revisar todo y poner una agenda acelerada de mejora en la barrera de ingreso”.
Para el Asesor del Directorio de Frigorífico BPU, Uruguay se autoimpone requisitos, como la certificación de lotes de exportación, que en total pueden sumar más de US$ 100 millones. Aspectos que también se deben analizar a la hora de hablar de la falta de competitividad con Argentina y Brasil. Por lo que consideró relevante que la cadena de la carne “se pueda sincerar” en una discusión liderada, por ejemplo, por autoridades del Gobierno.
Claramente dentro de estos temas a readaptar, en un mundo que pudo haber dado un giro en el consumo de alimentos con la pandemia, se encuentran otras preocupaciones: como la renegociación con China del tiempo mínimo de estadía del ganado en un establecimiento y así favorecer la utilización del corral, acuerdos de libre comercio para ganar posición en destinos de alto nivel como Japón, que hoy se paga algo menos de un 40% de aranceles y representa no más del 5% de las ventas totales de Uruguay; y agilizar y abaratar trámites internos que no favorecen a la competitividad.
Haciendas. A nivel local el mercado “no se afirma, aunque hay demanda”. El novillo se ubica entre US$ 3,20 y US$ 3,25 el kilo carcasa, referencia muy similar para la vaquillona, mientras que la vaca cotiza US$ 3,10 a US$ 3,12 en cuarta balanza.
El director de Bocking Negocios Rurales, Juan Bocking, comentó que “se hace difícil” salir a colocar novillos a los valores actuales, a excepción que sean lotes especiales, una categoría que hoy escasea. La colocación de vacas “es más fácil”, y lo mismo sucede con las vaquillonas para el mercado local, dado que no hay mucha oferta y el consumo interno se mantiene con estabilidad.
Para Bocking, las perspectivas del mercado para las próximas semanas “no depende de la oferta de ganado gordo”, sino que responde a la “demanda del exterior y en cómo se posicionan los frigoríficos”.